EL PAN Y MORENA, EJERCEN LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES / Dr. Arturo Zamora @arturozamora
*Guillermo Anaya no merece ser candidato. Si hubiera un poco de congruencia en las filas del PAN, debería retirarse de la contienda por ser una amenaza para las mujeres coahuilenses.
Las campañas electorales para gobernar tres estados de la República han sido escenarios de acciones violentas en contra de las mujeres, con dos casos a la vista: las declaraciones del candidato del PAN en Coahuila en contra de lideresas priistas y el desprecio de López Obrador por su candidata en el Estado de México.
Ocurrió en San Pedro, Coahuila, que el candidato del PAN a la gubernatura se dirige a la gente que asiste a uno de sus actos de campaña y pregunta: “¿Qué les vamos a dar a las lideresas del PRI?”. Exaltado, se apresura a responder: “Puro chile, ¡les vamos a dar puro chile a las lideresas del PRI!”.
Se trata de la misoginia y el machismo que caracterizan al candidato panista, así como de la doble moral de su dirigencia nacional, la cual ha guardado silencio ante expresiones tan deplorables. Es una grave manifestación de violencia política contra la mujer que retrata al PAN de cuerpo entero.
Las declaraciones del candidato panista no están orientadas a promover el voto en contra de un partido político, están construidas para sembrar la violencia en la comunidad y agredir sexualmente a un grupo de mujeres, precisamente porque son lideresas y priistas.
Un hombre así no merece ser candidato. Si hubiera un poco de congruencia en las filas del PAN, debería retirarse de la contienda por ser una amenaza para las mujeres coahuilenses.
El asunto es todavía más grave, pues no es la primera vez que militantes y dirigentes del PAN emiten expresiones o realizan acciones violentas contra las mujeres, recordemos a Kiko Vega, gobernador de Baja California, para quien la mujer sólo sirve para cuidar niños y atender la casa y al marido, o al excoordinador de los diputados del PAN en la pasada legislatura, Luis Alberto Villarreal, quien ve a las mujeres como objetos sexuales.
Por otro lado, tenemos la actitud autoritaria y protagónica de AMLO, quien relega a la candidata Delfina a un rol de títere, como vimos en los spots donde la candidata no aparecía y cuando lo hacía no hablaba, que son una prueba clara del desprecio del dueño de Morena por las mujeres.
Se trata de un fuego cruzado entre expresiones extremas del conservadurismo y el populismo, que comparten una misma visión del mundo que es contraria a la pluralidad, a la inclusión, a la igualdad de género y al respeto de las libertades y derechos de las mujeres.
No es exagerado señalar que los feminicidios que, lamentablemente, se dan en nuestro país, se incuban en estas actitudes y discursos de odio que deben ser castigados en forma ejemplar y oportuna por la autoridad electoral.
En contraste con estas visiones misóginas, el PRI es un partido que actúa de forma decidida para garantizar la igualdad de género y el respeto a los derechos de las mujeres. El presidente nacional del PRI, el doctor Enrique Ochoa, instruyó a la dirigencia estatal en Coahuila a que se denunciaran estos hechos ante el instituto electoral local para exigir una sanción severa por motivos de machismo, discriminación y violencia política contra las mujeres.
Asimismo, nuestro partido se convirtió en el primero en México que se adhiere a la plataforma HeforShe de ONU-Mujeres, con lo cual contribuimos a ampliar la red mundial de combate a la violencia en contra de las mujeres. Además, en 2014, por iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto, se logró la reforma constitucional que establece la paridad de género en las candidaturas.
Para el PRI, la erradicación de la violencia contra las mujeres no es un mero discurso; es una causa vital de la democracia que los priistas abanderamos.