FEMINICIDIO: BORRANDO EL DELITO @escdesenoritas #JuevesDeMasColumnas

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Fabiola Díaz de León Escuela de Señoritas @escdesenoritas

En esta semana el Fiscal Gertz Manero tuvo una brillante idea. Como los feminicidios no se esclarecen en un 99 o 98% lo mejor es eliminar el delito del Código Penal y calificarlo como homicidio doloso en todos los casos. Cabe mencionar que México vive una pandemia de asesinatos de mujeres que ha marcado la vida de nuestra sociedad desde 1985. Mujeres que hoy tienen apenas 35 años nacieron, crecieron y viven con el miedo de no regresar vivas a sus hogares, a sus escuelas, a sus trabajos. El feminicidio en México se considera un término gracias a la etnóloga feminista Marcela Lagarde y de que ella lo conceptualiza en 1997 a que se tipifica como delito pasaron 15 años. No fue sino hasta 2012 que se agrega al Código Penal Federal y no todas las entidades de la República lo manejan de la misma manera.

Pero así como del plato a la boca se cae la sopa. Del papel legislativo a la realidad nacional podemos apilar miles de cuerpos de mujeres y niñas que han sido privadas de su libertad, torturadas, violadas, mutiladas, descuartizadas, tiradas como basura en baldíos o bolsas negras de plástico sin que la justicia haya resuelto el 99% de esos restos humanos encontrados. No sabemos en realidad cuántas puedan ser. Nuestra realidad es que es más posible que vayas a la cárcel por robar una vaca que por matar a una mujer o una niña. Y dice el fiscal que es muy difícil investigar los feminicidios y que por eso no se sentencia a los culpables.

No señor fiscal, no, su fiscalía no solo es incapaz de resolver el problema de los feminicidios. Su fiscalía es incapaz de resolver más del 90% de las carpetas de investigación existentes en todas sus oficinas.

La UNAM está con tomas y paros desde hace meses por el justo reclamo de las alumnas que piden que cese la violencia hacia las mujeres. La famosa violencia de género que algunos hombres reclaman también. Ese es otro debate al que no voy a entrar. Los alumnos reclaman que no hay servicios de salud y seguridad. El macho mexicano que fue producto de exportación durante siglos ahora se revela como un ente que de tanta permisividad y privilegio (no laven trastes, que te atienda tu hermana, que te laven la ropa, que estudie porque es hombre, que tome decisiones porque es el HOMBRE de la casa y cuanta patraña les venga a la cabeza) se ha convertido en una cofradía de seres incapaces de crecer con los tiempos y que ejerce todo tipo de barbarie contra aquellos y aquellas que consideran que no están a su altura, que son inferiores o vulnerables o no tan fuertes como ellos. De ahí la estadística que tenemos de abuso sexual a menores, embarazos infantiles y adolescentes, violaciones, acoso sexual, violencia doméstica e intrafamiliar, crimen organizado y puedo seguir con nuestra vergonzante realidad hasta el infinito. Y claro que no todos los hombres son criminales ni depredadores sexuales ni malos a secas. ¡Pero cuántos penales de varones hay por cada penal de mujeres? Y en estos últimos ¿cuántas están encarceladas por sus relaciones con varones?

Dice el Presidente que la propuesta de Gertz Manero no va a proceder, no por lo estúpida que es, sino porque aun siendo buena se puede malinterpretar en el contexto actual de México. Otro que no ha entendido nada. Ese es el punto. Para los varones hablar de violación es terrible porque qué tal que le pasa a su hermana, a su mamá, a su hija, a su esposa. A su… a la que sea que tenga que ver con ellos. No existe la posibilidad de que sea condenable solo porque es a otra persona que no tenga relación con ellos. Alegan que no hay diferencia entre un homicidio doloso y un femicidio (singular: una muerta) y feminicidio (plural: muchas muertas) y hay toda la diferencia del mundo. En el homicidio se pierde la vida. PUM, un balazo, se murió. En el feminicidio te secuestran, te tortura, te violan, te mutilan, de denigran, te siguen mancillando aun después de muerta y te tiran como un desecho que no vale nada. No solo pierdes la vida, pierdes la calidad de humana, pierdes la dignidad, pierdes la libertad. Y todo esto no solo dura un segundo, dura horas, días, meses, años. Muchas son borradas como si nunca hubieran sido personas, como si no hubieran sido una vida con familias, con amigos, con ideales, con

sueños. Con un cuerpo que merece el mismo respeto si nació con vulva a si hubiera nacido con pene. Así de sencillo es y a la vez así de complejo. El feminicidio es un crimen de odio que se comete por sexismo y machismo y mucha, pero mucha misoginia. Puede ser íntimo o no íntimo, en el primer caso te mata tu novio, tu amante, tu esposo, tu concubino. En el segundo te mata cualquier hombre en la calle nomás porque sí, porque te vio y se le ocurrió y también lo puede hacer en tu casa. O pueden ser varios que no tienen otra cosa mejor que hacer que salir a matar a una mujer o a varias mujeres. O a una mujer trans, bueno, a esta más que a cualquier otra, porque de entrada es todavía menos que una mujer, es un hombre que quiso ser mujer. ¿Cómo se atreve a dejar de ser hombre?

El reclamo de las mujeres que han tomado las calles para poder seguir vivas, para seguir con sus vidas íntegras, para tener la misma valía ante las instituciones que los OTROS es más que legítimo y el Estado esta claramente viendo la posibilidad de colgarse la medalla del salvador y parar la violencia contra las mujeres que es en su mayor escalada el feminicidio. Pero eso no se logra solamente redactando un papel que ratifiquen las cámaras con el beneplácito del Presidente. La escalada va a disminuir cuando las autoridades comiencen a resolver la maraña infinita de casos que se han acumulado hace más de 35 años. Para eso se necesita sensibilizar y capacitar a todo el personal del sistema de justicia, a todo el sector educativo, a todas las familias, a todos los ministros de culto, a todos los medios de comunicación, a todos los funcionarios de gobierno, a todas las organizaciones mercantiles y de comercio, en fin a todo un país que conformamos alrededor de 120 millones de mexicanos.