DE FRENTE Y DE PERIL: RAMÓN ZURITA SAHAGÚN / LAS DIFERENCIAS DEL PODER @RevistaPersonae
Las diferencias son abismales. Los que ayer aplaudían hoy protestan. Los que protestaban en el pasado, hoy aplauden. La alegría de hace seis años hoy es melancolía, pesar y malestar. El que representaba esperanza ahora solamente recibe reproches y hasta repudio.
Así culminó un sexenio que alimentó ilusiones y muchas expectativas, donde el cinismo, la mentira, el abuso, la simulación y la impunidad dejaron signos ominosos del poder.
Hace seis años, todo era alegría, la misma que produce el arribo del nuevo Presidente Andrés Manuel López Obrador, el que asegura “no tengo derecho a fallarle al pueblo”.
Y es que los Presidentes al inicio de su administración despiertan optimismo con sus promesas de gobierno y lo único que diferencia al actual de los otros, es la respuesta masiva en las urnas.
El sábado en la Cámara de Diputados se vivieron los nuevos tiempos del poder, donde el viejo régimen y los rituales del pasado, parecen haber quedado sepultados en el ostracismo.
Se presentó una variante del nuevo Ejecutivo, el que fiel a lo ofrecido se manejó con la misma austeridad de siempre. Viajó en un vehículo compacto, sedán, no de lujo, aunque si protegido por elementos del Ejército que se sumaron a su comitiva. Dejó que se acercarán los ciudadanos a su transporte, saludó a quienes lo requerían y luego se sumó al festejo popular.
Claro que su discurso de toma de posesión no satisfizo en algunos sectores y recibió severas críticas, al considerarlo como parte de una campaña que ya quedó atrás.
Ya investido como Presidente veremos si Andrés Manuel López Obrador cumple con sus promesas de campaña y de su discurso de toma de posesión, si responde en el terreno de los hechos, ya que la confianza generada es sumamente amplia.
Por lo pronto su crítica a los gobiernos pasados, le hacen aprender de ellos y no cometer sus propios errores, llevando a la práctica sus preceptos.
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