ELLAS EN EL RETROVISOR / NUEVE BATALLAS DE LA GUERRA ELECTORAL @ivonnemelgar #Sabadeando mujeresmas.mx
Para nuestra amadísima Madre, Candelaria Navas, en la plenitud construida.
Mientras no llegue la hora del voto, la política y la incertidumbre harán de las suyas.
Y todo será posible: golpes de timón en los equipos de campaña, cambio de estrategia de los aspirantes a la Presidencia y hasta milagros en las encuestas.
Sin embargo, las candidaturas a gobernadores, alcaldes, diputados y senadores que esta semana deberán definirse marcarán irreversiblemente la capacidad de pelea de las tres coaliciones: Juntos Haremos Historia (Morena-PT-Encuentro Social); Por México al Frente (PAN-PRD-Movimiento Ciudadano), y Todos por México (PRI-PVEM-Nueva Alianza).
Porque si bien las elecciones del primero de julio tienen el reflector puesto en la Presidencia, las batallas por los votos estatales y distritales resultan determinante spara el saldo a favor o en contra de Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya y José Antonio Meade.
Dado que el liderazgo en Morena recae ciento por ciento en AMLO, es previsible que sus decisiones serán acatadas sin pataleos por la militancia de ese partido y de sus dos aliados.
Sin embargo, el fichaje de políticos procedentes de otras fuerzas, como la senadora expanista Gabriela Cuevas —caso multiplicado a nivel estatal—, terminará relegando a morenistas que esperaban una oportunidad ahora otorgada a los conversos. Pero es difícil aventurar si esto tendrá efectos electorales.
Por ejemplo, en Puebla, el experredista Miguel Barbosa obtuvo la candidatura al gobierno estatal, dejando en el camino a dos morenistas de tiempo atrás: Alejandro Armenta y Enrique Cárdenas Sánchez.
¿Podrá el senador Barbosa alcanzar a la aventajada panista Martha Erika Alonso, esposa del exgobernador Rafael Moreno Valle y quien competirá con el respaldo del PRD y MC?
Otro es el panorama de la coalición de Por México al Frente, cuya prueba mayor habrá de darse en los próximos días cuando las listas de candidaturas al Senado y a la Cámara de Diputados combinen nombres del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano.
Garantizar la cohesión en cada uno de los tres partidos después del día 11 de febrero, fecha límite para el registro de candidatos, es uno de los principales desafíos del Frente.
¿Cómo tomarían, por ejemplo, los perredistas el hecho de que una Xóchitl Gálvezse ubique en los primeros lugares de la lista al Senado en la fórmula para la CDMX?
A partir del día 12 de febrero, vendrá un reto mayor: la cohesión entre panistas, perredistas y emecistas en las faenas de la campaña. Y esto sólo será posible si el reparto de las candidaturas se evalúa entre sus militantes como un proceso justo y legítimo.
El desafío de los frentistas se vuelve más complicado en las 9 entidades donde habrá elección de gobernadores.
En el caso de la capital del país, el entusiasmo que los panistas desaten en torno a la perredista Alejandra Barrales dependerá de un buen reparto de las candidaturas legislativas y a las futuras alcaldías.
Otra es la historia de Jalisco, donde no hubo coalición estatal y Enrique Alfaro de MC lleva ventaja.
Ahí, los perredistas y panistas deberán sacrificar sus aspiraciones locales a cambio del millón y medio de votos que el candidato a gobernador puede darle al Frente y a Ricardo Anaya.
No menos complicada es la situación del PRI y sus aliados, una vez que la disciplina que caracterizó a su maquinaria electoral tiene fisuras en Chiapas, donde el PVEM y su mandatario estatal Manuel Velasco se inconformaron con el candidato priista Roberto Albores Gleason.
Además de decidir entre esa apuesta o el prospecto del PVEM, Eduardo Ramírez, quien de no ganar la postulación podría irse con el Frente, el PRI necesita en toda la República perfiles locales que le aseguren buenas votaciones distritales para José Antonio Meade.
Adicionalmente, las listas al Congreso deberán ser espacio para la operación cicatriz. Un ejemplo: el lugar que ocupe Miguel Osorio Chong, exsecretario de Gobernación, en las candidaturas al Senado, será señal de apertura o no del equipo del candidato presidencial.
El tema es delicado para el partido en el poder, porque la oposición lleva mano en la disputa de las gubernaturas.
De las 9 entidades que renovarán sus gobiernos, los priistas tendrían oportunidad de confirmarse en Chiapas, si hay arreglo con el PVEM, y en Yucatán, si Mauricio Sahuí consigue imponerse al panista Mauricio Vila.
En el resto de los estados, la delantera ahora mismo la llevan Morena y el Frente, cuyos candidatos darán una dura pelea en la CDMX, Tabasco y Veracruz.
Pero en Morelos, Cuauhtémoc Blanco podría convertirse en el primer gobernador de Morena.
Y en Puebla y Guanajuato, sólo una pésima campaña le quitaría al PAN y a sus aliados frentistas la ventaja.
De manera que hay una campaña más allá de los spots, las percepciones, los seguidores en Facebook y los corazoncitos de “me gusta” en Twitter.
Y por lo pronto, la operación que en las próximas horas realicen AMLO, Anaya y Meade será crucial para la guerra territorial que viene y sus nueve batallas estatales.
No todo es carisma, propaganda negra y cartas credenciales.
También la pelea local contará en favor o en contra de los logotipos partidistas y sus presidenciales.
Pronto sabremos quién se pertrechó más y mejor.