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MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
En aquellos días del foxismo, en noviembre de 2001, la Confederación Patronal de la República Mexicana evaluó alos diputados federales; de la evaluación la inmensa mayoría de los legisladores salió raspado.
¿Por qué la Coparmex procedió de esa manera, incluso con calificaciones que, más allá de la mala fama de los diputados, les dieron niveles de escolapios reprobados en las principales asignaturas?
Bueno, en los inicios de la entonces LVIII legislatura federal, el antifoxismo era galopante. Y no andaban errados los críticos respecto de la forma de gobernar de Vicente, que lindaban entre la ocurrencia y la ruptura de mecanismos elementales de la investidura presidencial.
Se imaginó, entonces, que la Coparmex le hizo el trabajo sucio a la administración del licenciado Fox Quesada, para dejar mal parado al Congreso de la Unión, aunque la descalificación fue expresamente contra los diputados, quienes le respondieron y convocaron a hacer propuestas, aunque dieron la bienvenida a la crítica constructiva.
Desde esos días y a la fecha, la participación del sector privado ha sustanciado más críticas y opiniones. Sin duda su aportación de propuestas al Legislativo han sido varias, mas la mayoría se han quedado como meros enunciados.
El caso es que, el reciente informe de la OCDE alude a la práctica de la corrupción en México, que no deja bien parada a la iniciativa privada; incluso la referencia es que su participación en esta praxis le cuesta más de mil millones de pesos anuales a empresarios para lograr contratos y acceder a procedimientos que suelen ser tardados y harto burocráticos.
Tal vez por ello y en un intento por aportar su punto de vista y quizá hasta una idea de iniciativa para el Legislativo, la Coparmex convocó al que denomina Primer Foro Empresarial Anticorrupción, en el que, según adelantaba este martes, “contaremos con la presencia de distinguidos conocedores del tema, así como con representantes del sector empresarial y de COPARMEX Nacional y Ciudad de México, entre ellos el presidente nacional Gustavo de Hoyos Walther y el local, Jesús Padilla Zenteno”.
Y vea usted el nivel de los participantes, según la convocatoria: “En el panel Retos del Sistema Local Anticorrupción participarán Eduardo Rovelo, contralor del Gobierno de la Ciudad de México; Leonel Luna, presidente de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y Manuel Granados, consejero general Jurídico del GCDMX, con la moderación de Sofía Ramírez Aguilar, investigadora de Mexicanos contra la Corrupción.
“Los Retos del Sistema Nacional Anticorrupción serán abordados –este martes–, además de Gustavo de Hoyos, presidente Nacional de COPARMEX, por Juan Ernesto Pardinas, titular del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y Luis Carlos Ugalde, director general de Integralia Consultores, con la moderación de Alejandro Ríos Rippa, presidente de la Comisión Anticorrupción de COPARMEX nacional”.
No dudo que habrá encendidas críticas y hasta desgarramiento de vestimentas en esto de las exposiciones.
Pero, ¿habrá alguna propuesta sustentada, viable y congruente, más allá del muro de las lamentaciones en que suelen convertirse este tipo de foros?
Ojalá y haya una buena propuesta, porque desde aquellos años de México en la Libertad, encabezados entonces por Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, contra la estatización de la banca, en septiembre de 1982 por don José López Portillo, la enjundia empresarial dejó de ser combativa y se convirtió en enunciativa, parte de discursos de desencanto y hasta descalificación, como ocurrió en una cena con el entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado.
Sin duda, al sector empresarial, que incluye elemental a los patrones, dolió que se les haya llamado corruptos, porque tanto lo es quien corrompe como el que se deja corromper. Más de mil millones de pesos en moches para transar un permiso o lograr un contrato y, si usted quiere, hasta para el permiso de una modesta construcción, es muestra de que algo debe hacerse más allá del discurso.
Por supuesto, es elemental que los legisladores –diputados y senadores—dejen de lado las veleidades electorales y aprueben o desechen dictámenes en materia de anticorrupción, sistema que entrará en operación dentro de unos días más, pero sin cabeza porque a los legisladores simplemente no se les pega la gana elegir al fiscal anticorrupción.
Ya veremos qué sale de este foro de la Coparmex. Digo.
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