EL FUTURO NOS ALCANZÓ @adridelgadoruiz #MartesDeColumnas
La industria audiovisual está en transformación continua. Su naturaleza son momentos de experimentación. El modelo está lejos de ser definitivo. Lo que está muy claro es que el centro de la competencia son los contenidos. Un buen documental, una gran película, una serie disruptiva se ve en donde esté.
El contenido es el rey y la distribución es la reina. En cuanto a los SVOD (streaming video on demand), la firma especializada The Competitive Intelligence Unit dice que, en México, Netflixtiene 80% de las suscripciones. Su competidor más cercano, PrimeVideo, hace grandes esfuerzos por atraer usuarios con cada vez más producciones originales. Hay mucha expectativa en los vecinos que llegarán pronto a la cuadra.
El cálculo de The CIU es que cuando llegue Disney+, su precio y catálogo pueden tener suficiente atractivo para competir, considerando que, tras el anuncio de su lanzamiento para el 12 de noviembre, Disney cerró la jornada bursátil en Estados Unidos con una subida de 11.5%, mientras que la de Netflix cayó 4.5%.
¿Pero es tan simple? No, el factor novedad no es suficiente. Hay que considerar otros.
Por ejemplo: Netflix tiene fidelidad cautiva gracias a inversiones millonarias en contenidos dirigidos a mercados locales. Disney apenas comenzará a hacer esos esfuerzos, además de que, por ahora, su único negocio con relaciones directas con los consumidores es el de los parques de diversiones.
La fidelidad tiene sus fenómenos. De acuerdo con la firma Second Measure, en los años recientes los servicios de video bajo demanda de HBO han perdido hasta dos tercios de sus nuevos suscriptores en los meses posteriores a la conclusión de cada temporada de Game of Thrones.
En cambio, con fenómenos específicos como Stranger Things, Netflix suele retener el 75% de los clientes que va captando.
En el caso de México también hay que revisar las cifras más recientes del INEGI y del IFT: los hogares con conexión a internet son 52.9%, mientras que la televisión abierta digital llega a 95.4%.
Además de esa diferencia abismal, también hay que considerar el costo de la conexión web, y que una familia difícilmente va a pagar más de una suscripción SVOD.
La TV abierta es gratuita. El dato no es menor: 19% de la población económicamente activa gana dos salarios mínimos o menos, y 80% percibe menos de cinco. Además, la televisión abierta hace esfuerzos continuos por reinventarse con contenidos de mayor calidad, transmisiones en vivo y evolución de formatos, lo que le permite también llegar a audiencias verdaderamente masivas.
El papel de la tecnología no es sustituir. Competencia obliga: las apps de movilidad no sustituyen a los taxis tradicionales, y el comercio electrónico no está aniquilando a las tiendas.
La calidad, la innovación, el servicio y la satisfacción del usuario son la diferencia real.
@ADRIDELGADORUIZ