AFIRMAN QUE EU DISCUTIÓ PLAN CONTRA MADURO

INTERNACIONAL

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WASHINGTON .- El Gobierno del Presidente estadounidense, Donald Trump, habría sostenido reuniones secretas con militares rebeldes de Venezuela durante 2017 para discutir sus planes de derrocar al Presidente Nicolás Maduro, según funcionarios de EU y un ex comandante militar venezolano citados por el diario The New York Times.

De acuerdo con el Times, los funcionarios estadounidenses decidieron no ayudar a los conspiradores por una serie de factores, como el hecho de que uno de los militares venezolanos involucrados en las conversaciones secretas se encontraba en la lista de funcionarios sancionados por corrupción por el Gobierno de EU.

Aunque los planes de derrocamiento se estancaron, la Administración Trump mantuvo la intención de reunirse varias veces con oficiales amotinados contra Maduro, a quien señalan como un líder cada vez más autoritario que ha arruinado la economía del país provocando escasez extrema de alimentos y medicinas.

El colapso ha desencadenado un éxodo de venezolanos por varios países de América Latina.

“Esto va aterrizar como una bomba en la región”, dijo Mari Carmen Aponte, quien se desempeñó como la principal diplomática que supervisó los asuntos en la región durante los últimos meses de la Administración de Barack Obama.

En una serie de reuniones encubiertas en el extranjero, que comenzaron en otoño de 2017 y continuaron este año, los oficiales militares informaron al Gobierno de EU que representaban a cientos de miembros de las fuerzas armadas que estaban cansadas del autoritarismo de Maduro.

Los oficiales habrían pedido a EU radios cifradas, citando la necesidad de comunicarse de forma segura, mientras desarrollaban un plan para instalar un gobierno de transición hasta que pudieran celebrarse elecciones.

Sin embargo, EU no proporcionó apoyo material y los planes se desentrañaron luego de una campaña que condujo al arresto de docenas de conspiradores.

El primer contacto establecido con los estadounidenses se habría dado a través de su Embajada en una capital europea.

Luego que esta situación fuera reportada a Washington, los funcionarios de la Casa Blanca quedaron intrigados pero a la defensiva, pues les preocupaba que la solicitud de reunión pudiera tomarse como una idea estadounidense para intervenir al país latinoamericano, según los reportes del diario.

Pero a medida que la crisis humanitaria en Venezuela empeoró durante 2017, los funcionarios estadounidenses consideraron que valía la pena correr el riesgo para tener una idea más clara de lo planes rebeldes que aspiraban a derrocar al líder.

“Después de mucha discusión acordamos que debíamos escuchar lo que tenían que decir”, informó un alto funcionario de EU.

El enviado estadounidense recibió instrucciones de asistir a las reuniones “puramente en modo de escucha”, sin estar autorizado para negociar nada en el lugar.

Fue así como tuvo lugar la primera de tres reuniones en otoño de 2017, donde el diplomático informó que los rebeldes venezolanos no parecían tener un plan detallado y habían aparecido en el encuentro con la esperanza de que EU ofreciera orientación e ideas, dijeron las autoridades.

Cabe destacar que los venezolanos nunca pidieron una intervención militar estadounidense, según el ex comandante citado por el Times.

Después de la reunión, los conspiradores consideraron un primer ataque cuando el Gobierno de Maduro suspendió los poderes del Parlamento e instaló la Asamblea Nacional Constituyente, leal al Presidente, pero abortaron el plan por temor a un derramamiento de sangre. Luego dos intentos, programados para marzo y mayo, fueron frustrados por filtraciones.

No está claro cuántos de estos detalles fueron compartidos con los funcionarios estadounidenses, pero no hay indicios de que Maduro supiera de las conversaciones entre rebeldes y estadounidenses.

El recuento de las reuniones clandestinas y las discusiones políticas proceden de entrevistas con 11 funcionarios estadounidenses actuales y anteriores, así como el ex comandante venezolano, quien afirma la existencia de al menos tres grupos distintos al interior del Ejército venezolano ha habrían conspirado contra el Presidente.

Las relaciones entre ambos países se han vuelto tensas con los años. Luego que Trump asumiera el cargo en 2016 y su Administración aumentara las sanciones contra los principales funcionarios venezolanos, incluido el propio Maduro y su vicepresidente.

A medida que la crisis empeoraba en Venezuela, los funcionarios de EU debatieron sobre los pros y contras de abrir líneas de diálogo con las facciones rebeldes de los militares.

“Dado el desmoronamiento general de las instituciones en Venezuela, existía la sensación de que, si bien no era necesariamente la respuesta, cualquier tipo de resolución democrática habría tenido que tener a los militares a bordo”, dijo Roberta Jacobson, ex Embajadora de EU en México.

“La idea de escuchar a los actores en esos lugares, sin importar cuán desagradables sean, es parte integral de la diplomacia”.

Pero cualquier que sea el razonamiento, sostener conversaciones golpistas podría desencadenar alarmas en una región con una lista de intervenciones estadounidenses, como la fallida invasión de la Bahía de Cochinos por parte del a CIA para derrocar a Fidel Castro como líder de Cuba en 1961; el golpe de estado apoyado por Estados Unidos en Chile en 1973, que condujo a la larga dictadura militar de Augusto Pinochet; y el apoyo encubierto de la Administración Reagan a los rebeldes de derecha conocidos como los contras en Nicaragua en los años ochenta.

La Casa Blanca se negó a responder preguntas sobre las conversaciones, pero a través de un comunicado resaltó que era importante entablar un diálogo con todos los venezolanos que “demuestren un deseo de democracia para traer un cambio a un país golpeado por el Gobierno de Maduro”.

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