FERNANDO AGUIRRE RAMÍREZ / LA CAÍDA DE CIFUENTES EN ESPAÑA, ¿UN EJEMPLO PARA LOS POLÍTICOS MEXICANOS? #MartesDeColumnas @feraguirrermz
Fernando Aguirre Ramírez
Cristina Cifuentes sentenció en mayo de 2017 una frase lapidaria y hasta cierto punto profética: “El tiempo de los corruptos ha llegado a su fin en la Comunidad de Madrid”. Desde entonces, la controvertida política española se enarboló en la bandera de la lucha contra la corrupción y se le consideró como un símbolo de regeneración del Partido Popular (PP) de España, un partido mermado por graves y sonados casos de corrupción, como lo fue el de Esperanza Aguirre, icono del PP por más de tres décadas.
En este ánimo de contrarrestar la mala imagen del Partido Popular con aires renovadores, Cifuentes, una de las políticas con más renombre actualmente en España, con una ascendente carrera política en el PP y considerada, además, como una posible carta fuerte de ese partido para suceder a Mariano Rajoy, actual Presidente del gobierno español, se dedicó a señalar a diestra y siniestra los casos de corrupción al interior de su partido y al exterior, a pisar callos y a ver la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio. Hoy, Cristina Cifuentes vive los peores días de su carrera política, que parece desembocar en un despeñadero.
La pesadilla de Cifuentes comenzó hace poco más de un mes, cuando ocupando la presidencia de la Comunidad de Madrid (equivalente a una gubernatura en México), el diario.es dio a conocer que la presidenta de la comunidad más importante de España obtuvo su título de maestría en Derecho Autonómico de la universidad pública Rey Juan Carlos, con notas falsificadas.
En un vaivén de información, la política a toda costa se empeñó en negar los hechos que a la vista de la opinión pública eran inconsistentes. Todo ello, la llevó a vivir en un impase político estas últimas semanas.
La estocada final a Cifuentes vendría la semana pasada, cuando se dio a conocer en otro medio, Okdiario, un video que data de hace siete años donde un guardia de seguridad de un supermercado la detiene y le hace una revisión a sus pertenencias, luego de haberla sorprendido hurtando dos botes de crema facial. Cleptómana o no, Cristina Cifuentes renunció el mismo día de la difusión del video, a su cargo como presidenta de la Comunidad de Madrid, dos días después, renunció también a la presidencia del Partido Popular en la región de Madrid.
En estas condiciones, la trayectoria política de Cifuentes parece terminar en medio de la polémica y de señalamientos de corrupción, lo que ella tanto pregonó combatir. Pero también despertó un debate de opiniones entre los españoles. Por un lado, se preguntan hasta qué punto los enemigos políticos y detractores le reservaron a Cifuentes un ajuste de cuentas al hacer circular un video y con ello aniquilarla. Por otro lado, se levantan voces preocupadas por la forma en que una filtración así supone una intromisión al derecho a la intimidad de los funcionarios públicos, pero al mismo tiempo se debe predominar la libertad de expresión e información y también surgen suposiciones de qué tanto este traspié de Cifuentes puede ocasionar una oleada de votos para el partido de centroderecha Ciudadanos.
En México, malamente nos hemos habituado a que los casos de corrupción sean visibles y juzgados por la opinión pública cuando se habla de cifras rimbombantes, cuando se descubre toda una red de operación y tráfico de influencias, cuando se filtran videos y/o llamadas de políticos en situaciones sumamente comprometedoras y embarazosas, peor aún, cuando hay muertes de por medio.
En el sentido del derecho a la privacidad de los políticos, pocas veces nos hacemos la reflexión sobre el origen de una filtración sobre ellos. Estamos tan acostumbrados a este tipo de prácticas ilícitas que no cuestionamos y apelamos a su difusión como parte del ejercicio de la libertad de expresión o información, algunas veces para bien, pero otras más para enjuiciar, erróneamente, a la ignominia.
Quizás, el caso de Cristina Cifuentes debe recordarnos que entiéndase por corrupción la acción y efecto de corromper o corromperse, sea ésta en mayor o menor escala. Considero que estamos a años luz de ver a un político mexicano actuar como Cifuentes, renunciar a su carrera política por una maestría fraudulenta y el robo de dos cremas faciales.