EL TRIUNFO DE LA “OLA VERDE” EN ARGENTINA, SIMBOLO DE ESPERANZA PARA MÉXICO… “SÍ SE PUEDE” Y EL MATRIARCADO SE ACERCA

NACIONAL

BUENOS AIRES, ARGENTINA, ARG. / AGENCIAS.- Argentina ya tiene ley del aborto. Fueron 12 horas de intenso debate en el Senado mientras miles de mujeres lo acompañaban desde las calles y las principales plazas del país. Una jornada llena de nervios y de emoción que culminaron pasadas las 4 am con una multitud cantando y agitando los pañuelos verdes, el símbolo de este reclamo que ya traspasó fronteras.
“Estamos haciendo historia”, decía una joven que se abrazaba con un grupo de amigas durante la vigilia en las calles de Buenos Aires. Ella es una de las últimas que interrumpieron su embarazo en la clandestinidad, “aborté este año antes de la pandemia, me siento muy feliz de que otras ya no tengan que pasar por interrupciones clandestinas, inseguras y de que podamos decidir libremente sobre nuestros cuerpos”, relata Lucía emocionada.

El Senado era el desafío de este año, donde en 2018 fue rechazado, dos años después el proceso se repitió y con 38 votos a favor y 29 en contra las argentinas lograron reescribir la Historia. Este año, el movimiento feminista contaba con una ventaja, el actual presidente Alberto Fernández había declarado en marzo su intención de llevar de vuelta al Congreso el proyecto de ley, que fue votado junto con el llamado “Programa de los Mil días”, que extiende las ayudas por parte del Estado sobre las mujeres embarazadas y sobre los primeros años de vida del bebé.

Para las activistas de la Campaña por el Aborto Legal Seguro y Gratuito fue una conquista histórica que lleva más de 30 años construyéndose y que convoca a diversos colectivos y organizaciones feministas. Para Verónica Gago y Lucía Cavallero, activistas de “Ni Una Menos”, el feminismo en Argentina consiguió ser un movimiento de masas en el que confluyen organizaciones barriales, sindicales y diferentes sensibilidades políticas; colectivos que tienen años de historia como el movimiento piquetero surgido en la crisis de 2001 o las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo durante la dictadura militar argentina.

A la escala, Gago añade la radicalidad del diagnóstico. “El análisis y la definición de lo que hoy son las violencias, conectando violencias machistas con las económicas, financieras, políticas y extractivistas permite hoy al feminismo formular el diagnóstico más fino sobre qué significa la violencia neoliberal en su complejidad”, concluye, “y al mismo tiempo la narración de estas violencias muestra una capacidad de hacer, de incidir en la realidad”.

Celeste McDougall es una de las referentes de la Campaña Nacional por el Aborto Legal Seguro y Gratuito, lleva más de 10 años luchando por el derecho a decidir. Empezó a interesarse por el tema en los “Encuentros Nacionales de Mujeres”, espacios de debate y de articulación política que se realizan en el país desde 1985. Para ella, la lucha por el aborto es un reclamo fundamental, “es un asunto central en los feminismos, es la gran palanca de la Historia, que es en definitiva la lucha por la autonomía de los cuerpos, si no logramos esta independencia, la batalla política ni siquiera puede comenzar”.

En Argentina hasta hoy era posible interrumpir el embarazo sólo en caso de riesgo para la vida o la salud de la mujer o si es fruto de una violación, en todas las demás situaciones está sancionado con la cárcel, como ocurrió por ejemplo con el caso de Belén, la joven privada de libertad por un aborto espontáneo, que abrió un amplio debate en la sociedad argentina y fue finalmente absuelta en 2017 después de dos años y medio de prisión.

Desde 2012 hasta hoy son al menos 1532 los casos de criminalización de mujeres por abortos en Argentina según los datos recopilados por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el Centro Universitario San Martín (CUSAM) y la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

Una problemática relacionada con la clandestinidad en la que se encontraban estas prácticas y que produjeron más de 45.000 hospitalizaciones por abortos incompletos en el sistema público de salud entre 2010 y 2017, siendo el aborto la tercera causa de muerte materna según el  informe del Centro de Economía Política de Argentina (CEPA). Este hecho incide en mayor grado en las mujeres más jóvenes, las que además cada año cursan embarazos muchas veces de forma forzada. Como advirtió Unicef, cada año unas 2500 niñas y adolescentes de entre 10 y 14 años se quedan embarazadas en Argentina, muchas veces fruto de violaciones por parte del entorno de la víctima.

