DE FRENTE Y DE PERIL: RAMÓN ZURITA SAHAGÚN / ¿RUMORES E INFUNDIOS? @RevistaPersonae
Varios han sido los Presidentes de la República que han sido señalados por la maledicencia como responsables de crímenes sucedidos durante su mandato, aunque no se confirmó la acusación soltada al aire, ni se investigó siquiera su posible responsabilidad.
Las acusaciones fueron versiones y rumores que quedaron simplemente en eso y no prosperaron, aunque algunas de ellas superaron las barreras del tiempo y se mantienen en la mente de algunos que todavía sostienes dichas hipótesis.
Varios de esos Presidentes soportaron que les fueran coreados los gritos de “asesinos” de esos eventos, aunque ninguno de ellos tuvo una reacción virulenta como la del actual Ejecutivo federal, (consideró esas voces como provenientes de neofascistas) que responsabilizan a su administración del percance en que perdieron la vida la gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso, el senador Rafael Moreno Valle y otras tres personas.
En el caso de los Presidentes de México no se presentaron acusaciones formales sobre las especulaciones y rumores que circularon profusamente sobre el asesinato del líder campesino Rubén Jaramillo, durante la gestión de Adolfo López Mateos.
Gustavo Díaz Ordaz, recibió rechiflas y gritos de asesino, por la represalia contra estudiantes en el 68, que terminó en la masacre del dos de octubre.
Luis Echeverría recibió el clásico portazo y recriminaciones durante el sepelio del empresario Eugenio Garza Sada, quien fue asesinado en un intento de secuestro.
Carlos Salinas fue increpado y responsabilizado del asesinato del entonces candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio.
Finalmente, Enrique Peña Nieto escucho gritos de asesino en diversas ocasiones, como presunto responsables de la desaparición y asesinato de 43 estudiantes de la escuela de maestros de Ayotzinapa.
Todos ellos guardaron mesura y no entraron en dimes y diretes con los increpadores.
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