ESCAÑO ABIERTO / UN TLCAN MODERNIZADO, PARA UN PAÍS PROFUNDAMENTE REFORMADO @arturozamora #MartesDeColumnas
Aunque apenas terminó la primera ronda de renegociaciones del TLCAN, podemos adelantar algunas conclusiones sobre este estratégico proceso de diplomacia comercial y política económica.
La primera, el consenso cada vez más generalizado entre los agentes económicos, trabajadores, expertos y actores políticos de EU, Canadá y México, acerca de la necesidad de modernizar el tratado, ampliando sus alcances a nuevos ámbitos económicos y de políticas públicas. Lejos va quedando el fantasma de la cancelación unilateral del TLCAN y avanza la convicción de que el nuevo tratado ha de ser bueno para las tres partes o no será. Este rotundo criterio cualitativo ha de prevalecer sobre la postura inicial de la delegación norteamericana de fijar al superávit comercial de su país como medida del éxito y condición para evaluar el desempeño del futuro acuerdo, lo cual afectaría a las cadenas productivas regionales.
Aparejada va la argumentación acerca de la modificación de la Regla de Origen, central en la mecánica de intercambio regional. Tan absurdo resulta esperar que uno de tres países deba conservar un excedente en su intercambio con dos socios, como esperar que cualquiera de ellos ha de tener un porcentaje preponderante en un producto manufacturado en cadena en el territorio de América del Norte.
Al respecto coinciden los equipos canadiense y mexicano, que están por conservar la competitividad de la zona del Tratado, la mayor del mundo hasta ahora y por elevar el componente regional integral, lo que habrá de favorecer mayores inversiones europeas, asiáticas y sudamericanas en el subcontinente. Lo que va resultando francamente inaceptable para México y Canadá es la pretensión de Estados Unidos de modificar el capítulo de solución de controversias que ha funcionado excelentemente a lo largo de 25 años, con argumentos de salvaguarda de la soberanía y protección de la democracia, valores que no están en entredicho. Habría que ir poniendo entre corchetes estos asuntos para avanzar, como bien dijo el secretario de Economía Ildefonso Guajardo, donde tendremos coincidencias y mucho por negociar.
En la siguiente ronda, a celebrarse la primera semana de septiembre en México, podrían irse abordando ya otros aspectos fundamentales para modernizar el TLCAN, como son el comercio electrónico, la cuestión ambiental, el asunto de prácticas desleales y corruptas y el combate al crimen, por sólo mencionar algunas.
Con todo ello, México ha ganado en varios frentes. Uno, porque nadie cuestiona ya en nuestro país que la liberalización comercial iniciada en julio de 1986 con la adhesión al GATT y relanzada en 1994 con la firma del TLCAN ha sido fundamental para lograr el crecimiento económico del país en términos benéficos en materia de empleo, salarios, capacidades, despetrolización de la economía, desarrollo regional y diversificación de mercados.
Dos, porque nunca como en estos cuatro años y medio, la economía había logrado una diversificación de su estructura productiva, atracción de inversiones privadas extranjeras y nacionales, crecimiento del Producto Interno Bruto (que llegó al 3% el segundo trimestre de este año), generación de energías limpias e incremento del ingreso al trabajo, gracias al efecto de las reformas estructurales del presidente Enrique Peña Nieto.
Y tres, porque en esta renegociación empresarios, trabajadores, expertos y académicos vamos juntos, con el gobierno al frente, con un solo propósito: seguir avanzando hacia un mejor futuro para los mexicanos.
*Secretario general de la CNOP.
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