DEMORA 2 AÑOS REHABILITACIÓN DE ESCUELAS

NACIONAL

CIUDAD DE MEXICO .- El abandono a las escuelas del Centro Histórico, cuyos muros tienen más de un siglo de antigüedad, ha llevado a unos 3 mil alumnos a ser reubicados en otros planteles.

Tras casi dos años de batallar con la burocracia para la liberación de 140 millones de pesos del Fondo de Aportaciones Múltiples, la rehabilitación de 22 escuelas inició entre julio y agosto de este año a cargo del Instituto Local de la Infraestructura Física Educativa (ILIFE).

Estas instituciones están ubicadas en inmuebles patrimoniales, protegidos por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

En uno de los cuatro edificios de la Secundaria No. 11 “Adriana García Corral”, los salones han albergado polvo en lugar de alumnos durante los últimos siete años, cuando se detectó daño estructural.

Sin embargo, un mes antes del 19S, todos los estudiantes fueron desalojados.

Rosalba Espino ha pedido a autoridades federales y locales el rescate de la escuela de su hijo, quien fue transferido a la Secundaria No. 16 “Pedro Díaz”, en Tlatelolco.

“Están sufriendo por el espacio y cuando llueve el agua se les mete a los niños. Los sacaron de un espacio que está dañado y allá también padecen”, dijo.

Ahora, el cambio de administración vuelve a traer incertidumbre sobre si el próximo año podrán regresar los niños a sus colegios.

“Es importante darle seguimiento (…) si no tenemos infraestructura de calidad, espacios seguros, entonces no vamos a tener buenos estudiantes”, afirmó Tania Libertad Argumedo, Coordinadora Territorial en la Alcaldía Cuauhtémoc.

Las obras deberán concluirse entre julio y agosto de 2019, de acuerdo a los contratos, aunque padres y maestros piden mayor vigilancia por parte del ILIFE.

“Se necesita reparar una grieta y ellos cambian la cancelería y además la ponen mal como el caso de la Alfredo E. Uruchurtu. Las caídas de agua están mal puestas en la Pablo Moreno porque se encharca la escuela.

“En la Miguel Serrano dos años antes de que ese techo colapsara se supone que lo arreglaron y luego por la lluvia se vino abajo. En lugar de dar seguridad luego aparecen vicios ocultos y uno le ruega a Dios que no vuelva a temblar”, señaló Mónica Porcayo Fabián, supervisora de zona.

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