COMANDO EXTRANJERO ASESINA EN SU CASA AL PRESIDENTE DE HAITÍ Y SU PRIMERA DAMA

NACIONAL

PUERTO PRÍNCIPE, HAITÍ.- En la política, Jovenel Moïse siguió un camino que muchos antes que él han recorrido en América: de empresario de éxito a Presidente de la república; en su caso de Haití, la nación más pobre del hemisferio.

El 28 de noviembre de 2016, cuando se confirmó que había ganado las elecciones, desde un lujoso hotel de Puerto Príncipe, dijo: “Le hago un llamado a la juventud del país, a todos los haitianos que viven en el exterior, a todos los profesionales del país para que se comprometan a mi lado para poner al país de pie, porque Haití está de rodillas”.

El presidente de Haití, Jovenel Moïse, fue asesinado el miércoles en su casa por un comando integrado por personas extranjeras, anunció el primer ministro saliente, Claude Joseph.

La esposa del presidente resultó herida en el ataque y fue hospitalizada, dijo Joseph, quien pidió calma a la población y aseguró que la policía y el ejército se encargan de mantener el orden.

“El presidente fue asesinado en su casa por extranjeros que hablaban inglés y español”, dijo el primer ministro.

El anuncio del magnicidio lo hizo el primer ministro interino, Claude Joseph, quien calificó el ataque como “bárbaro” e “inhumano” y llamó a la población a la calma.

Moïse ha gobernado por decreto Haití, el país más pobre del continente americano, después de que las elecciones legislativas previstas para 2018 se retrasaran.

Además de la crisis política, en los últimos meses han aumentado los secuestros para pedir rescate, reflejo de la creciente influencia de las bandas armadas en el país caribeño.

Haití también se enfrenta a la pobreza crónica y a los recurrentes desastres naturales.

El presidente se enfrentó a una fuerte oposición por parte de sectores de la sociedad que consideraban su mandato ilegítimo. En los últimos cuatro años el país tuvo siete primeros ministros.

Estaba previsto que Joseph fuera sustituido esta semana tras tres meses en el cargo.

Además de las elecciones presidenciales, legislativas y locales, Haití tiene previsto celebrar un referéndum constitucional en septiembre, después de haber sido aplazado dos veces debido a la pandemia de coronavirus.

La reforma constitucional, apoyada por Moïse y destinada a reforzar el poder ejecutivo, ha sido rechazada mayoritariamente por la oposición y muchas organizaciones de la sociedad civil.

La Carta Magna actual fue redactada en 1987, tras la caída de la dictadura de Duvalier, y declara que “toda consulta popular destinada a modificar la Constitución por referéndum está formalmente prohibida”.

Los críticos aseguran que es imposible organizar una consulta debido a la inseguridad que sufre el país.

“Gobierno de base amplia”
Moïse ha sido acusado de inacción ante las múltiples crisis, y se enfrenta a una fuerte oposición por parte de sectores de la población.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Estados Unidos y Europa han pedido que se celebren elecciones legislativas y presidenciales libres y transparentes para finales de 2021.

Moïse había anunciado el lunes el nombramiento de un nuevo primer ministro, Ariel Henry, de 71 años, quien ha participado en la respuesta al coronavirus de Haití y anteriormente ocupó cargos en el gobierno en 2015 y 2016 como ministro del Interior y luego de Asuntos Sociales y Trabajo.

También fue miembro del gabinete del ministro de Sanidad entre junio de 2006 y septiembre de 2008. Seguidamente se convirtió en jefe de gabinete, cargo que ocupó hasta octubre de 2011.

A pesar de ser próximo a la oposición, el nombramiento de Henry no fue bien recibido entre sus filas, que han continuado exigiendo la dimisión del presidente.

Moise encargó a Henry “la formación de un gobierno de base amplia” para “resolver el flagrante problema de la inseguridad” y trabajar para “la celebración de elecciones generales y el referéndum”.

Pero, ¿quién fue aquel hombre que pronunció esas palabras conciliadoras pero deja un país dividido?

