DIGITALIZACIÓN Y CIBERSEGURIDAD @JaArturovazquez #JuevesDeMasColumnas EN mimorelia.com

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

La digitalización tiene un impacto de gran trascendencia en el desarrollo económico y social de los países. Ejemplo de ello son los programas de educación a distancia, la telemedicina, incluso, las ciudades inteligentes y los pagos electrónicos que permiten que la población en situación de marginación tenga acceso a servicios financieros.

Es un sector en constante crecimiento. De acuerdo con el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), la economía digital representa más del 15% del Producto Interno Bruto del planeta y se estima que en la próxima década 70% del nuevo valor creado en la economía se basará en plataformas habilitadas digitalmente.

Sin embargo, la digitalización también plantea desafíos considerables. En primer lugar, mayores inversiones para cerrar la brecha tecnológica entre países y regiones; en segundo lugar, asegurar que todas las personas, sin importar su contexto socioeconómico y geográfico, tengan la oportunidad de aprovechar las herramientas digitales, y en tercer lugar, es necesario implementar acciones contra los delitos cibernéticos.

Nuevas tecnologías como el Internet de las Cosas (IoT), la robótica o la Inteligencia Artificial (IA), que antes parecían inaccesibles, hoy tienen un impacto muy importante en la industria, la logística, la banca y la gobernanza de las ciudades.

En el sector financiero, cada vez es más común que los bancos comerciales adopten nuevas tecnologías para ofrecer servicios y puedan llegar a sus clientes a través de plataformas en línea o mediante un teléfono inteligente, lo que ha dado lugar a nuevos modelos de banca electrónica y móvil.

Las ciudades modernas también están experimentando una transformación sin precedentes, al buscar aprovechar la tecnología para mejorar la calidad de vida de las personas. De las diez principales ciudades inteligentes, cinco son europeas, tres norteamericanas y dos asiáticas.  En América Latina sobresalen Santiago, Buenos Aires, Montevideo y la Ciudad de México, el ranking de calificación de ciudades inteligentes según un estudio publicado recientemente por la escuela de negocios de la Universidad de Navarra.

México muestra un avance importante. Tan solo el comercio electrónico contribuye con el 5.9% al PIB nacional, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Nos ubicamos en el top 15 mundial de instalaciones de robots industriales en 2022, consolidándose como líder en América Latina y ocupando el segundo lugar en el continente americano, únicamente superado por Estados Unidos. En el sector financiero, un estudio de Santander reveló que el ecosistema Fintech – empresas que usan la tecnología para brindar servicios financieros- no solo es el más dinámico en Latinoamérica, sino también es la fuente de 3,600 empleos directos y beneficia a más de 4.5 millones de usuarios registrados en sus servicios.

Tenemos gran potencial para el desarrollo de ciudades inteligentes, a partir del uso eficiente de tecnología e ideas innovadoras. Nuestro país cuenta con cuatro lugares reconocidos como potenciales ciudades inteligentes por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID): Ciudad Maderas en Querétaro, Ciudad Creativa Digital y Tequila Inteligente, en Jalisco, y Smart City, en Puebla.

Si bien hay varios aspectos positivos del avance tecnológico, lo cierto es que también han crecido los delitos cibernéticos como el fraude financiero, la suplantación de identidad, la pérdida de información y las extorsiones. De acuerdo con una encuesta realizada por Microsoft, nuestro país se ubica en el segundo lugar del ranking mundial de países con mayor riesgo cibernético.

La digitalización se ha convertido en la piedra angular para impulsar las grandes transformaciones del siglo XXI. En los próximos años, las soluciones digitales desempeñarán un papel cada vez más significativo tanto en la sostenibilidad como en el crecimiento económico. Es imprescindible poner al día nuestro marco legal y normativo para impulsar el desarrollo de las nuevas tecnologías, proteger nuestros derechos y garantizar niveles óptimos de ciberseguridad.