EN DEFENSA DE LA AUTONOMÍA DEL BANCO DE MÉXICO – @arturozamora

NACIONAL

No es para presumir que rumbo al primer informe de gobierno del presidente de la República los números de inseguridad pública, de incertidumbre financiera y de crecimiento, sean negativos.

No es para presumir que diversas calificadoras mundiales como Moody´s, Standard and Poor’s, entre otras, hayan cambiado la perspectiva crediticia de México de estable a negativa.

No son para presumir las recientes declaraciones del jefe del Ejecutivo federal respecto a la actuación de la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico), pues son tan inquietantes como reveladoras y sintomáticas de lo que puede estar en la mente de los artífices del proyecto de gobierno y de su enigmático modelo de desarrollo postneoliberal.

A propósito de un boletín de Banxico emitido en días pasados que anunció la baja en la tasa de interés de referencia en 0.25 %, en línea con la política de la Reserva Federal de EUA, el presidente declaró que el banco central “opina más de la cuenta, hasta se quieren meter en el manejo de la política económica que nos corresponde a nosotros”.

El presidente se molestó porque la Junta incluyó en su comunicado, tal como lo ha hecho a lo largo de su vida y hacen los bancos centrales, la recomendación para que la Federación tome medidas para terminar con el estancamiento de la economía, amplíe sus esfuerzos para atender el deterioro de la calificación crediticia soberana y la de Pemex y cumpla así con las metas fiscales fijadas para este año.

El presidente López Obrador tiene una evidente incomprensión de cómo se maneja una economía y la complejidad de las esferas financiera y monetaria. Un día aplaude que Banxico anuncie que se ha logrado un crecimiento del 0.1% en el segundo trimestre del año (revisado a 0.02%) y le agrada la posibilidad de bajar la tasa de interés -incluso opinó previamente que debería de hacerlo-, pero luego le parece que advertir sobre los riesgos que pesan sobre las variables macroeconómicas, más allá del tipo de cambio o la inflación, representa una intromisión indebida y, generosamente, les concede “que tengan la arrogancia de sentirse libres”.

Estas inquietantes declaraciones suponen que el Ejecutivo siente que la autonomía de una institución clave en la estabilidad monetaria y económica y el bienestar nacional, consagrada en el artículo 28 constitucional, es una graciosa concesión que puede o no ser tolerada.

La autonomía del banco central proviene de su carácter de ser una institución del Estado, en tanto que su “objetivo prioritario será procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional, fortaleciendo con ello la rectoría del desarrollo nacional”.

Vulnerar la autonomía del Banco de México es entrar en una espiral de incertidumbre para la economía, en donde el riesgo de una crisis como las que vivió el país antes de la independencia del Banxico, puede presentarse en cualquier momento. Ningún mexicano que tenga memoria sobre aquellos ayeres de la década de los ochenta y principios de los noventa, podría desear que situaciones así se repitan.

Asimismo, es notoria la intención del gobierno federal de apoderarse de los organismos autónomos, pues lo está haciendo por diversas vías. A unos les quita la autonomía constitucional con reformas y a otros los ataca cotidianamente a fin de generar una imagen de desprestigio.

El posicionamiento presidencial también saca a flote la intención, declarada por el líder de la bancada de Morena en el Senado, de estudiar una reforma a la citada disposición constitucional, de modo que Banxico reciba el llamado “mandato dual” consistente en controlar la inflación, a más de impulsar la economía y el empleo.

En palabras llanas, la historia señala que esto se traducirá en prácticas propias de gobiernos populistas que acudían al endeudamiento y al déficit fiscal para financiar artificialmente el crecimiento, lo que pronto desató el círculo vicioso de inflación – devaluación – pérdida de capacidad adquisitiva – empobrecimiento – desinversión; así como el desperdicio de oportunidades para generaciones, desempleo, deterioro social e inseguridad.

Todo esto ocurre en un contexto de alto riesgo, donde el mes pasado se tuvo el peor índice de generación de empleo desde 2013, la bolsa de valores cayó (-7%) en lo que va del sexenio, por debajo de varias administraciones anteriores, y la Secretaría de Hacienda recurre, en forma indebida y en perjuicio del ahorro nacional, al Fondo para la Estabilización de los Ingresos Presupuestarios en un contexto de amenaza de recesión global que puede llevar al gobierno a tomar la salida equivocada.

Es momento de pensar que poco o nada tenemos que presumir en el ámbito económico y del respeto a las instituciones autónomas. Por tanto, es momento de encender las alertas para hacer prevalecer el interés público.

 

Secretario general de la CNOP.