FERNANDO AGUIRRE RAMÍREZ / ¿EL FIN POLÍTICO DE SARKOZY? #Domingueando en @elheraldo_mx

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

Por Fernando Aguirre

En Francia, no se tuvo que hacer una consulta popular para iniciar un proceso judicial contra un expresidente. Hace un par de días, la decisión de un tribunal francés desencadenó un sismo en la clase política y opinión pública francesa al condenar, a tres años de prisión —uno en firme— por corrupción y tráfico de influencias, al exinquilino del Palacio del Elíseo, Nicolás Sarkozy.

Aquel que fue calificado por Felipe Calderón como “gallardo” en marzo de 2009, cuando realizó una visita de Estado a nuestro país en medio de una polémica generada por el asunto de Florence Cassez, acusada de secuestro y tortura, se aferró a defenderla apelando a que se tuviera confianza en la justicia francesa para que a su conciudadana se le concediera la aplicación del Tratado de Estrasburgo, lo anterior para ser extraditada y llevar su proceso judicial en esa nación. “Hay que confiar en la justicia francesa…Francia es un Estado de derecho donde no se hace cualquier cosa”, reiteró soberbio, en diversas ocasiones en aquella visita.

El que se jactaba de ser respetuoso y garante de la independencia de la justicia francesa,  hoy en día argumenta ser objeto de una “injusticia profunda” al ser declarado culpable en un caso denominado “escuchas” (des écoutes) que develó un supuesto soborno, junto a su abogado Thierry Herzog, al magistrado Gilbert Azibert, ofreciéndole un alto cargo en el Consejo de Estado de Mónaco a cambio de información privilegiada sobre una investigación en su contra por los fondos para su primera campaña presidencial en 2007.

A pesar de asegurar que no tiene ninguna voluntad de regresar a la política y ya “dio la vuelta a la página”, algunos políticos de derecha ven en Sarkozy a un prospecto para la elección presidencial que se avecina en el 2022. Por ello, este entramado judicial y otros casos legales que se le adjudican parecieran tener tintes político-electorales con el fin de descarrilarlo, sin embargo, Sarkozy se dice dispuesto a dar la batalla acudiendo a la Corte Europea de los Derechos Humanos (CEDH) si no obtiene una respuesta favorable del Tribunal francés al recurso judicial interpuesto para no pisar la cárcel. “Sería doloroso para mí tener que hacer que mi propio país sea condenado, pero estoy listo porque ese sería el precio de la democracia” dijo paradójicamente Sarkozy al periódico Le Figaro.

Nicolás Sarkozy no tiene tan fácil un regreso a la política francesa o incluso tan sólo disfrutar la belle vie como arguye, tendrá que sortear otros problemas legales de los que se ha visto envuelto desde que concluyó su mandato en 2012, en los que se le señala de haber cometido presuntos actos de corrupción como es el caso de la supuesta aceptación de pagos ilegales por parte de la heredera de L’Oréal, Liliane Bettencourt, quien contribuyó a su campaña presidencial del 2007; la presunta contribución del dictador libanés, Muamar el Gadafi, para financiar su campaña electoral; la acusación de ocultar por parte de su partido político junto a la empresa Bygmalion, 20 millones de euros de los costos de su campaña de reelección en 2012, y recientemente se le imputa haber cometido presunto tráfico de influencias y presuntas actividades delictivas de lobby, a favor de una firma aseguradora rusa.

Además de salir airoso de los problemas legales, también tendrá que trabajar en recuperar su credibilidad ante los franceses, porque como bien se repite la frase de moda en México, “lo que no mancha, tizna” y todos estos señalamientos le han pasado factura a su popularidad e imagen personal. Recientemente, el diario francés Les Échos presentó una encuesta en donde el expresidente francés registró una caída en su imagen de 5 puntos después de su condena, sólo el 27 % de los franceses tienen una buena imagen de él y el 59% una mala. Además de que según la encuesta perdió  hasta un 10% de apoyo entre los simpatizantes de la derecha.

En política nada está escrito, en México hemos visto políticos renacer de sus cenizas, ejemplos hay muchos. Para Sarkozy, indudablemente ésta es una dura prueba, de salir bien librado tendrá la oportunidad de reivindicarse como aquellos expresidentes “mártires” que bien identificamos en América Latina, el último ejemplo, el recién liberado brasileño Lula da Silva.

Francia, cuna de los derechos humanos donde la libertad, igualdad y fraternidad rigen los principios de su política, nos pone el ejemplo de que no es necesario hacer circo, maroma y teatro para aplicar la justicia, trátese de quien se trate; siempre y cuando ésta se aplique de forma imparcial e independiente del poder del Ejecutivo.

 

ANECDOTARIUM

El asunto de Florence Cassez tensó las relaciones entre México y Francia en casi todo el resto del sexenio de Felipe Calderón, y se agudizó casi al rompimiento cuando Sarkozy decidió que cada uno de los eventos conmemorativos del Año de México en Francia en 2011, sería dedicado a Cassez. En 2013, ya con un nuevo presidente electo, Enrique Peña Nieto y también en Francia, con François Hollande, las relaciones bilaterales tomaron un nuevo rumbo, sin Cassez de por medio, todo tuvo un “retour à la lune de miel”.