ESTADO DE PAZ / FABIOLA DÍAZ DE LEÓN @escdesenoritas ESCUELA DE SEÑORITAS

NACIONAL, POLÍTICA

Alcanzar un Estado de Paz en México debe ser una prioridad. No solo porque una democracia en el siglo XXI debe garantizar el bienestar de sus habitantes en general sino porque estamos muy lejos de poder hacerla una realidad. El crimen organizado tiene décadas permeando todo el tejido social de nuestro país y propiciando una economía de mercado negro que si bien asegura una derrama económica que alcanza a una gran parte de la población, también socava la economía formal del país y genera enormes fugas de divisas puesto que las grandes sumas que genera no permanecen en los sistemas bancarios locales sino en paraísos fiscales que permiten enormes evasiones de impuestos. Evasiones billonarias que representarían grandes beneficios si se pudieran captar de manera formal. Más programas sociales, más infraestructura en salud, educación y servicios públicos.

 

México tiene para su suerte y maldición, grandes territorios dedicados a la producción de drogas: Marihuana y amapola son los primeros cultivos, pero por su enorme frontera y cercanía con EU y Canadá, somos paso obligado para el tráfico de cocaína de América del Sur. En últimas fechas con el creciente mercado para la metanfetamina que ha cobrado mucha popularidad entre usuarios de sustancias ilegales, también fabricamos y procesamos grandes cantidades de ésta. La guerra contra el narco ha cobrado cientos de miles de vidas y ha generado la desaparición masiva de personas. Los índices de violencia han escalado a niveles insostenibles. La inseguridad en la que vivimos es preocupante y palpable en casi todo el territorio nacional. Ni las fuerzas de seguridad ni el ejército ni la marina han podido bajar esta cifra. Las cárceles están llenas de personas que han sido criminalizadas por la lucha contra las drogas y sus mercados pero con ello no ha dejado de operar el crimen organizado. Todo esto nos deja claro que las medidas tomadas por las políticas públicas hasta ahora son erróneas. Ni el consumo ni la venta de las sustancias ilegales han decrecido, muy por el contrario, siguen aumentando.

 

Para dar un giro total a esto la única salida es dejar de penalizarlo, regularlo e insertarlo en la economía formal. En últimas fechas se propuso la despenalización de dichas sustancias ante el Congreso. Pasará también al Senado, y de ser aprobada nos vamos a enfrentar ante autoridades internacionales como la ONU y el gobierno de EU y Canadá, entre muchos otros. Ahí vamos a enfrentar el verdadero reto puesto que son los países consumidores los que menos quieren una medida así porque representan a los que más beneficio económico reciben de estos mercados informales.

 

No estamos ya en un debate de si es moralmente bueno o malo el uso de las llamadas drogas, estamos ante la posibilidad de dejar de morir por cientos o miles en México. También ante un reto para la justicia social, si las miles de víctimas encontrarán la verdad sobre sus deudos y deudores, si podremos enfrentar la verdad de cientos de miles de muertes y desapariciones y juzgar a sus asesinos materiales e intelectuales. Esto sería alcanzar el verdadero Estado de Paz y eso sí representaría una verdadera transformación del México del siglo XXI.