DE LECHE CON HECES, A AGUA CON GASOLINA #JuevesDeMasColumnas @adrianrueda EN @Excelsior
Si cuando era diputado a Martí Batres no le importó repartir leche contaminada con heces entre la gente más pobre de la capital, ¿por qué demonios le habría de preocupar ahora que los vecinos de la alcaldía Benito Juárez tomen agua con olor a gasolina?
Desde hace varias semanas, habitantes del poniente de esa alcaldía denunciaron que de sus llaves salía agua con olor a combustible y gotas de grasa, por lo que exigieron la intervención del gobierno capitalino.
En respuesta, Batres descartó casi de inmediato que el agua estuviera contaminada, incluso sugirió que la culpa podría ser de los vecinos, por no mantener limpias sus cisternas. Pateó el bote durante semanas, hasta que los afectados bloquearon en protesta la avenida Insurgentes.
Fue entonces que, a regañadientes, pidió al Sistema de Aguas de la Ciudad de México hacer una revisión, y el primer resultado que le dieron es que el agua estaba limpia, lo que molestó aún más a los denunciantes.
Como se trata de una zona panista, el jefe de Gobierno sustituto dio por hecho que se trataba de una grilla debido a los tiempos electorales… hasta que tronó el cuete y se vio obligado a entrarle.
De intentar culpar a los vecinos, pasó a decir que el problema es un tanque ubicado en la alcaldía Álvaro Obregón, que surte a varias colonias del poniente de la Benito Juárez.
Pero el alcalde Jaime Mata Salas, quien sustituyó a Santiago Taboada, rechazó esa versión, y dijo que, según los documentos que el gobierno les entregó, el tanque que cita Batres no surte a la BJ, sino tres tanques ubicados dentro de la propia demarcación.
Vaya puntería la de Martí, pues en plena crisis de agua no ha tenido empatía con los vecinos, e independientemente de la gravedad del caso, no debe olvidar que las campañas están en pleno apogeo.
Pero qué se puede esperar de quien, sin escrúpulos, repartía leche contaminada con heces fecales a los pobres de la ciudad, a cambio de que se inscribieran en un programa de abasto popular del PRD, por el que debían votar.
Quienes no conocen bien el caso, habría que recordarles que, en 1999, durante el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas en el DF, un grupo de diputados del PRD encabezados por Batres, vendían la supuesta Leche Betty, a 2.50 pesos el litro, que era la mitad del precio en el mercado.
Una veintena de legisladores repartía el lácteo en varias colonias, y los beneficiarios tenían que presentar su credencial de elector, copias de su acta de nacimiento y las de sus familiares, además de llenar un formato con el escudo de la Asamblea Legislativa del DF.
Un examen de laboratorio hecho por Liconsa, la distribuidora oficial del gobierno, reveló que, además de carecer de nutrientes, la Leche Betty estaba contaminada con heces fecales. Para colmo, los litros eran de 940 mililitros.
En ese tiempo el presidente del PRD capitalino era el hoy alcalde de Iztacalco, Armando Quintero, quien intentó lavarse las manos enviando una muestra del producto lácteo a la Procuraduría Federal del Consumidor, para otro análisis.
El dictamen fue: “Este producto no debe ser consumido por seres humanos”.
Si así era con la leche, qué se puede esperar de Batres con el agua ahora que está al frente del gobierno.
CENTAVITOS
Por cierto, en este tema se quieren montar varios partidos, cuando en realidad —cuentan los propios vecinos— quien desde el principio tomó el asunto en sus manos fue el diputado federal Luis Mendoza, quien hoy aspira a gobernar la alcaldía por el PAN.