#DiaDelNutriologo: UNA DIETA SALUDABLE SATISFACE NECESIDADES BIOLÓGICAS, PSICOLÓGICAS Y CULTURALES: @ISSSTE_mx

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Ciudad de México, CDMX, MX.- Educar a las y los mexicanos en mejorar sus hábitos de alimentación, y contribuir a mantener un buen estado de salud, además de prevenir obesidad y enfermedades crónicas, es el reto más importante de las y los nutriólogos del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) en el modelo de salud preventivo.

Con motivo del Día de la Nutrióloga y el Nutriólogo, el director general del instituto, Pedro Zenteno Santaella, felicitó y reconoció la gran labor que desarrollan en el ámbito de la atención primaria a la salud, y su contribución en la estrategia de prevención y control de sobrepeso, obesidad, diabetes e hipertensión, donde los problemas de exceso en la ingesta de grasas, azúcares y carbohidratos, son factores de riesgo muy importantes.

El Anuario Estadístico 2021 del instituto bit.ly/3R9eLQi reportó que ese año se brindaron 229 mil 487 consultas en los servicios de nutrición de las unidades médicas.

El instituto también contribuye a la formación de recursos humanos profesionales en nutrición de alta calidad, a través de la Escuela de Dietética y Nutrición (EDN), cuyo programa académico de Licenciatura en Nutriología mantiene la acreditación del Consejo Nacional para la Calidad de Programas Educativos en Nutriología, A.C. (Concapren), por 14 años consecutivos.

En 2022, el Centro de Dietética y Nutrición acercó los servicios de estos profesionales de la salud a derechohabientes y público en general, atendiendo a mil 707 pacientes; cualquier persona puede solicitar información y agendar una cita a los teléfonos: 55 5606 4018, 55 5606 0532, 55 5665 8056 y 55 5666 7278 ext.118.

En el marco de la campaña de alimentación saludable, impulsada por el gobierno de México, la EDN del Issste promueve que una dieta saludable es aquella que satisface no sólo las necesidades biológicas de las personas, sino también las psicológicas y culturales, además de estar al alcance de su capacidad económica, señaló la subdirectora de Niveles Académicos, María Guadalupe Solis Díaz.

“En la selección de alimentos influyen factores como el afectivo, que es aquello que desde la niñez nos daban en reuniones familiares, cierto tipo de guisado, un arroz con leche, etcétera. La experiencia personal de hábitos, al compartir los alimentos, siempre va a ser parte de lo que une a la familia, por lo que es muy importante tomarlos en cuenta a la hora de elaborar una dieta saludable. Lo importante es comer de manera equilibrada y sin excesos”, puntualizó.

Como parte del breviario de sugerencias para lograr una alimentación saludable, la maestra en nutrición recomendó:

– Elaborar una lista semanal para la compra de los alimentos, basada en menús que contengan todos los grupos de nutrientes del Plato del Bien Comer: frutas y verduras que aportan vitaminas, minerales y fibra; fuentes de proteína como carnes, productos de origen animal; leguminosas y semillas, y cereales que aportan energía. Esta medida ayuda a que en cada tiempo de comida nuestra dieta sea equilibrada.
– Consumir preferentemente productos perecederos, naturales, frescos y con más valor nutricional, además de evitar los envasados o enlatados.
– Almacenar adecuadamente los productos en el refrigerador o alacena e irlos rotando para dar variedad a la dieta.

Destacó la importancia de evitar el consumo de comida denominada “chatarra”, es decir, aquellos productos ultraprocesados que, para mantener larga vida en los anaqueles, se les adicionan conservadores en altas cantidades de grasa, sodio o azúcares, de manera que aún al consumir pequeñas porciones de ellos ingerimos altas concentraciones de estos ingredientes, lo cual se ha demostrado que es dañino.

Recomendó revisar las etiquetas negras que informan cuando los productos contienen exceso de calorías, grasas saturadas, grasas trans, azúcar y sodio, que en alta concentración perjudican la salud.

Enfatizó la importancia de que una dieta adecuada vaya acompañada de la práctica cotidiana de ejercicio o activación física, 30 minutos diarios por cinco días a la semana, como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).