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COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

El envejecimiento de la población trae desafíos y oportunidades para todos los gobiernos. Una mayor longevidad de las personas implica una creciente demanda de seguridad social (pensiones), acceso a los servicios de salud y cuidados; sin embargo, también brinda la posibilidad de impulsar el desarrollo económico con la generación de nuevos emprendimientos, espacios laborales y una mayor contribución económica.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) resalta que el envejecimiento es un proceso que atañe tanto al sector público como al privado, en ese contexto las sociedades deben prepararse para aprovechar las nuevas oportunidades económicas con el desarrollo de servicios y productos que demandan las personas de la tercera edad.

Son varios los países que ya han comenzado a poner en el centro de la economía a la vejez, sobre todo, los europeos. Si bien, Japón fue uno de los pioneros con el “mercado de plata” (silver market) desde la década de 1970, que surgió como un concepto para abordar las necesidades de las personas de la tercera edad; recientemente, derivado del planteamiento japones, se ha popularizado la “economía plateada” o “silver economy”, en inglés.

La economía plateada, según la Comisión Europea, es toda la actividad económica que satisface las necesidades de las y los adultos mayores de 50 años y más, incluyendo los bienes y servicios que ellos compran de forma directa y la derrama económica que generan. Sin duda, es un segmento poblacional que tiene un gran peso en la economía europea, pues si se reuniera a todas las personas mayores de 50 años en un solo país, esta población podría integrar a la tercera economía más importante del mundo.

Los adultos mayores pueden reconfigurar la economía mundial en los próximos años, los pronósticos demográficos son contundentes. Estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que actualmente vivimos 20 años más que en 1960 y que la población total de adultos mayores a nivel mundial se duplicará en 2050, con respecto al año 2000. En América Latina, según estimaciones de Naciones Unidas, en el año 2030 el 17% de la población tendrá más de 60 años y en 2050 ese porcentaje llegará al 25%.

Para México este cambio será muy notorio en la próxima década. Datos del Censo de Población y Vivienda de 2020, revelaron que 27.8 millones de personas tenía 50 años o más en nuestro país, esto significa que uno de cada 5 mexicanos se ubicaba en este grupo de edad; sin embargo, se pronostica que hacia 2035 la población mayor de 50 años supere a las niñas, niños y adolescentes menores de 15 años.

Actualmente, por cada 100 niñas o niños menores de 15 años hay 48 adultos mayores. Destaca la Ciudad de México con un índice de envejecimiento más alto del país (90 adultos mayores por cada 100 niñas y niños con menos de 15 años).

El envejecimiento de la población aumenta la demanda de bienes y servicios específicos no solo de salud y vivienda. Por ejemplo, muchos tienen limitaciones funcionales y necesitan apoyo complementario, por ello crece la demanda de cuidados. Hoy, la mayor parte de este apoyo está cubierto por miles de mujeres que dejan de lado su vida laboral, no obstante, se podría abrir una nueva industria con nuevos empleos, como ha sido el caso en Corea del Sur o en Japón.

Esta generación también permite explorar nuevas oportunidades para incrementar su participación en el mercado laboral, no solo como empleados sino también como emprendedores, porque muchos cuentan con un ahorro, experiencia y conocimiento, sin duda, pueden ser generadores de empleo. Además, son personas que quieren seguir aprendiendo, podemos brindarles educación tanto en instituciones tradicionales o cursos específicos para que desarrollen nuevas habilidades y, por su puesto, debemos acercarles las nuevas tecnologías de la información y la comunicación porque estas son un facilitador de nuestra vida cotidiana; la política pública no debe perder de vista estas oportunidades para generar valor económico y social a través de la innovación, el emprendimiento y la inclusión.