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COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

Por Gustavo Rentería*

Este primer semestre de la denominada Cuarta Transformación tiene un gran parecido al mes de junio del año pasado: los mexicanos seguimos confrontados y vivimos polarizados, en torno a la figura del hoy Presidente de la República.

 

Quienes lo defendieron como luchador social, quienes veían en él al hombre que podría cambiar a la nación, lo siguen viendo como un titular de Ejecutivo que va contra corriente, nadando en el mar de la corrupción y lo establecido.

 

Seguramente hay por ahí algunos arrepentidos, pero la verdad son muy pocos, según lo que revelan las encuestas serias.

 

Por otra parte están los que han visto al de Macuspana como el Chávez o Maduro del norte del continente, los que se rasgan las vestiduras por todo lo que leen en Face Book y Twitter. Les da grima y hasta urticaria ver a los hijos, sin prendas caras, y casi vomitan ver a su primer mandatario comiendo puchero, cerdo con verdolagas o bebiendo café de Oxxo.

 

Así será todo el sexenio, y en las elecciones que se aproximan (Puebla, Baja California) será idéntico: los que defienden a ultranza el pasado contra los que gritan que López es el hombre que todo lo cambiará. Morena para los segundos es lo máximo; para los primeros obviamente basura.

 

¿Cómo llegamos a tal polarización?

 

La respuesta es sencilla: Andrés Manuel López Obrador con un lenguaje muy sencillo logró transmitirle a los ciudadanos -durante largos 18 años- que todos los males del país fueron producto de la corrupción.

 

En cierta medida tiene razón, pero logró escalar el tema a la discusión familiar, a los debates en medios tradicionales y a las “benditas redes

sociales .” Así estamos hoy: los que no defienden a AMLO son parte de la corrupción; los que lo aplauden se dicen limpios.

 

!En política no hay blanco y negro, claro¡ Pero el nuevo gobierno logró fundir un movimiento certero que así todo lo ve.

 

Las “mañaneras” sirven para lanzar mensajes y también para disparar dardos envenenados, más allá de dictar la agenda del día. Y claro, demuestra que el Jefe de Estado está levantado desde muy temprano trabajando, mientras sus antecesores aparecían a las 12 del día.

 

Por ejemplo, de todo lo anterior expuesto aquí: AMLO muy temprano lanó la idea de que es inmoral que los expresidentes Zedillo y Calderón hayan trabajado en empresas extranjeras cuando finalizaron sus respectivos gobiernos, organizaciones con las cuales se relacionaron con sus administraciones.

 

Más allá del ofrecimiento de disculpas, le dijo al pueblo de México que los otros son bien transas y que él es modesto y que hará todo por combatir la corrupción.

 

En fin, así será todo el sexenio: unos que aman a su presidente y otros tantos que lo odian. Con Morena no hay medias tintas.

 

*Periodista, editor y radiodifusor

@GustavoRenteria

www.GustavoRenteria.mx

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