EL ESPEJISMO DE LA SALUD EN MÉXICO: DE DINAMARCA A VENEZUELA #MartesDeColumnas @ectorjaime EN @eleconomista

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

La verdad detrás del espejismo: México enfrenta una crisis en salud pública que no se resuelve con promesas.

“El espejismo de la promesa vacía pone en riesgo vidas reales”

El sexto informe de gobierno del presidente López Obrador revela una realidad alarmante en el sector salud de México, lejos de las promesas iniciales y más cercana a un deterioro sistémico. Las cifras presentadas por el propio gobierno contradicen la retórica presidencial de un sistema de salud “mejor que el de Dinamarca” y exponen un panorama desolador que se asemeja más a la crisis venezolana.

El fracaso más evidente está en el objetivo prioritario de garantizar servicios de salud universales. En lugar de avanzar hacia la cobertura universal, el porcentaje de mexicanos sin acceso a servicios de salud saltó del 16.19% en 2018 al 39.09% en 2024. Esto significa que casi 50 millones de personas carecen de atención médica básica, un retroceso sin precedentes en la historia reciente del país. Además, las entidades con mayores niveles de pobreza son las más afectadas, con una carencia alarmante en cobertura y acceso a la salud.

El suministro completo de recetas cayó del 69.97% al 65.61%, reflejando un desabasto crónico de medicamentos. Simultáneamente, el porcentaje de hogares del primer quintil de ingresos con gastos catastróficos en salud aumentó de 4.25% a 5.82%, lo que refleja la creciente vulnerabilidad económica de las familias más pobres ante las enfermedades. En resumen: mayor desabasto y más gastos de bolsillo.

La prevención y la detección temprana, pilares de un sistema de salud eficiente, recibieron un golpe devastador: la cobertura de detección de cáncer de mama mediante mastografía cayó del 22.7% al 12.4%. Las citologías cervicales para detección de cáncer cérvico-uterino se redujeron en un 82%. La cobertura de vacunación infantil disminuyó del 89.8% al 74.3%. Estas cifras no son meros datos estadísticos; representan vidas en riesgo y un retroceso de décadas en los avances de la salud pública.

La prometida expansión y mejora de la infraestructura de salud para proveer ayención médica también quedó en el olvido: se cerraron más de mil unidades de consulta externa para la población no asegurada. Las consultas externas en el programa IMSS Bienestar cayeron un 14%. Las consultas generales en instituciones públicas se redujeron en más de 42 millones. Las intervenciones quirúrgicas para la población asegurada disminuyeron en más de mil procedimientos.

El manejo de enfermedades crónicas, crucial en un país con altos índices de obesidad y diabetes, también se ha deteriorado: los nuevos casos de diabetes mellitus aumentaron un 21%. La tasa de mortalidad por esta enfermedad creció un 19%, y la mortalidad por hipertensión se incrementó en un 63%. Incluso en indicadores básicos como la mortalidad infantil por enfermedades diarreicas, se observa un retroceso, pasando del 5.3% al 6.1%.

El informe también revela un preocupante declive en la calidad, vigilancia y control sanitario: la eficacia en la cloración del agua cayó del 93% al 89.84%. Las muestras tomadas de alimentos se redujeron de 58,384 a 15,699, una caída del 73%. Las visitas de verificación a establecimientos alimentarios disminuyeron un 65%. Estas reducciones en la vigilancia sanitaria exponen a la población a mayores riesgos de enfermedades transmitidas por alimentos y agua contaminada.

La salud materna y reproductiva también está en riesgo. Las verificaciones sanitarias a hospitales públicos para la vigilancia de la mortalidad materna cayeron de 475 a solo 53. En hospitales privados, estas verificaciones pasaron de 42 a 15. Además, el número de usuarias de métodos de planificación familiar se redujo de 10.8 millones a 5.7 millones, una caída del 47%. Este abandono de la salud reproductiva y materna podría resultar en un aumento de embarazos no deseados y complicaciones durante el parto.

La disminución en las consultas especializadas y las intervenciones quirúrgicas es particularmente alarmante: las consultas de especialidad en instituciones públicas cayeron de 46.9 millones a 36.8 millones, una reducción de más de 10 millones. Para la población asegurada, las consultas disminuyeron un 36%, y las intervenciones quirúrgicas para esta misma población bajaron más de un millar. Esto implica tiempos de espera más largos y un deterioro en la calidad de vida de los pacientes con condiciones complejas.

Estimados lectores, el sexto informe de gobierno expone la falacia de un sistema de salud de “primer mundo”. La cruda realidad es que México enfrenta una crisis sanitaria de proporciones alarmantes, producto de decisiones equivocadas, el desmantelamiento de programas exitosos y una gestión deficiente. El sueño de un sistema de salud comparable al de Dinamarca se ha convertido en una pesadilla que recuerda más a la crisis venezolana. La población más vulnerable es la que paga el precio más alto por este fracaso, con millones de mexicanos perdiendo acceso a servicios básicos de salud y enfrentando gastos catastróficos.

Es imperativo que el próximo gobierno reconozca esta crisis y actúe con urgencia. Se requiere una revisión profunda de las políticas de salud, un aumento significativo en la inversión pública y la reconstrucción de programas de prevención y atención primaria. La salud no es un lujo, es un derecho fundamental. El deterioro del sistema de salud mexicano no solo representa un fracaso político, sino una tragedia humana que afectará a generaciones. Es hora de dejar atrás la retórica y enfrentar la realidad con soluciones basadas en evidencia y un compromiso genuino con el bienestar de todos los mexicanos.

La reconstrucción del sistema de salud debe ser una prioridad nacional. Se necesita un plan integral que abarque desde la prevención hasta la atención especializada, con el fortalecimiento de la infraestructura, la formación del personal médico y la garantía del abastecimiento de medicamentos. Solo así podremos revertir esta tendencia negativa y aspirar a un sistema de salud que verdaderamente proteja y sirva a todos los mexicanos, sin importar su condición socioeconómica.