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COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN

MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN

¿Andrés Manuel López Obrador tiene problemas con sus asesores oficiosos y apoyadores espontáneos?

Al parecer, al candidato presidencial de Morena le tienen sin cuidado las barbaridades y recomendaciones supuestamente modernizadoras, que sus apoyadores oficiosos, aquellos que esperan un cargo en su gobierno –mienten si dicen lo contrario—en caso de que gane la elección presidencial del próximo 1 de julio.

En un acto proselitista en Tabasco, Andrés Manuel rechazó que, de llegar a la Presidencia de la República, vaya a expropiar o confiscar propiedades del sector privado.

Incluso, ofreció que, con apego a la ley, se auditarán todos los contratos públicos para determinar si fueron producto de actos de corrupción. “En el caso de esos contratos que estén manchados de corrupción, el procedimiento va a ser siempre legal; no vamos a confiscar, no vamos a confiscar bienes, vamos a actuar siempre de conformidad con la ley”, acotó.

Y con ello pretendió acallar las críticas provocadas por su asesor y apoyador Paco Ignacio Taibo II, escritor cuyas opiniones son respetables y conocidas, por estar apoyadas en las propuestas electorales de Andrés Manuel López Obrador. Pero, igual son criticables como cualquier declaración que linde en los excesos.

Sin duda, el Talón de Aquiles de los políticos en campaña suele ser su propia inexperiencia o las ganas de aparecer sabelotodo, que los lleva a tropezar recurrentemente, al grado de convertirse en enemigos de su propio proyecto.

Lo mismo ocurre cuando, ya en el ejercicio del poder, develan su real forma de ser y, en sobrado contraste con las imágenes y dichos de campaña, ya no besan niños ni abrazan a abuelas o se inclinan frente a ciudadanos pobres y necesitados, en cambio son déspotas con sus colaboradores, dictadores en el círculo privado.

El doble lenguaje y la doble personalidad no son privativos de políticos o funcionarios públicos de un partido. Diríase en la paráfrasis “todos son iguales”; por supuesto, hay excepciones; pero muchos de los prohombres de la política nacional son proclives a convertirse en dictadores de sus equipos de trabajo y disciplinados con sus asesores y los oficiosos que les rondan en busca de quedar bien y presumir cercanía y conocimiento de todo y nada. En fin.

¿Por qué Andrés Manuel renunció al PRD y terminó enemistado con los dueños y gerentes de ese partido, llevándose a los bucaneros que hicieron del ex instituto político representativo de la izquierda mexicana, una empresa con Sociedad Pública, que no Anónima?

¿Por qué se enemistó radicalmente con Carlos Navarrete Ruiz, ex dirigente nacional del PRD? Porque sencillamente el ex senador no aceptó disciplinarse con las decisiones unilaterales y unipersonales de López Obrador.

Y, mire usted, solo es cuestión de hacer un poco de memoria, para concluir las razones por las que hace un año 11 senadores perredistas y los ex dirigentes del PRD, Pablo Gómez y Leonel Godoy, se sumaron a la causa de Andrés Manuel. Porque, en la lucha por el control del partido no pudieron superar a Los Chuchos y avistaron un futuro nada claro en su carrera.

Valga citar unos ejemplos: Luis Miguel Barbosa Huerta, no sería candidato al gobierno de Puebla, ni Mario Delgado y Alejandro Encinas estarían en la lista de permanencia en el Congreso de la Unión.

Quienes abandonaron a sus partidos, es decir, al PAN, al PRD, al PRI o Nueva Alianza e incluso Movimiento Ciudadano, se suman en disciplinada condición a las directrices de López Obrador, aunque pocos pueden presumir que le acercan una respetable cantidad de votos.

El caso es que varios de estos “demócratas” que de pronto se dieron cuenta de que estaban en las filas equivocadas, han incurrido en oficiosas propuestas que no necesariamente abonan a la causa lopezobradorista.

Suelen irse con la corriente de una declaración de Andrés Manuel de la que el propio Andrés Manuel no tiene certidumbre o de plano recula en un juego de palabras que no hilan en la estructura de la oferta real, congruente y viable del obligado programa de gobierno.

Así que, esta aclaración de que no habrá confiscación ni expropiaciones de empresas, obedeció a lo dicho por Paco Ignacio Taibo II que, aun cuando se explicó fue sacado de contexto y es parte de una disertación del escritor en un foro celebrado el año pasado, es real y una propuesta, así sea en un escenario hipotético, pero al fin escenario al día siguiente de que López Obrador proteste como Presidente de la República.

En un video difundido en redes, originalmente difundido por el diario Reforma, Taibo II recomienda a López Obrador que, de llegar a la presidencia de la República, expropie a las empresas que no cooperen o lo quieran chantajear.

En un escenario hipotético refiere que, en el lugar donde resida Andrés Manuel, que no será en Los Pinos, recibe a altos hombres de finanzas, entre ellos Carlos Slim, quienes le advierten: “’No. No. Cuidado, Andrés, porque, si avanzan ustedes en este sentido, nos llevamos las fábricas a Costa Rica’”.

Taibo adelante: “Si ese mismo día, a esa misma hora, no estamos 2 o 3 millones de mexicanos en la calle diciendo: ‘Si te quieren chantajear, Andrés, exprópialos. Chinguen su madre. Exprópialos”, porque, aduce, “la presión social a la que puede ser sometido un caudillo, por más radical, competente y honesto que sea, es tremenda. Necesita la presencia del movimiento social detrás que impulse hacia el cambio”. ¡Vaya recomendación oficiosa! Por más que sea hipotética, la dice un lopezobradorista ultra radical e ilustrado.

Y, bueno, también está el ingeniero Javier Jiménez Espriú, eterno aspirante a secretario de Comunicaciones y Transportes, cargo en el que sería nombrado por López Obrador. Dice el también ex aspirante a rector de la UNAM, que Andrés Manuel debería decidir pronto si cancelará la construcción de un nuevo aeropuerto en Ciudad de México si gana las elecciones.

Y aboga para que el aeropuerto que se está construyendo sobre la cuenca del ex lago de Texcoco, sea sujeto a una auditoría exhaustiva para evaluar su viabilidad. ¿Ya decidió Andrés Manuel? Un día dice que sí y, el otro, que si lo convencen da marcha atrás. ¿Son los asesores o los oficiosos? El hecho es que las encuestas comienzan a moverse al ritmo del mensaje proselitista. Conste.

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