ESPADA DE DOS MANOS / COMANDANTE EN JEFE #JuevesDeMasColumnas @fconsydig

NACIONAL, POLÍTICA

Marcelo Fabián Monges.

Escritor y periodista.

CIUDAD DE MÉXICO, 19SEPTIEMBRE2019.-Andrés Manuel López Obrador, durante el izamiento de bandera, por el aniversario de los sismos de 1985 y 2017, acompañado de Laura Angélica Rojas Hernández, Presidenta de la Mesa direcctiva de la Cámara de Diputados; Senadora, Mónica Fernández Balboa; Olga Sánchez Cordero, Secretaria de Gobernación; Esteban Moctezuma, Barragán, Secretario de Educación; Román Meyer Falcón, Secretario SEDATU; Arturo Durazo Moreno, Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana; Beatriz Gutiérrez Müller, Presidenta Honoraria de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica; Almirante Vidal Francisco Soberón Sanz, Secretario de Marina; General Luis Cresencio Sandoval González. Secretario de la Defensa Nacional; Claudia Sheinbaum, Jefe de Gobierno de la ciudad y Luis Rodríguez Bucio, comandante de la Guardia Nacional, en la plaza de la Constitición.
FOTO: PRESIDENCIA /CUARTOSCURO.COM

Si López Obrador estuvo enterado o no del operativo en Culiacán para detener a Ovidio Guzmán López, el hijo del Chapo Guzmán no es una cuestión menor.

Primero dijo que él avaló la decisión de la rendición de las fuerzas federales que fueron a detener al hijo del Chapo. Después dijo que él no sabía de la realización del operativo. Analicemos los posibles escenarios de acuerdo a las versiones de López Obrador.

Si de verdad López Obrador no estaba enterado de la realización del operativo, lo que tiene que haber sucedido es que apenas descendió su avión en Oaxaca, desde el gabinete de Seguridad se tenían que haber comunicado con él para pedirle permiso para dejar libre al hijo del Chapo, ya que el cártel de Sinaloa a esas hora tenía soldados como rehenes, y les estaba enviando videos al mando militar de los soldados que tenían en su poder, y, como es de imaginarse, les estarían diciendo que los iban a ejecutar si no liberaban al hijo del Chapo. A esto hay que sumarle que el cártel de Sinaloa se había metido en el barrio de los militares y amenazaba a las familias de estos, seguramente con ejecutarlas, no con ninguna otra cosa.

Entonces tenemos que si no estaba enterado López Obrador del operativo, desde el gabinete de seguridad lo abordan, lo ponen al tanto de la situación y le cuentan el desastre, y le piden autorización para rendirse y liberar al capo narco, al hijo del Chapo. López Obrador con toda la tranquilidad del mundo da autorización para que las fuerzas federales se rindan y liberen al capo narco.

Para sumar leña al fuego del desastre, según el New York Times, en el operativo cayeron presos los dos hijos del Chapo, Iván Archivaldo y Ovidio, y las fuerzas federales terminaron perdiendo a los dos.

Si López Obrador de verdad no estuvo enterado del operativo de Culiacán del día 17 de octubre, es poco creíble que como Comandante en Jefe no castigue a los responsables del desastre. Es poco o nada creíble que él asuma la vergüenza y la deshonra diciendo que avaló esa decisión, la de liberar al hijo del Chapo y que no haya consecuencias para los ineptos que organizaron el operativo.

¿Qué hubiera pasado si el operativo hubiera tenido éxito?

Entonces López Obrador ¿Sí se hubiera colgado la medalla en el cuello? Como ha hecho otras veces, como cuando les fue bien a los atletas mexicanos en los Juegos Panamericanos. Los mismos atletas que supieron obtener 136 medallas para México, 37 de oro, 36 de plata, y 63 de bronce, y a los que su gobierno no apoyó en nada. Incluso el gobierno de López Obrador había cancelado cientos de becas de la CONADEP a los atletas, Pero a la hora del triunfo ahí estaba Ana Guevara y López Obrador colgándose del esfuerzo de los atletas que no habían apoyado. Lo mismo hubiera pasado con el operativo de Culiacán del día 17 de octubre para detener al hijo del Chapo. Hubiéramos visto a un López Obrador exultante, diciendo “que se acabó lo de antes”, “que somos distintos”, etc, etc. Pero como todo salió mal, resulta que López Obrador no estaba ni enterado.

Si de verdad López Obrador no estaba enterado de un operativo de semejante envergadura, con enormes consecuencias para el país, cualquiera fuera el resultado, y aún con más razón considerando que el personaje que fueron a buscar tiene un pedido de extradición del gobierno de los Estados Unidos, cabe preguntarse ¿Para qué quiere México un Comandante en Jefe de sus Fuerzas Armadas que no esté ni enterado de un operativo semejante? Cabe preguntarse ¿Qué se puede esperar en materia de seguridad nacional, si la máxima autoridad en ese terreno, no sabe ni lo que hacen sus subordinados, ni su tropa? Cabe hacerse una pregunta que han realizado hasta el cansancio en las redes sociales con toda razón: ¿Entonces, qué hacen en las reuniones del gabinete de seguridad todos los días?

El solo hecho de mencionar que el Gabinete de Seguridad se reúne todos los días, vuelve muy poco creíble la versión de López Obrador de que no estaba enterado del operativo.

