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COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

El Frente Cívico Nacional, ante la indefinición de los partidos, decidió elegir un candidato de la sociedad civil.

Cuando una decisión depende de un solo hombre, muchas veces se equivoca. Tomar decisiones colegiadas, en donde todos ponen algo para lograr un fin específico, es un proceso complicado y riesgoso. ¿Cuánto vale una alianza? No lo que cada uno aporta, es la diferencia entre ganar o perder, así que no importa cuántos puntos tengas. Todo suma. Falta Movimiento Ciudadano.

El Frente Cívico Nacional (FCN), ante la indefinición de los partidos decidió elegir un candidato de la sociedad civil; con órganos electorales de ciudadanos destacados, un padrón de quienes se inscribieran, con los candidatos que lo desearan, y un proceso de votación digital y en urnas. El triunfador se inscribiría al proceso que los partidos establecieran. Al comentarlo con los partidos cambió la dinámica; se reflexionó, este proceso era un reto a los partidos y sus procesos. Ahí se inició un complicado acercamiento para tratar de unir en un solo ejercicio a partidos y sociedad civil.

Por eso la renuncia de los consejeros ciudadanos electorales al proceso inicial del FCN. Cada quien tomará su decisión y espero ver a muchos participando.

Elegir en urnas es un proceso inédito, con riesgos, por lo cual se va a complementar con sondeos de opinión que validen resultados, y eviten que la militancia partidista prevalezca en la elección. Elegir un órgano electoral mayoritariamente ciudadano fue otro logro. Tendrán voto de calidad. Organizar un observatorio ciudadano encargado de dar seguimiento y recibir quejas, valorarlas y estar al pendiente del proceso, es otro avance. Realizar foros para dialogar sobre propuestas es básico para que la ciudadanía conozca a los aspirantes. El requisito de 150 mil firmas para registro fue muy debatido, pero se aceptó como primer filtro.

En resumen, entre las encuestas del “dedito” de AMLO y su simulación, hay muchas diferencias. Mientras “las corcholatas” dilapidan recursos públicos, los interesados en participar con la Alianza no gastarán en propaganda, ni en publicidad pagada, solo usarán redes, foros, encuentros con organizaciones, es un proceso austero y que da oportunidad a todos. La prohibición de Morena y aliados de no ir a ciertos medios de comunicación, es una regla que no aplica para la Alianza. Se busca la mayor difusión posible.

Hay un tema de legalidad importante. Mientras Morena crea, sin bases, un movimiento de defensa de la 4T, burlando leyes y estatutos, la Alianza optó por apegarse a la figura de Frente Partidario, que está en el artículo 41 constitucional, y en la ley electoral. El INE podrá fiscalizar sin problema todo el proceso, con transparencia.

Otra diferencia son los diálogos. Morena ha prohibido debates entre sus corcholatas. La Alianza abrirá foros para que todos puedan plantear su proyecto de país y los medios para alcanzarlo. No se teme a la pluralidad, se pone en práctica.

Hay tres fases, aún en construcción simultánea por acuerdos colegiados. La primera es la recolección de las firmas. Se hará en una aplicación y de inmediato el nombre quedará registrado en un padrón base cero. Todas las firmas seguirán ese proceso, se registren o no todos los ciudadanos. Habrá desde luego ciudadanos con partido y otros sin partido, pero el que gane tendrá el apoyo de todos. Tú puedes regístrate en la aplicación aunque no tengas candidato, y decidir en el curso del proceso. El padrón quedará abierto hasta días antes de la votación. Habrá filtros en esa plataforma. La segunda fase, ya registrados los contendientes, participarán en un foro para plantear su propuesta de país, y mediante sondeo de quienes lo vean, se eliminarán hasta quedar tres finalistas. Inicia la tercera fase, donde se recorrerá el país y se harán cinco mesas temáticas de diálogo, una por circunscripción y se harán sondeos de opinión por los tres partidos.  De inmediato se pasa a la votación en los 300 distritos electorales, con centros de votación, y se considera aún el voto electrónico, pues se evalúa potencial y a la vez, riesgos.

Al finalizar, entre los sondeos y la elección, el órgano electoral de mayoría ciudadana decidirá quién es el ganador para encabezar la creación del Frente Partidista. Por tanto, los contrastes en cuanto a medios, participación ciudadana, austeridad, máxima difusión, legalidad, diálogos entre contendientes, contrastan con el proceso de Morena y aliados, que sí es una simulación fuera de la legalidad. Difícil que el INE se pronuncie sobre campañas adelantadas y deje a Morena sin candidatos. La Alianza, en cambio, cuida todos los aspectos. El gasto para el proceso lo pondrán los partidos de su gasto corriente y no incluye gasto público o donaciones fuera de ley.

Hay críticas, porque no todos los detalles y fechas están listos, hay dudas, algo normal frente a lo inédito. Pero lo que dará vida al proceso es la participación ciudadana, y se es ciudadano cuando se ejerce el voto. Habrá quienes, como Lily Téllez, ante las reglas y complicaciones del proceso, y sin redes o estructura, les sea imposible juntar las firmas y es mejor retirarse.

Los criticados dirigentes de los partidos políticos cedieron en la forma de ejercer sus prerrogativas. Quizá fue Marko Cortés quien enfrentó más complicaciones en el PAN, muy tradicional en sus acuerdos. Jesús Zambrano y el PRD siempre apoyaron decididamente la participación ciudadana y de no darse podría haber sido punto de quiebre. Alejandro Moreno, Alito, fue bisagra en acercar posiciones y atemperar diferencias, en una labor de construcción secundada por todos, y Guadalupe Acosta Naranjo, FCN, y otras organizaciones, fueron firmes en impulsar la participación ciudadana. Todos fueron los pilares de este cambio. Las decisiones colegiadas son más complicadas, pero dan mejores resultados.

Falta Movimiento Ciudadano en esta Alianza. No va a ganar la presidencial. Esperar a diciembre es decidir si seguirá la labor de esquirol o se unirá al proyecto democrático. Como le dijo Luz Lajous, no puede ser un traidor a la patria.

En tanto el que se siente Presidente, en su Palacio, descalifica el proceso, no resuelve seguridad, empleo, economía, salud, medicamentos y todo lo que tiene que ver con gobernar. Siempre en campaña, busca afianzar un régimen autoritario.

Por eso la Alianza busca cambiar el gobierno de un solo hombre por un gobierno de coalición, que acote al Ejecutivo, donde las decisiones sean colegiadas y se basen en información científica y comprobable, será la que gane los debates en beneficio de todos. Habrá mayor participación ciudadana en los programas y vamos a reconstruir el país. Será la pluralidad en acción en el Congreso y en el Ejecutivo la base de las decisiones, con participación social. Entraremos así a una nueva etapa de la historia democrática de México.