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MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
Ejemplos de impudicia política los hay de sobra en México, aunque en estos tiempos en los que, de acuerdo con Andrés Manuel López Obrador, caminamos rumbo a la IV República, es decir, otro México despojado de corrupción, han aparecido personajes que, sin rubor alguno, tuercen el brazo a la ley alzándose ejemplos bastardos impúdicos e impunes.
Dos ejemplos ilustran este escenario en el que el largo brazo de la justicia se tuerce frente a sueños de poder y desplantes que ofenden al sentido común e insultan a quienes buscan que la ley se cumpla.
Dichos ejemplos son los del gobernador-senador electo-gobernador sustituto de Chiapas, Manuel Velasco Coello, y el senador electo Napoleón Gómez Urrutia, quienes irrumpieron en la escena política nacional como herederos del poder paternal, aunque en el caso del chiapaneco fue merced a su abuelo Manuel Velasco Suárez, suegro además de Manuel Camacho Solís, un importante impulsor de la carrera de Andrés Manuel López Obrador en la oposición de dizque izquierda.
Gómez Urrutia, un político educado en México e Inglaterra, es hijo de Napoleón Gómez Sada, quien falleció en 2001 y durante 42 años fue líder del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros Metalúrgicos, en su tiempo bastión priista.
Desencuentros con Minera México, llevaron a Gómez Urrutia a autoexiliarse en Canadá, para no enfrentar cargos de desvío de fondos y fraude en contra de integrantes del sindicato minero, cuyo liderazgo heredó en 2002, meses después del deceso de su padre. Aunque el cargo no le fue reconocido formalmente por la autoridad laboral, toda vez que no cubría los requisitos para ser el dirigente sindical.
Antes, durante 12 años, Gómez Urrutia fue director General de la Casa de Moneda de México, una gestión en la que brilló con luz propia, aunque la versión pública es que el cargo le fue asignado como parte de los pagos políticos hechos a su padre Napoleón Gómez Sada. En fin.
El caso es que Gómez Urrutia obtuvo la doble nacionalidad y permaneció en Canadá, desde donde libró un litigio más mediático que jurisdiccional en busca de ser exonerado de los cargos que le imputaron las autoridades mexicanas.
Rescatado por Andrés Manuel López Obrador, quien ha evitado citar las causas reales por las que lo nominó candidato plurinominal a un escaño en el Senado dela República, a cuyas instalaciones acudió el lunes último a registrarse y obtener la credencial que lo acredita senador. Y, entre sus
breves líneas declarativas, dijo que volvió a México para ayudar en el rescate de la economía y combatir a la corrupción.
¿Está aclarada la situación jurídica de Gómez Urrutia? Que se sepa, no hay un fallo de la autoridad jurisdiccional que absuelva al hoy senador electo por el Movimiento Regeneración Nacional. ¿Combatirá a la corrupción alguien acusado de corrupto? Esa es impudicia, por utilizar un eufemismo.
Sus ayudantes prácticamente lo sacaron del escenario en el que, en el Senado, se ofrecía esa sui generis conferencia de prensa. Y Napoleón dejó con las preguntas en la boca a los colegas. ¿Es un ejemplo de transparencia? Sí, en su momento fue reconocido como administrador, pero cuando no quedan claras las cuentas de los 55 millones de dólares birlados a los mineros que representa, su reputación no es prístina.
Y, en el otro riel de la impudicia está el joven chipaneco Manuel Velasco Coello, cuya carrera política fue impulsada por su abuelo, el médico neurocirujano Manuel Velasco Suárez, gobernador de Chiapas en el período 1970-1976, de profunda militancia en el Partido Revolucionario Institucional.
Velasco Coello fue diputado y senador por el Partido Verde Ecologista de México, aunque el PRI fue factor fundamental en el ascenso de su carrera con las alianzas en las que tuvo al lado al PVEM. Cuando protestó como gobernador, la apuesta fue que tendría una administración accidentada. Lo que ocurrió.
Hoy, conocido su apoyo a la causa de Andrés Manuel López Obrador en Chiapas, en la campaña presidencial que concluyó el pasado 1 de julio con el triunfo del tabasqueño, Velasco Coello preside en turno a la Conferencia Nacional de Gobernadores, cargo desde el que sirvió como vocero de Andrés Manuel, al término de la reunión que éste sostuvo con los gobernadores.
Manuel, El Güero, en la conferencia disculpó la ausencia de López Obrador y matizó las posturas asumidas en el encuentro, evitó referir el rechazo de los gobernadores de filiación priista a los delegados especiales que mandará Andrés Manuel a los estados y pintó un encuentro color de rosa. Evidencia de cómo operará en su papel de senador.
¡Ah!, pero la impudicia política de Manuel Velasco va más allá de la deslealtad con la que operó en contra de la alianza del PVEM con el PRI en la campaña presidencial, porque se fue hasta la cocina y, con el control del Congreso chiapaneco en la mano, obtuvo una reforma a la Constitución del estado de Chiapas de forma tal que puede solicitar licencia o renunciar al cargo de gobernador para protestar como senador el próximo 1 de septiembre y, luego, solicitar licencia al escaño para volver con carácter de gobernador sustituto a Chiapas y concluir su gestión el 1 de diciembre.
¿Se puede torcer el brazo de la ley de esa forma impúdica e impune? ¡Por supuesto! Y el Presidente electo no ha opinado al respecto. Del tema se le pudo preguntar en la conferencia de prensa convocada al término de su reunión con los integrantes de la Conago, pero se disculpó, en voz de Manuel Velasco Coello. En fin. Y hablan de honestidad y transparencia. Conste. sanchezlimon@gmail.com www.entresemana.mx
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