AGORA / MÉXICO EN 15 AÑOS #MartesDeColumnas @Laura_Rojas_ EN @Excelsior
México necesitaría crecer al menos a 4 o 5% anual de manera sostenida para lograr una mejora en las condiciones de vida de su población.
Durante casi 15 años, y a invitación de su director editorial, Pascal Beltrán del Río, Excélsior me dio la oportunidad de expresar mis ideas y opiniones sobre el desarrollo de la política y las políticas de México y del mundo a través de esta columna.
Gran parte de mi vida participé en política y como integrante del Poder Legislativo viví dos alternancias de partido en el poder; fui legisladora de gobierno, y de oposición en franca minoría; y atestigüé cómo cambia la correlación de poder cuando un presidente no tiene mayoría en el Congreso como Calderón y Peña, y cuando se tiene no sólo una mayoría, sino una supermayoría, como López Obrador. Mucho de eso está consignado en este espacio, igual que los problemas y retos del país que los actores han tratado de resolver. Quiero dedicar ésta, que será mi última columna en este diario, a recordar cómo era México cuando la empecé a escribir y cómo es ahora.
La inseguridad y la violencia han cruzado tres sexenios sin resolverse. Desde que Felipe Calderón utilizó a las FA para combatir a los narcotraficantes, el problema no sólo persiste, sino que se ha agravado, el problema no sólo no se ha resuelto, sino que se ha agravado dañando cada vez más el tejido social al incorporar a sus filas a jóvenes, incluso niños, que ven en el crimen la mejor forma de vida posible para ellos, o en la forma en la que se ha inculturizado el fenómeno del narcotráfico a través de la música e incluso de la moda. Los asesinatos aumentan cada año y nuevos estados, como Chiapas, se han sumado a la geografía del crimen. Los grupos delictivos ahora controlan también actividades lícitas, como la producción de aguacate y limón. A la violencia se ha sumado el fenómeno de la desaparición de personas, incluidos los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Otro tema recurrente ha sido el crecimiento económico de México, que en los últimos 15 años ha sido insuficiente, con un promedio de aproximadamente 2% anual. Este ritmo ha sido insuficiente para generar un impacto significativo en la reducción de la pobreza y la desigualdad. Especialistas y organismos financieros internacionales coinciden en que México necesitaría crecer al menos a 4% o 5% anual de manera sostenida para lograr una mejora sustancial en las condiciones de vida de su población.
En cuanto al combate a la pobreza y la desigualdad, es de celebrarse que en el sexenio de López Obrador cinco millones de personas salieron de la pobreza, sin embargo, el porcentaje en pobreza extrema sigue siendo el mismo que hace seis años. Además, los servicios básicos, como la salud y la educación, se deterioraron, por lo que la reducción de la pobreza y de la desigualdad sigue siendo un reto.
Hace 15 años, México construía y robustecía instituciones. Se apostó por el federalismo y por la creación de organismos constitucionales autónomos para generar límites al poder presidencial y para cumplir con las peticiones de nuestros socios comerciales de EU y europeos. Hoy hay un debate entre quienes sostienen que hay más democracia porque se han impulsado algunos mecanismos típicos de la democracia participativa, como las consultas populares, y entre quienes ven amenazada la democracia liberal, que fue el paradigma durante los sexenios anteriores. Lo que es cierto es que reformas como la judicial politizarán la justicia y desaparecerán a organismos autónomos como el Inai y la Cofece, lo cual sí genera auténtica preocupación sobre un debilitamiento de la democracia en nuestro país.
Algo que se ha logrado es el acceso de las mujeres a posiciones de poder en igualdad con los hombres al grado de que mañana tomará protesta la primera Presidenta de México, que es antecedida por presidentas del Congreso de la Unión, de la Corte, de gobernadoras y de titulares de órganos autónomos. Hoy también hay un mayor número de mujeres en posiciones de mando en las Fuerzas Armadas y de liderazgo en las empresas y la academia. Aún falta cerrar la brecha salarial y terminar con la violencia y los feminicidios, pero, sin duda, hoy las mujeres y las niñas estamos en una mejor posición que antes.