FERNANDO AGUIRRE RAMÍREZ / LA LUCHA DE LAS PIBAS VOLVERÁ Y SERÁN MILLONES #MartesDeColumnas @feraguirrermz
La semana pasada, el Senado argentino rechazó y echó por tierra la esperanza de miles de pibas que apenas en junio celebraban, como primer gran paso, la aprobación en la Cámara de Diputados del proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). En pleno siglo XXI, los legisladores de ese país decidieron darle un portazo al tema y con 31 votos a favor, 38 en contra, se consolidó el NO al aborto legal
“Una batalla perdida es una batalla que uno cree que ha perdido”. Jean Paul Sartre.
La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, impulsora de este proyecto en Argentina, ha recorrido un largo trecho desde el año 2005, cuando se presentó por primera vez bajo la consigna: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. Desde entonces ha sido respaldada por grupos de feministas y de mujeres pertenecientes a movimientos políticos y sociales, así como de más de 300 grupos, organizaciones y personalidades vinculadas a organismos de derechos humanos, de ámbitos académicos y científicos.
Tras 13 años de lucha y en su séptimo intento por afianzarse bajo el amparo de la ley, en este 2018 la campaña tomó proporciones inimaginables al expandirse en toda la Argentina y más allá de sus fronteras, con un distintivo que además la hizo notoria y popular, portar pañuelos, camisetas o cualquier otro accesorio en color verde. Así, en las últimas semanas, “la marea verde” no sólo se ha propagado por las calles porteñas o de provincias argentinas, sino también empieza a extenderse a otros países.
La lucha por la despenalización y legalización del aborto tanto en Argentina como en todos aquellos países que actualmente la penalizan, incluido el nuestro, busca el reconocimiento de la sociedad a que las mujeres ejerzan a sí mismas su plena autoridad, capacidad y derecho a decidir sobre su propio cuerpo frente a lo que se supone un embarazo no deseado. Bajo esta premisa, los conceptos de libertad vs.derecho a la vida de los grupos liberales y los conservadores se han contrapuesto y seguirán así cuando intereses afloran dándole cerrazón a la razón y al corazón.
El tema no ha dejado de causar controversia siempre que entra en el debate social y sigue siendo tabú en muchos países, sobre todo en América Latina, en donde la religión, mayoritariamente católica, juega un papel determinante y de contrapeso muy importante a la aprobación legal. En México, por ejemplo, mientras el aborto está permitido legalmente en la Ciudad de México bajo cualquier circunstancia hasta las doce semanas de gestación, en el resto del país no se despenaliza del todo, puesto que dependiendo del estado, los códigos penales difieren en cuanto a las causas que lo justifican para llevarlo a cabo.
La desigualdad social existente en nuestro país no sólo se limita a lo económico y a la falta de oportunidades, sino también a lo ideológico y con éste, se lleva a la involución y negación a los mexicanos de provincia de beneficiarse de los derechos sociales y civiles conquistados en la capital mexicana. Por qué una mujer del interior no tendría las mismas posibilidades de abortar por decisión propia como lo hace quien reside en la CDMX. Se vive una gran hipocresía ideológica respecto a éste y otros temas.
Recordemos que hoy en día la penalización del aborto no impedirá su práctica, al contrario, sólo sería tapar el sol con un dedo en estos tiempos donde todo ha cambiado y en los que cada vez es más frecuente que las mujeres contravengan los preceptos sociales que rigen sobre sus cuerpos. Lo peor de esto es que miles de mujeres seguirán arriesgando su vida con procedimientos clandestinos en vez de ofrecerles lo contrario.
Latinoamérica empieza a convulsionarse en su búsqueda de la despenalización del aborto gracias al efecto sembrado por la “marea verde” argentina. Ahora Brasil, el primer país con el mayor número de católicos, se ha sumado al tema intentándolo por la vía judicial y no legislativa. Además, con un componente especial, se hace en medio de un próximo proceso electoral presidencial. ¿Los políticos brasileños estarán dispuestos a acompañar y complacer a su electorado?
¿Quién será el próximo país de la región en entrarle al tema? La lucha de las pibas no ha cesado, volverá y serán millones las conciencias que revolucione en la América Latina.
Analista
*Esta columna se publica todos los martes en www.excelsior.com.mx