EL PRD OLVIDÓ SU REFUNDACIÓN #MartesDeColumnas @adrianrueda EN @Excelsior
Después de la paliza que Morena les dio en los comicios de 2018, y que los dejó al borde de la extinción, las corrientes del PRD se reunieron ese mismo año en un Consejo Nacional para plantear, incluso, la desaparición del partido y la creación de uno nuevo.
La derrota había sido brutal; quedaron a dos puntos de perder el registro. Se habló del cambio de nombre, emblema y de colores, y de invitar a sectores progresistas de la sociedad para refrescar y darle un nuevo rostro al sol azteca.
Planearon foros, modificar sus documentos y terminar la alianza que habían hecho con el PAN y MC, para ciudadanizarse. Surgió incluso la opción Futuro 21, que conjuntó políticos de chile, de dulce y de manteca.
Al final, en el PRD se impuso la visión de la corriente de Los Chuchos, que se inclinó por una refundación del partido, y tanto Jesús Zambrano como Jesús Ortega ofrecieron dar un paso de costado y formar una especie de consejo de ancianos para guiar la renovación.
Pasaron ya cinco años y las promesas de rejuvenecer el partido quedaron en el olvido, pues quienes ofrecieron irse para impulsar un cambio generacional son los primeros anotados en las listas para cargos de elección popular.
Ahí están, por ejemplo, Miguel Ángel Mancera, Ángel Ávila y el propio Zambrano acaparando los primeros lugares a las candidaturas al Senado y a la Cámara de Diputados, cuando lo que aportan es desprestigio.
Ávila es el eterno ya merito, pues Los Chuchos siempre lo han relegado y, aunque ya le toca, no es un rostro fresco. Ni qué decir de Mancera, que entregó a Morena la CDMX y aun así lo premiaron con el Senado; lo mandarán a San Lázaro para que siga con fuero.
Como que a costa de qué tantas consideraciones para tipos que sólo buscan que los ciudadanos los carguen. Porque ellos van por intereses muy personales, no por algún proyecto que pueda beneficiar a la población.
Se montan en la campaña de Xóchitl Gálvez, confiados en que la ola antiMorena los remolque y, con la inercia, llegar a la orilla. Los perredistas olvidaron aquello de cambiar nombre, logotipo e impulsar nuevos dirigentes.
Con lo que tienen les alcanza para ir por una parte del botín; lo demás es lo de menos. No les importa que su pésima imagen pueda restarle, no sólo a su candidata presidencial, sino al proyecto opositor en general.
Porque saben que, aunque ellos no sean bien vistos por la mayoría de ciudadanos, el enojo del electorado en contra de la llamada Cuarta Transformación les puede alcanzar para colarse otra vez al presupuesto.
Dan gracias de que del lado oficialista los perfiles están igual o hasta peor y, por eso, podrían transitar, a pesar de ser un cáncer que tendría que haber sido extirpado.
CENTAVITOS
En el horóscopo chino, este 2024 es señalado como el Año del Dragón, y dicen que, por eso, el expriista Adrián Rubalcava anda muy confiado en que los astrólogos de ojos rasgados no se equivoquen en sus predicciones, pues va a necesitar un buen empujón. Y es que el alcalde de Cuajimalpa continuamente se viste de policía y se pasea al frente de su equipo de uniformados, donde se hace llamar el Jefe Dragón. Y vaya que, tras salir del PRI por la puerta de atrás, a Rubalcava le urge que los astros se le alineen y pueda, al menos, conservar su territorio, que ya sin el apoyo del PRI, del PAN y del PRD será muy difícil. Aunque él sigue siendo marca y buscará meterse por el PVEM, no estaría mal que encendiera un par de velitas extra, porque sí se ve en chino su futuro.