EL SUPUESTO “DERECHO” AL ABORTO ¿EL ABORTO ES UN DERECHO? @dianagamboaa #JuevesDeMasColumnas en @elheraldo_mx
Han pasado 16 años desde que se despenalizó el aborto en la Ciudad de México y ese hecho nos invita a la reflexión sobre este complejo tema. Por mi parte, propongo un análisis jurídico, centrado en los derechos humanos, esos que tienen “todos los miembros de la familia humana”, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, así como diversos tratados internacionales en la materia.
¿El aborto es un Derecho? No, pues no existe fundamento constitucional ni convencional que así lo refiera. Sin embargo, se ha generado en el debate público la idea de que terminar con la vida humana en gestación es un acto de “libertad” amparado por el orden jurídico.
¿Cuál es el origen de esa forma de entender el aborto? Desde la perspectiva jurídica, esta idea se “construyó” en el Pleno de la Suprema Corte mexicana.
Las recientes decisiones de la Corte en materia de aborto son problemáticas por dos razones: construyeron mediante interpretación este presunto “derecho”, bajo el eufemismo del “derecho a decidir”; y desconocieron la protección jurídica expresa que tiene el concebido en gestación en México.
Nuestra Constitución Política reconoce al concebido como titular de, por lo menos, dos derechos: salud y vida. Además, diversos tratados internacionales de los que México es parte lo reconocen como “persona” titular del derecho a la vida. Eso a la Corte no le importó.
En septiembre de 2021, nuestro Tribunal Constitucional afirmó que el aborto es un presunto derecho, a pesar de que no hay una sola norma suprema que así lo refiera. En función de la narrativa del activismo abortista, la Corte se asumió como todopoderosa frente a este tema y, mediante un injustificable activismo judicial, construyó interpretativamente este supuesto derecho.
La Corte nos privó de un debate constitucional de primer orden: ¿terminar con la vida humana en su etapa más vulnerable es un “derecho”? Yo sostengo que no. Entre otras razones, porque conforme a nuestro orden jurídico, el aborto no puede entenderse como tal.
Si el aborto fuera un derecho, lo adecuado en términos de política pública sería fomentarlo y promoverlo. Sin embargo, este complejo tema exige una aproximación distinta, que ponga en el centro la dignidad humana de todos los sujetos involucrados, incluido desde luego el concebido en gestación.
Afirmar que el aborto es un “derecho”, así como promover y facilitar su acceso, conlleva una inexcusable resignación frente a las condiciones de vulnerabilidad de la mujer embarazada. Así como una negación absoluta del valor inherente a “todos los miembros de la familia humana”.
Recordemos que la titularidad de los derechos humanos depende precisamente de la humanidad, que respecto del concebido es innegable si se atiende a la evidencia científica más reciente desde la biología celular, la genética y la embriología.
Tengámoslo claro: esto no es simplemente un tema de creencias, es un tema de derechos humanos. Y, desde una perspectiva jurídico-constitucional, terminar con la vida humana en su etapa más vulnerable no es ni puede ser considerado un derecho. Y que lo diga la Corte no lo hace justo.
Por: Lic. Diana Gamboa