AFORES AL ABORDAJE #JuevesDeMasColumnas @Rosariodf EN @ElFinanciero_Mx
Porque nuestro ahorro para el retiro no nos lo pueden quitar, ahora pretenden ‘administrarlo’, es decir, echar mano de los recursos para supuestamente mejorar las pensiones.
Con el engaño de que las pensiones deben ser del 100 por ciento del sueldo en activo, lo cual financieramente es imposible y no sucede en ningún país del mundo, AMLO ofrece reformas legales. Ya se acabó el fondo de estabilización para protegernos de cambios bruscos en lo internacional. Ya se tomaron los fondos de todos los fideicomisos públicos, dijo que las necesidades se atenderían vía las secretarías de Estado, pero no fue así pues nunca les transfirió recursos para atender las múltiples tareas de los fideicomisos, ni abrió los programas correspondientes. ¿A dónde fue a dar tanto dinero? A sus caprichos y corruptelas.
Hoy ya vimos las consecuencias de la desaparición del fondo para atender daños de fenómenos naturales. Acapulco, la primera víctima. El AIFA sigue operando con subsidios, y para forzar su funcionamiento, ha elevado el costo de viajar por el AICM y aumentado el TUA. No hay mantenimiento, funciona con carencias y rezagos. Creó su nueva línea aérea con aeronaves del Ejército y la llamó Mexicana de Aviación, de nuevo para amarrar incautos. Boletos más baratos, pero el transporte para llegar y salir del AIFA es más alto el costo que el vuelo.
La crisis de las pensiones la agravó el propio AMLO al negarse a aportar la parte estatal del régimen tripartita de las Afores, suprimió su obligatoriedad desde 2020. Las Afores invierten los recursos de los trabajadores en proyectos de inversión rentables y seguros para aumentar el capital del ahorro masivo obligatorio. Pero es solo el 2 por ciento del salario del trabajador y éste no alcanza para financiar el 100 por ciento de una pensión. A veces ni siquiera para un salario mínimo, por lo cual la ley obligaba al Estado a financiar por lo menos un salario mínimo a quienes no alcanzaran este monto para pensionarse o jubilarse.
De los descuentos que se realizan a los trabajadores una parte mínima va a pensiones, la mayor parte va a vivienda y otra parte a otros seguros como el médico. Subir sus aportaciones resulta complicado, pues el descuento en su conjunto es cuantioso, casi un 30 por ciento del salario. Pese a que solo el 2 por ciento va a pensiones y jubilaciones, las Afores administran más de 5.5 billones de pesos, casi 19 por ciento del PIB. Y claro que a AMLO se le hace agua la boca para meterle el diente a nuestro dinero.
Porque el ahorro nuestro no nos lo pueden quitar, ahora pretenden ‘administrarlo’, es decir, echar mano de los recursos para supuestamente mejorar las pensiones. Si realmente le interesara el tema a AMLO, primero debería volver a aportar la parte estatal a las pensiones y podría cambiar el destino de los descuentos para apoyar más a las pensiones para potenciar el ahorro. Pero no, solo quiere usar los fondos.
Las Afores tienen una serie de reglas para invertir sin poner en riesgo nuestros ahorros, si bien las variaciones del mercado nos pueden afectar o beneficiar, no se especula.
Entre las pérdidas más cuantiosas de algunas Afores están las que resultaron de financiar la construcción del NAIM que AMLO canceló y cuya deuda seguimos pagando sin tener el aeropuerto, a los inversionistas. Las decisiones de cómo invertir se toman en comités con especialistas, y se cobran comisiones que se han peleado por considerarse elevadas, por diputados y senadores. Esta crítica ha obligado a bajarlas y hacer menos lucrativo el negocio para las Afores, pero aún se conserva el crecimiento de nuestro patrimonio.
Ahora AMLO quiere tomar las decisiones de invertir nuestros ahorros, no nos los pueden quitar, pero al tomar la administración de los recursos se da en los hechos una expropiación de nuestro patrimonio. ¿Cree que AMLO va a seguir reglas? Definitivamente no. Utilizará los recursos para lo que se le ocurra, el Tren Maya, Dos Bocas, gasto público, pago de deuda pública, elecciones, becas y dádivas, en fin, nos despojará y no podrá pagar ni siquiera la pensión mínima de un salario.
El proyecto de la nueva ley aún no se conoce, pero es obvia la intención. No busca mejorar la inversión de nuestro ahorro, no sabe cómo hacerlo, ni le interesa. Quiere usar los fondos de las Afores en los proyectos que él decida, sean o no rentables, lo que nos llevará a la bancarrota, no a una mejora en las pensiones.
Desde luego que debe fortalecerse el sistema de pensiones. Actualmente muchos ahorran más para elevarla, mediante el rubro de ahorro voluntario. Así suben su aportación para tener una mejor pensión, o bien para ahorrar recursos con una tasa atractiva para financiar necesidades familiares, pago de escuelas, libros, uniformes, fiestas especiales, bodas, en fin. Pueden disponer de sus fondos cada determinado tiempo y obtienen rendimientos mayores al interés bancario. Se benefician de la masa del ahorro masivo obligatorio.
Hoy las pensiones y jubilaciones del ISSSTE y del IMSS están topadas. No importa si aportaste más fondos por un salario alto. Tienes un tope en ambos sistemas, cuando estás en el régimen original. El resto sigue la lógica del reparto entre el universo de trabajadores. Aumentar las pensiones, según estudios actuariales, requiere forzosamente de incrementar el ahorro.
AMLO no nos garantiza una administración que pueda dar intereses superiores al mercado, por el contrario, es lógico que se usará nuestros ahorros para proyectos públicos que no son lucrativos, vamos a pauperizar más las pensiones. No puede administrarlas mejor porque no hay forma de que tenga beneficios mayores a los de mercado. Y además ni escucha, ni entiende a quienes saben de economía. No hemos caído porque EU se ha devaluado; porque hay más remesas; porque entra inversión extranjera por el nearshoring; porque se mantienen empresas que el mercado nacional y de nuestros socios comerciales necesita, y porque el gobierno ha incrementado la masa salarial con los apoyos y el aumento al salario mínimo. Pero de eso a darle nuestros ahorros para que los dilapide hay un mundo de diferencia.