DESTRUYE LLUVIA TAPETES DE HUAMANTLA
HUAMANTLA, MEXICO .- Trabajaron más de seis horas en la confección de decenas de tapetes de aserrín y flores sobre las calles. esperaron la procesión de la virgen de La Caridad, y justo cuando el carruaje con su imagen salía de la iglesia, los artesanos vieron como la lluvia deshizo su obra.
Las calles se convirtieron en pequeños arroyos de colores que arrastraban el aserrín y las flores que los vecinos de este Pueblo Mágico ofrendan cada año a la virgen durante La Noche que Nadie Duerme.
“Se queda uno decepcionado, porque ya le avanzamos, ya terminamos, llega el agua y se lleva todo”, expresó Heriberto Saldaña, alfombrista.
La Noche que Nadie Duerme es una tradición centenaria de Tlaxcala en la que los habitantes de Huamantla tapizan las calles del primer cuadro de la ciudad para un procesión de su santa patrona, engalanada con un vestido bordado en oro a bordo de un carruaje.
La fiesta es cada 14 de agosto para amanecer el 15, cuando todos los caminos conducen a Huamantla, y todas las calles de esta ciudad se colorean.
A primera hora de este miércoles, una ligera pero persistente lluvia sorprendió a los miles de turistas locales, nacionales y extranjeros que llegaron para admirar el arte efímero.
“Esto es hermoso, yo vine para saber cómo es La Noche en que Nadie Duerme y también para conocer a la virgen, es hermoso, me voy sorprendida”, expresó Julieta Hernández, quien llegó de Hidalgo.
Más asombrados se fueron de Huamantla, después de observar que lo que llevó entre seis y ocho horas de trabajo, y hasta tres meses de preparación, se deshizo en menos de 10 minutos por las corrientes de agua.
La virgen, entre la lluvia, recorrió a paso veloz el parque y lo que quedaba de las alfombras que confeccionaron para ella.
Aunque la mayoría se destruyó, algunas pudieron libraron los estragos porque estaban sobre calles planas.
Según los lugareños hacía por lo menos 10 años que no ocurría algo así.
Heriberto Saldaña elaboró un tapete de 200 metros de largo sobre la calle Juárez y aunque la lluvia solo destruyó la orilla, estuvo a punto de llorar porque lo hizo con dedicatoria para la virgen.
“Hubo un año que sí llovió y se llevó todo, ya no es cosa de nosotros, ya es del tiempo, aunque con lo poco que quede pasa la virgen, no interrumpe su recorrido”, expresó.
A las 00:00 horas del miércoles salió en su carruaje y regresó a su templo a las 7:00 horas del mismo día, cumpliendo el nombre de la tradición, dejando en vela a todos en Huamantla.