Empresario
Nacido en Trou du Nord, en el noreste del país, en 1968, Moïse se crió en el seno de una familia modesta en la que su madre trabajaba como costurera y comerciante y su padre trataba de llegar a fin de mes como agricultor y mecánico.
Cuando el pequeño Jovenel tenía 6 años, su familia se trasladó a Puerto Príncipe, donde el niño continuó sus estudios, que luego le permitirían ingresar a la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Quisqueya, en la capital haitiana.

Sin embargo, en lugar de convertirse en educador tras finalizar sus estudios universitarios. en 1996 Jovenel Moïse se mudó a la comuna de Port-de-Paix (en el departamento Noroeste), donde comenzó un proyecto agrícola para producir bananas orgánicas.

Así empezó el éxito empresarial que lo convertiría en “el hombre de las bananas”, como lo catapultó la prensa francófona tras convertirse en el 42° presidente de la República de Haití.

También en 1996 contrajo nupcias con una de sus compañeras de clase, Martine Joseph, quien resultó herida en el ataque. La pareja tuvo dos hijos y una hija.

Más de una década después, en 2012, el empresario creó la empresa Agritrans, con sede en la primera zona franca agrícola del país y con una plantación de alrededor de mil hectáreas.

Sus productos agrícolas se exportaban a distintos países europeos, principalmente a Alemania.

Un “outsider” de la política
Moïse era un total desconocido en la primavera de 2015, cuando el expresidente Michel Martelly lo nominó como candidato a la presidencia del partido de centroderecha Tèt Kale, que él mismo había fundado en 2012.

Una de sus cartas de presentación durante la campaña electoral haitiana fue su origen rural.

Su segunda bandera fue el éxito logrado en algunas de sus iniciativas empresariales.

Así consiguió llegarle al electorado de regiones con grandes dificultades económicas, presentándose como un ejemplo de que era posible salir adelante.

Cuando asumió la presidencia de Haití el 7 de febrero, era la primera vez que Moïse ocupaba un cargo público en su vida.

Una presidencia difícil
El tiempo de Moïse en la presidencia del país fue difícil. Se enfrentó a acusaciones de corrupción y tuvo que lidiar con olas de protestas antigubernamentales que a menudo eran violentas.

A principios de este año, otra ola de protestas generalizadas sacudieron la capital y otras ciudades del país.
La gente exigía su renuncia.

De acuerdo con la oposición haitiana, el mandato de cinco años de Moïse debería haber terminado el 7 de febrero de 2021, cinco años después de la dimisión de Martelly.

Sin embargo, Moïse alegaba que le quedaba un año más en el puesto, pues no asumió la presidencia sino hasta el 7 de febrero de 2017.

La demora de un año se debió a las acusaciones de fraude electoral que finalmente lograron que se anulara el resultado de las elecciones de 2015 y se organizaran nuevas elecciones, en las que él obtuvo la mayoría de los votos.

En entrevista exclusiva con BBC Mundo en 2019, cuando Haití atravesaba otra ola de protestas, Moïse aseguró que la solución a los problemas que atravesaba Haití residían en “la unidad, la serenidad y la calma y la convivencia”.

El 7 de febrero de este año, el día en que sus oponentes consideraban que su mandato debería haber terminado, Moïse informó que se había frustrado un “golpe de Estado para derrocar a su gobierno y asesinarlo”.

Después, en octubre de 2019, suspendió por dos años las elecciones parlamentarias. En enero de 2020 Jovenel Moïse disolvió el parlamento y empezó a gobernar por decreto.

Las elecciones para un nuevo parlamento deberían realizarse en octubre de 2021, es decir, un mes después de las presidenciales de septiembre de este año, a las que Moïse no podía presentarse.

Sin embargo, para ese mismo día, el ahora fallecido mandatario había convocado a un referendo para una nueva constitución. Aunque él decía que era para “modernizar” la Carta Magna, sus críticos sospechan que quería eliminar el artículo que impedía su reelección.

En el mismo comunicado en el que anunció la muerte de Moïse, el primer ministro interino Claude Joseph aseguró que se “han tomado todas las medidas para garantizar la continuidad” del Estado haitiano.