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NACIONAL

Estamos en un momento en el cual los partidos, por su desgaste, requieren de la sociedad civil y ésta no puede avanzar sin los partidos.

Tras los resultados en el Estado de México y Coahuila inicia el proceso de la elección presidencial en 2024. Violando la legislación electoral, el domingo Morena dará a conocer las reglas para la sucesión. Los aspirantes deberán renunciar a sus cargos, harán proselitismo sin debates o confrontaciones, se llevará a cabo un proceso de encuestas, quien gane encabezará la candidatura presidencial, el segundo lugar presidirá la fracción en el Senado, la tercera en la Cámara de Diputados y el cuarto ocupará cargo en el gabinete. Sin rupturas, pero con dedazo.

Fueron múltiples las irregularidades detectadas en el Estado de México cometidas por parte de militantes de Morena, pero con ocho puntos de diferencia, se cubrieron los delitos electorales en medios y redes. Falta ver el proceso. Alejandra del Moral fue una excelente candidata, trabajó y tocó fibras, redujo la distancia de encuestas de 18 a ocho puntos en dos meses. Manolo Mejía, en Coahuila, se legitimó con una elección abierta. Los gobernadores asumieron distintos roles.

Si bien 2023 marca rumbo para 2024, las cifras, si se juntan ambas elecciones, no arrojan una diferencia importante con Morena y aliados. La mayoría con 69 por ciento la tiene el PRI, 22 por ciento el PAN y 7 por ciento el PRD. Lo cierto es que no hubo entusiasmo para salir a votar. El corredor azul no acudió a las urnas. El abstencionismo volvió a ganar.

El lunes PAN, PRI y PRD anunciaron que formularían un método de elección de la candidatura presidencial con participación de la ciudadanía. No aportaron más datos, pero al parecer la cerrazón del PAN quedó atrás y se han iniciado mesas de trabajo con organizaciones de la sociedad civil. Son múltiples las organizaciones, pero quienes han tenido la capacidad de convocatoria y organización para la defensa del INE y de la SCJN han sido el Frente Cívico Nacional y Unidos. No será fácil lograr criterios uniformes para la elección de candidatura, porque en el fondo los partidos tienen sus intereses y sus candidatos. Ceder en ciertos puntos puede ponerlos en riesgo y la aversión puede prevalecer.

Estamos en un momento en el cual los partidos, por su desgaste, requieren de la sociedad civil, y en el cual la sociedad civil no puede avanzar sin los partidos. Así que pase lo que pase se debe privilegiar la mayor unidad posible en torno a la mejor candidatura. Se deben dejar atrás viejas prácticas, intereses partidistas, se debe buscar que los candidatos puedan recorrer el país y hacer proselitismo, dar sus puntos de vista, irse decantando, hasta llegar a las candidaturas más competitivas y que la ciudadanía decida.

Nunca hemos vivido un proceso de este tipo. Los partidos sí han tenido elecciones internas, pero abrir un proceso de elección presidencial a la ciudadanía es algo inédito. Riesgos existen, sin duda, pero los beneficios son mayores, porque interesar a quienes no participan en la política ayudará a mejorar la cultura política del país; a mejorar la participación y a impulsar a que la opinión pública, mediante un debate informado, decida su futuro.

Morena no es invencible. Sí hay oposición. Faltan acuerdos para avanzar en la democratización de los procesos y el tiempo se agota. Por lo menos Morena no respeta los tiempos electorales y maneja su agenda, mientras Movimiento Ciudadano esperará hasta diciembre para tomar una decisión.

Tras discusión de su congreso nacional el Frente Cívico Nacional tomó el acuerdo de continuar con su proceso de elecciones primarias para definir la candidatura presidencial. En días pasados se votó el método. Este consiste en crear un consejo ciudadano que organice la elección, integrado por personajes de honorabilidad, prestigio y experiencia. Lo presidirá Leonardo Valdés. Participarán Marco Baños, María del Carmen Alanís, Rodrigo Morales, Arturo Sánchez, Mari Claire Acosta, Federico Reyes Heroles, entre otros. Habrá una fase de diálogos entre precandidatos y reuniones, se irán eliminando los menos competitivos, mediante método digital. Hasta quedar solo unos cuantos que sean competitivos.

Posteriormente, se utilizarán métodos digitales con blindaje para que no puedan votar quienes estén en el padrón del PVEM, el PT, Morena, o sean siervos de la nación, o usen sus redes sociales a favor del gobierno. Se elaborará el padrón con todos los que quieran inscribirse. El día de la elección se podrá realizar digitalmente, previo registro, o en urnas en las principales ciudades, que se unieron a la marcha del 26 de febrero, es decir en más de 100 ciudades. Se contará con apoyo de técnicos de distintas universidades y colectivos para llevar a cabo el proceso y se abrirá un área de quejas para atenderlas.

Como ya lo comentaron Guadalupe Acosta Naranjo, Emilio Álvarez Icaza y Ana Lucía Medina con Loret de Mola, este proceso es una decisión interna del FCN. El candidato/a que resulte electo se inscribirá al proceso que definan los partidos como otro participante más para competir según las reglas que articulen partidos con otras organizaciones. No es un ejercicio que rompa con los partidos, los complementa.

Difícilmente el FCN, que nació con la idea de organizar unas elecciones primarias y que ha trabajado con otras organizaciones, que seguramente se sumarán, puede echar marcha atrás en la consulta a la ciudadanía. Cómo organicen los partidos su metodología y a los acuerdos a los que lleguen, serán respetados por el FCN que se sumará a los mismos para lograr la mayor unidad posible.

Lo que los partidos no le pueden imponer al FCN es método de elección de una candidatura propia, ya que éste mantiene su autonomía frente a los partidos y otras organizaciones, pero que se unirá a la Alianza por México con el triunfador. Así que no hay rompimiento. Hay diferencias y el FCN debe ser congruente con el llamado que le hizo a la ciudadanía para participar en la defensa de nuestra democracia. Imposible hacer a un lado la respuesta que se dio para defender al INE y a la SCJN. Ahora vamos por la defensa de nuestra democracia participativa, y como siempre, con pocos recursos, pero con personas que poseen conocimientos y experiencia, y con el entusiasmo ciudadano saldremos adelante. Por México.