DE FRENTE Y DE PERIL / RAMÓN ZURITA SAHAGÚN / PREDICAR CON EL EJEMPLO @RevistaPersonae
No fue renuncia, fue recomendación presidencial la salida de Josefa González Ortiz de la secretaría de Medio Ambiente, en lo que algunos consideran una crisis de gabinete a seis meses de que Andrés Manuel López Obrador asumió el gobierno de México.
Lo ocurrido con la hija de José Patrocinio González Garrido fue un exceso de los que siempre se han acostumbrado entre los gobernantes y políticos mexicanos que al ser ventilado en las “benditas redes sociales” propició su salida de un cargo en que no estaba cómoda.
Creyendo, tal vez, que se encontraba todavía en los tiempos en que su padre fue gobernador de Chiapas y secretario de Gobernación o en los que su abuelo (Salomón González Blanco) fue el eterno secretario del Trabajo y gobernador de Chiapas o que su tío (Tomás Garrido Canabal, hermano de su mamá) se constituyó en el cacique de Tabasco o su otro abuelo (Antonio Ortiz Mena) fue director del Seguro Social y secretario de Hacienda, Josefa consideró adecuado retener el vuelo de un avión, hasta que ella llegase, sin importar el trastorno que causaba.
El asunto se convirtió en viral en las redes sociales, ya que el piloto decidió compartir con los pasajeros las razones del retraso del vuelo, por lo que Josefa decidió compartir con el Ejecutivo federal lo que debía hacer y éste le sugirió presentar su renuncia.
Josefa nunca se sintió cómoda como titular de SEMARNAT y como expuso Germán Martínez Chazares en su carta de renuncia (él si renunció), tampoco estaba conforme con los recortes sufridos en su dependencia y el relegamiento de que era objeto en decisiones trascendentales inherentes a su dependencia.
La titular de SEMARNAT fue presentada en sociedad en Palenque, Chiapas, durante el inicio de la campaña a gobernador de Rutilio Cruz Escandón y es que en ese sitio hizo su fama como ambientalista, al poseer un parque dedicado al Proyecto de Conservación, Rescate y Reintroducción de la Vida Silvestre en el Parque Nacional Los Aluxes.
Y con todo y su discutida renuncia o despido anticipado, lejos está de representar un golpe duro en la línea de flotación del actual gobierno, ni mucho menos generar una crisis de gabinete.
Los enfrentamientos entre funcionarios de primer nivel siempre han estado presentes en las administraciones presidenciales, si causar mella dentro del accionar del gobierno.
Dos son los más ejemplificantes: el primero sucedió cuando Lázaro Cárdenas decidió expulsar del país a Plutarco Elías Calles y con ello cuestionó a su gabinete los que estaban con él se quedarían los que preferían a Calles renunciarían. Así sucedió y se realizó el reacomodo y salida de funcionarios.
El segundo ocurrió en los tiempos del gobierno de José López Portillo. Julio Rodolfo Moctezuma y Carlos Tello, vivían de la greña, por lo que el Presidente decidió darle las gracias a su secretario de Hacienda y al de Programación y Presupuesto, al mismo tiempo. Unos días después procedió igual con el de Educación Pública, Porfirio Muñoz Ledo y a tres años de su gobierno sacudió al de Gobernación, Jesús Reyes Heroles; al de Relaciones Exteriores, Santiago Roel y otra vez al de Programación, Ricardo García Sainz.
Fueron épicos los enfrentamientos de entonces entre Reyes Heroles y Hank, así como los de Oteyza y Díaz Serrano y muchos más, así que no vivimos nada nuevo ni sorprendente.
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