CAUSAS Y AZARES / TRUMP: REMESAS, AGUACATES Y CORAJES @mfarahg #MartesDeColumnas
Si a Donald Trump lo exacerban los 60 mil millones de dólares que México tiene de superávit anual en su balanza comercial con Estados Unidos, imagine lo que debe de mortificarle enterarse de que, además, en 2017 los mexicanos que trabajan allá enviaron para acá 28 mil 770 millones de dólares.
Sí, esas mexicanas y mexicanos tan vilipendiados por él, tan amenazados por su discurso y perseguidos por sus agentes, esos hombres y mujeres migrantes han hecho llegar a sus familiares en México un monto que es ahora la principal vía de ingreso de divisas al país.
Dada la extraña percepción que de los hechos acostumbra tener Trump, pensará que esto es un saqueo, sin que le importe, probablemente, que los migrantes suelen enviar aproximadamente diez por ciento de sus ingresos, por lo que puede calcularse que generaron y gastaron allá al menos 250 mil millones de dólares, incluidos impuestos al trabajo y al consumo.
De acuerdo con algunos analistas, este histórico monto de remesas se debe al talante antiinmigrante de Trump y a sus amenazas de deportación y de gravar las remesas, así como a su discurso de que los empleos deben ser para los nativos.
Pero la causa parece ser más profunda, porque desde 2014 las remesas han aumentado de manera constante: 22,300 millones de dólares en 2013; 23,650 en 2014; 24,790 en 2015; 26,990 en 2016 y 28,770 en 2017. Es decir, si en los años anteriores se habían registrado aumentos de entre 5 y 7 por ciento, nada tiene de extraño que durante el primer año de gobierno de Trump hayan crecido 6.6 por ciento.
Más que atribuir el incremento a las amenazas del presidente vecino, parece ser que se debe al avance que han tenido en el empleo los migrantes mexicanos, así como al aumento de sus remuneraciones.
Según Jesús Cervantes, gerente de estadísticas económicas del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos, citado por El Financiero, la remuneración neta de los migrantes mexicanos que trabajan en Estados Unidos se elevó 2.5 por ciento hasta alcanzar una media de 33 mil 400 dólares al año.
Si estas cifras irritan al señor Trump, no es porque sean malas para su país, sino porque, al parecer, no ha terminado de entenderlas, del mismo modo que no ha comprendido la importancia de la fuerza de trabajo migrante.
En todo caso, si el coraje es mucho, el presidente de Estados Unidos debe mantenerse a distancia del aguacate mexicano, que este fin de semana inundó a su país, como la hace cada año, con motivo del Super Bowl, durante el cual, se calcula, se consumieron 158 millones de aguacates.
Por ello es que en enero los productores mexicanos enviaron al país del norte 84 mil toneladas de aguacate. Más aún, durante 2017 México exportó a Estados Unidos un millón 50 mil toneladas de aguacate, equivalentes a 70 por ciento de su producción anual.
Los grandes flujos de dinero entre las dos naciones, el monto creciente de las remesas y, como colofón, el enorme volumen de aguacate mexicano que consumen los estadounidenses, son muestras de que la interrelación es imparable, así como de su decisiva contribución a la dinámica económica de ambos países.
Sólo Trump se resiste a aceptarlo.
ESTÁ COLUMNA SE PUBLICA PERIÓDICAMENTE EN EL DIARIO LA RAZÓN