SI López Obrador estaba enterado del operativo y de su planificación, es parte completa del fiasco y de sus resultados, que terminó con la rendición de las fuerzas federales y con la liberación de los dos hijos del Chapo Guzmán. En ese caso sería entendible que justifique la ineptitud completa de su Gabinete de Seguridad, porque está justificando la suya propia, pues fue parte de la planeación del operativo.

No es creíble que López Obrador no estuviera enterado del operativo.

Ahora bien, si López Obrador estaba enterado del operativo, y dijo no estarlo, para salvar su imagen, esto habla de una cobardía sin límites, como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, puesto que para salvar su imagen y esquivar su vergüenza, le arroja la culpa a sus subordinados, haciéndose el valiente, asumiendo la derrota, pero diciendo que fue culpa de los miembros de las fuerzas de seguridad que lo planearon y lo realizaron.

Lo más probable es que López Obrador estuviera perfectamente enterado del operativo, que quién lo planificó fue el incompetente de Alfonso Durazo, su secretario de Seguridad y por eso, justamente por eso, se utilizó a la Guardia Nacional y se dejó afuera a la SEDENA, tanto en la planificación como en la realización del operativo.

Entonces tenemos por un lado que si López Obrador no estuvo enterado del operativo como Comandante en Jefe es una figura decorativa. Y si estuvo enterado y dijo no estarlo para evitar todo el costo político, es un Comandante en Jefe sin el menor honor, capaz de entregar a sus tropas a la vergüenza y el escarnio.

En resumidas cuentas, haya o no estado enterado del operativo, por los resultados de lo sucedido en Culiacán el día 17 de octubre, queda perfectamente claro que López Obrador no está capacitado en ningún sentido para ser el Comandante en Jefe de nada, ni de los Boy Scouts.

A esto hay que sumarle que en el relato oficial, en el discurso de López Obrador, se ha intentado por todos los medios vestir la humillante derrota propinada por el Cártel de Sinaloa a las fuerzas del Estado, como una tarea humanitaria.

Vestir el fracaso de una acción de fuerza del Estado ante el crimen organizado como un acto de humanismo solo habla de la vileza de López Obrador.

Son tan humanistas desde el gobierno de López Obrador que las primeras condolencias a los deudos de los militares muertos en Culiacán las emitió la Secretaría de Relaciones Exteriores el día lunes 21 de octubre, cuando el operativo fue el día 17.

Cuando López Obrador se dice humanista a la hora de considerar la liberación de narcos y delincuentes, se olvida de las víctimas. Los narcos y delincuentes son seres humanos, es cierto, nada más que  son seres humanos que se dedican a extorsionar, a asesinar, a robar, etc. a otros seres humanos que trabajan todos los días para sobrevivir y mantener a su familia y al Estado.  Puede ser entendible que para alguien como López Obrador que la Ley le importa poco y se la salta cada vez que puede, el hecho de que los delincuentes y los narcos estén fuera de la Ley no tenga gran relevancia. Pero en su declamado humanismo, de un solo ojo, López Obrador se olvida de las víctimas, no contempla la naturaleza del delincuente, y por lo tanto no entiende que quien está delinquiendo se está aprovechando, o violando, o robando o matando según sea el caso a personas de bien, que viven de su trabajo, y que aportan a su sociedad pagando impuestos y cumpliendo las leyes. La defensa del delincuente es algo que promueven todos los gobiernos populistas de izquierda, lo ha hecho Maduro en Venezuela, y lo ha hecho hasta el cansancio Cristina Fernández en Argentina. En todos los casos por votos. Defender delincuentes por votos, en contra de los ciudadanos de bien, es parte de la corrupción moral del socialismo del siglo XXI. El objetivo es simple, empoderar a grandes sectores marginales para tenerlos como votos cautivos. El problema es que si se empodera al delincuente esto no se hace en un terreno abstracto, esto en la realidad se hace en contra de los ciudadanos que trabajan todos los días para poder vivir.

Un caso extremo y vergonzoso, nada más como ejemplo, es el ex Juez de la Suprema Corte de Cristina Fernández, quien ha llegado a plantear en sus teorías del derecho, que “si hay oscuridad no hay violación”. Otro caso de igual calibre es la agrupación “Vatayón Militante” (Así con V”) que formó Cristina Kirchner con presos comunes, que adherían a su proyecto político, a los que les dio siete mil pesos (pesos argentinos)  de sueldo mensuales cuando un jubilado, que había trabajado toda su vida ganaba tres mil pesos.

La supuesta humanidad de López Obrador con la que defiende narcos y delincuentes, ni es humanidad, ni tiene ninguna base moral ni ética, sino todo lo contrario. Es por un lado cálculo político, y electoral, y por el otro, acuerdos económicos.

Con su discurso y su accionar López Obrador empodera a los delincuentes. Y empoderando a los delincuentes se olvida de quienes lo votaron. Los 30 millones de ciudadanos que votaron por él son ciudadanos de bien, no delincuentes. Los que le han conferido el cargo son los ciudadanos de bien, no los delincuentes. Los que nutren las arcas del Estado son los ciudadanos que trabajan todos los días, no los delincuentes. Incluso los que le pagan su sueldo a López Obrador son los ciudadanos de bien, no los delincuentes. A no ser que alguien tenga otros datos.