El aborto en América Latina
Datos que se repiten en cada país de América Latina con algunas excepciones y diferencias. En Cuba, Guyana francesa, Guayana, Uruguay y Puerto Rico el aborto está despenalizado. En el Conosur la mayoría permite el aborto según causales, normalmente si el embarazo es fruto de violación o corre el riesgo la vida de la madre o del feto. Mientras que en Centroamérica muchos lo prohíben en todos los casos.

En Brasil, aunque la legislación permite el aborto desde 1940 si el embarazo es fruto de violación o hay riesgo para la madre, las mujeres siguen teniendo muchas dificultades de acceso y pueden ser criminalizadas. Fue el caso de la niña de 10 años, violada por un familiar desde los 6, que tuvo que recorrer varias instituciones sanitarias para poder interrumpir su embarazo. La situación de la pequeña tuvo gran resonancia y abrió un intenso debate después de que la ministra Damares Alves, Secretaria de la Mujer, diera publicidad del caso para tratar de impedir que la niña se acogiese a su derecho de abortar e incluso llegó a lamentar la decisión judicial de autorizar la interrupción.

Nalu Faria, activista e integrante de la Marcha Mundial de las Mujeres, explica que “a pesar de que el movimiento feminista brasileño es amplio y está organizado, el país vive una ola conservadora y neofascista que está gobernando actualmente y que dificulta aún más la aplicación de los derechos conquistados por las mujeres”. Faria mira con optimismo la legalización del aborto en Argentina, “sin duda sirve de aliento y renueva la esperanza para la lucha feminista brasileña para avanzar no sólo en denunciar las violencias sino también para discutir el sistema económico, heteropatriarcal, racista y colonial”.

Al otro lado del continente, en México el aborto es legal sólo en Ciudad de México y recientemente en Oaxaca, en el resto del país está penalizado. “Aunque existen una serie de causales que permiten que las mujeres, bajo situaciones específicas, puedan abortar, en la práctica sabemos que es muy difícil acceder al aborto a través de las causales, debido a impedimentos administrativos y que algunas mujeres no tenemos conocimientos legales ni la información necesaria para hacerlo”, explica Chantal Aguilar, literata y activista feminista mexicana.

Para ella la culpa y el miedo que normalmente rodean este tema se deben sobre todo a la desinformación y pone un ejemplo: “Acá en México, el aborto clandestino no resulta necesariamente peligroso debido a que contamos con medicamentos abortivos avalados por la Organización Mundial de la Salud. Estos medicamentos, aunque son costosos y no son accesibles para todas las mujeres, circulan por la mayoría de las farmacias y permiten que las mujeres aborten desde sus casas sin peligro alguno; pero nos han hecho creer que un aborto debe realizarse exclusivamente en un hospital”.

Chantal sostiene que la lucha de las mujeres latinoamericanas, específicamente las argentinas, ayudó a visibilizar la problemática de clase a la que se enfrentan. “El aborto hoy en día continúa siendo un privilegio al que sólo unas cuantas pueden acceder”.

La ola feminista también llegó a Chile, un país que está inmerso en un proceso de reformulación política tras el estallido social y cuya articulación política y presencia en las calles debe mucho al movimiento feminista de los últimos años.

La vocera de la coordinadora del 8M chileno, Karina Nohales, asegura que las luchas del país vecino inspiraron sus reclamos. “Estamos insertas en un ciclo de irrupción de un feminismo de masas que es global y traspasa las fronteras, las luchas feministas de las argentinas han jugado un rol clave y en buena medida nos han contagiado para salir nosotras también a las calles”.

“Este carácter transfronterizo hace que el triunfo de unas sea el triunfo de todas y que nos acerque a conseguir mañana aquí y en toda América Latina lo que Argentina ha conseguido”.