ESCAÑO ABIERTO / CON MÉXICO NO SE JUEGA: MEADE @arturozamora @CNOPNacional #JuevesDeMasColumnas

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ARTURO ZAMORA 2

La reciente decisión del gobierno de Estados Unidos de imponer aranceles a las importaciones de acero y aluminio provenientes de la Unión Europea, Canadá y México nos lleva a tres conclusiones: Que el presidente Donald Trump despliega una estrategia comercial que amenaza la estabilidad económica mundial, que a López Obrador y Anaya les quedó grande el reto comercial y que José Antonio Meade es el único candidato presidencial con la preparación y experiencia para enfrentar la guerra comercial.

La medida adoptada, según la cual la balanza comercial en la materia pone en riesgo la seguridad nacional de Estados Unidos, es absurda e inaceptable. En el caso de México, existe un superávit a favor de Estados Unidos en el intercambio de estas materias primas y la afectación a nuestra economía es menor: 2,700 millones de dólares, de un total de 314 mil millones.

La entrada en vigor del decreto se da luego de dos meses de exención a estas medidas proteccionistas, y una vez que los negociadores estadunidenses en la mesa del TLCAN no lograron sus objetivos en materia de reglas de origen, solución de controversias, temporalidad quinquenal del tratado y cláusulas estacionales para productos agropecuarios. Asimismo, Trump sabe que su idea de negociar tratados bilaterales con México y Canadá es absolutamente intransitable.

Igual que Trump torpedea la relación comercial con China, es probable que imponga aranceles al sector automotriz, hasta desatar un alud de controversias ante la OMC y una guerra comercial que conduzca a una crisis económica regional y global. A menos que desde el propio gobierno y la industria surja un llamado a la cordura, como sugieren las declaraciones del secretario de Comercio, Wilbur Ross.

No en balde el presidente francés, Emmanuel Macron, respondió a la noticia recordando que el nacionalismo económico detonó la Segunda Guerra Mundial, en tanto que para la canciller alemana, Angela Merkel, hace tiempo que Estados Unidos dejó de ser un aliado confiable.

Por ello, resulta tan acertada la firme respuesta concertada entre el presidente Peña Nieto y el primer ministro Justin Trudeau, al aplicar medidas compensatorias hasta por 23 mil millones de dólares, cuidando dos aspectos centrales: Que los bienes gravables no afecten la canasta básica del mexicano y que provengan de estados y distritos en la unión americana en donde la medida repercuta en el bienestar del electorado republicano.

Así son las batallas comerciales: Se libran de pie, con la cabeza fría y con energía y firmeza. Así ganamos en el caso del transporte de carga fronteriza y de las escobas de mijo, con represalias comerciales equivalentes hasta que cedieron. Así respondió, de inmediato, José Antonio Meade, con una reprobación tajante y un contundente: “Con México no se juega”.

En contraposición, quedó al descubierto la inexperiencia de Anaya, al proponer “diversificar las exportaciones”, cuando se requiere de medidas inmediatas y contundentes. Por su parte, López Obrador mostró su ignorancia e incapacidad, al proponer evitar “una guerra comercial” y “llamando a dialogar a Trump”. Como adelantó en el segundo debate en respuesta a León Krauze: “No habrá guerra comercial, eso te lo puedo garantizar”. ¿Qué es ésta sino una guerra comercial?

Las circunstancias han sometido a los candidatos a una prueba efectiva y concreta de su talla política: Anaya y López salen reprobados en materia comercial, en tanto que Meade es el único que comprende la complejidad de los asuntos comerciales y que será capaz de preservar el interés nacional ante Estados Unidos.

                *Secretario general de la CNOP.

*Esta columna se publica todos los martes en www.excelsior.com.mx

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