FERNANDO AGUIRRE RAMÍREZ / NO ME SALGAN CON QUE MILEI ES MILEI #Domingueando @feraguirrermz

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

“Escuchá, cuando me vine de Buenos Aires, el dólar blue estaba casi a 400 pesos, esta semana llegó a mil pesos, da igual votar por los peronistas, kirchneristas, macristas o por Milei, al menos éste vende de nuevo esperanza, los otros llevan años en el poder sin hacer nada y hundiendo al país”, afirma desencantado, Sergio Lebensztajn, boxeador profesional refugiado en nuestro país.

Javier Milei lo sabe bien, vender esperanza es lo único que puede motivar a los más de 35 millones de electores argentinos a darle el triunfo mañana 22 de octubre, por cierto, fecha en la que también celebra su cumpleaños 53. De no lograr 45% total de los votos, una segunda vuelta electoral prevista para el 19 de noviembre definiría este proceso que se antoja de final de fotografía.

El voto está prácticamente en tercios entre Milei, el ministro de Economía, Sergio Massa, y la conservadora Patricia Bullrich. Pese a todo el apoyo gubernamental de Alberto Fernández, el candidato oficialista no la tiene fácil, pues el presidente saliente se va con los peores índices de popularidad y frente a él tiene a un irreverente candidato que cautiva y se frota las manos porque sabe que podría ser el próximo presidente a partir del 10 de diciembre.

Considerado estrella de futbol, cantante de rock and roll, economista, libertario, católico, ultraderechista y con gran afinidad con Donald Trump, Milei se posicionó en la escena nacional e internacional gracias e esa personalidad insultante —además de su peinado particular que lo distingue y evoca a los insurgentes del siglo XIX— y un sinfín de propuestas políticas disruptivas que, invariablemente llamaron la atención de millones de argentinos urgidos de una buena dosis de esperanza.

Atrapado en el romanticismo de lo que fue Argentina hace 100 años, la “Gloriosa Argentina”, el León Milei apela a sumar votantes hartos de ver pasar del peronismo y antiperonismo, sin ofrecer ningún resultado y sumirlos aún más en los peores escenarios económicos. No es una coincidencia que la campaña del ultraderechista le hable a grupos sociales bajos y a las nuevas generaciones que no conocen lo que es vivir sin una inflación asfixiante y un constante deterioro económico-social.

Las campañas negras están en su apogeo en el país del tango y la milonga y son tan efectivas, como en México, que de unos meses para acá Milei ya es percibido como “un peligro para Argentina”, incluso desde ahora lo señalan como el causante de que el peso se devaluará más, apenas se le declare ganador. Por supuesto, su pelea con el papa Francisco, sus controvertidas posturas contra el aborto, el socialismo, Nicolás Maduro, Lula da Silva, Cuba, Rusia y China, entre otros, le han valido ser señalado por opositores y tener varios frentes abiertos.

La retórica Mileista se ha centrado en dar la batalla permanente contra el socialismo, una y otra vez ha reiterado que no se dejará abrazar por las ideas comunistas-socialistas que “sólo causan envidia, odio, resentimiento, trato desigual ante la ley y violencia que han empobrecido a su país”. Promete ajustes radicales que van desde la eliminación de dependencias hasta la dolarización.

Más de un gobierno vecino sudamericano no ve con buenos ojos su posible llegada y en México parece no ser la excepción, pues ya hasta el presidente López Obrador lo trató de un “deslenguado, conservador e intolerante”. De llegar a la presidencia, veremos si Milei continúa en el lenguaje aguerrido de la campaña o mostrará otra faceta, ¿Cuántos candidatos presidenciales deslenguados no conocemos que dejaron en el tintero todo lo que prometieron?

Como Sergio, casi 20 mil argentinos han emigrado a tierras mexicanas desencantados de lo que pasa en su país y con la esperanza de encontrar un mejor futuro. “¿Cómo vamos a votar por Massa si como ministro de Economía ha tomado las peores decisiones, nos chamuya, con qué cara pide el voto ese Garca?”, remata el boxeador.