EL DEDO EN LA LLAGA / COMPLICIDAD ENCUBIERTA / #MartesDeColumnas @AdriDelgadoRuiz en @elheraldo_mx
Los bancos dueños de las cámaras de compensación tienen acceso a información privilegiada para anticiparse a sus competidores.
Cada vez que una persona usa su tarjeta de crédito o débito, está pagando excesivamente el servicio financiero. En lugar de pagar un peso, estás pagando tres”, me dijo contundente el senador morenista, Alejandro Armenta, presidente de la Comisión de Hacienda.
Los comercios se muestran poco interesados en recibir pagos con tarjeta y otros medios electrónicos por el costo de las cuotas. Para los usuarios disponer de crédito es mucho más caro que los de por sí altos intereses. ¿La razón? No hay una competencia real sino contubernio entre los bancos con mayor participación en el mercado, con prácticas monopólicas.
¿Y la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) que es la encargada de investigar y sancionar esas prácticas?
Veamos. Durante mucho tiempo, únicamente dos cámaras de compensación se han encargado del flujo de operaciones entre las múltiples instituciones del sistema. La primera es propiedad de los dos bancos más grandes y la segunda de otros seis. Ese oligopolio formado por instituciones bancarias de orden internacional hace que obtengan más ganancias aquí que en sus países de origen a base de saqueo, llegando a los 346 mil millones de pesos anuales.
Poniendo aún más el dedo en la llaga, esta situación genera otros efectos anticompetitivos muy graves: el famoso “no hay sistema” sucede justo por la falta de tecnología y seguridad, lo que también abre la puerta a los fraudes. Además, los bancos dueños de las cámaras de compensación tienen acceso a información privilegiada para anticiparse a las estrategias de negocio de sus competidores.
Esas prácticas suceden aun cuando el sistema financiero es uno de los sectores más vigilados en México ya que está regulado, por principio de cuentas, por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, la Secretaría de Hacienda y el Banco de México.
El legislador Armenta presentó hace pocos días un punto de acuerdo que pide a la Cofece ir a fondo en este asunto y emitir una resolución que corrija las fallas en ese mercado. En efecto, ese organismo inició desde 2018 una investigación que hasta ahora no ha dado resultados.
El punto es que la omisión, la negligencia y la demora se convierten en complacencia y complicidad ante una práctica nociva para el sistema financiero y la economía mexicana.
En el camino, las dos empresas internacionales de tarjetas de crédito con mayor presencia en México han obtenido las autorizaciones necesarias para entrar a la competencia como cámaras de compensación. Una la obtuvo en diciembre de 2018 y para 2020 todavía no lograba integrar operaciones con las dos existentes para garantizar la continuidad en las transacciones. La otra la tiene desde marzo de 2020. ¿Lograrán romper el oligopolio o este seguirá protegido por el manto de la complicidad?
El panorama no es muy alentador. Apenas el 25 de enero, otra investigación de la Cofece documentó que siete bancos y 11 traders pactaron 142 acuerdos ilegales para manipular el mercado de bonos gubernamentales entre 2010 y 2013. ¿La sanción? Una multa de 35 millones 75 mil pesos a los responsables, o sea, casi una palmada en el hombro mientras les decía “niño malo”. Hay que romper el círculo vicioso de la complicidad, por el bien de todos los usuarios de servicios bancarios, o será un factor determinante para el estancamiento de la economía.
OUTSOURCING. El Congreso extendió hasta el 1 de septiembre el plazo para que las empresas con outsourcing se regularicen. Sigue siendo insuficiente.
Atendiendo al Artículo 26 Constitucional, el tema debería ser abordado de manera tripartita entre gobierno, empresas y trabajadores para encontrar el justo equilibrio entre el objetivo de la reforma y su aplicación adecuada en el mejor interés para el país.
POR ADRIANA DELGADO RUIZ
@ADRIDELGADORUIZ