EL HUBIERA NO EXISTE @ErikaSolorio02 #MartesDeColumnas EN @ContraReplicaMX
Por Erika Solorio, activista de derechos humanos, asesora política, comunicóloga social. Mtra. Administración y Políticas Públicas con Enfoque en Gestión Política.
Las políticas públicas para prevenir el suicidio son fundamentales para abordar este tema que nos sacude como sociedad; devastadores sucesos que afectan a miles y miles de familias a nivel mundial.
“El suicidio es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años”, informó en el año 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La no violación a los derechos humanos de todas las personas es de carácter urgente, es importante hacer valer el derecho a la vida; el suicidio es un problema de salud pública, pese a los esfuerzos los decesos continúan.
“Cada año, cerca de 703 000 personas se quitan la vida y muchas más intentan hacerlo. Todos los casos son una tragedia que afecta a familias, comunidades y países y tienen efectos duraderos para los allegados de la víctima. Puede ocurrir a cualquier edad, y en 2019 fue la cuarta causa de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años en todo el mundo”, (ONU, 2021).
Sigamos tomando acción para trabajar por la prevención del suicidio, no es un tema ajeno, es fundamental que exista la educación y sensibilización, a través de campañas de concienciación que ayuden a reducir el estigma en torno a la salud mental y el suicidio, promoviendo la apertura para hablar sobre estos temas y fomentando la búsqueda de ayuda.
Es imprescindible garantizar la disponibilidad y accesibilidad de servicios de salud mental para todas las personas, incluidos los adolescentes en riesgo de suicidio.
“El hecho de no ocuparse de los trastornos de salud mental de los adolescentes tiene consecuencias que se extienden a la edad adulta, perjudican la salud física y mental de la persona y restringen sus posibilidades de llevar una vida plena en el futuro”, (ONU, 2021).
No podemos deshumanizarnos. Resulta sorprendente que han pasado varias décadas, y el problema va en aumento, el tema de la salud mental se ha dejado de lado. Todas y todos merecemos una mejor calidad de vida.
Las políticas públicas que se pongan en marcha deben de incluir la capacitación para profesionales de la salud, educadores y otros actores en la identificación de señales de alerta y en la evaluación del riesgo de suicidio en adolescentes. Los padres y los tutores deben estar informados.
En misa dominical escuché a un sacerdote decir: “la gente está muriendo de tristeza”. Lamentablemente las cifras son contundentes; el hubiera no existe.