GENERA ROCES ELECCIÓN EN MORENA #MartesDeColumnas @adrianrueda EN @Excelsior
Quienes no simpatizaban ni con Díaz-Polanco ni con la pandilla de Martí Batres sabían que era difícil ganar.
De no haber sido por la traición de los diputados Víctor Hugo Romo y Julio César El Nenuco Moreno, la llegada de Héctor Díaz-Polanco a la presidencia de Morena en la Ciudad de México no habría sido tan tersa.
Y es que ambos personajes, con fama de moral elástica, se habían comprometido a votar con el grupo de moderados que impulsaba a Marisela Zúñiga para dirigir a los guindas.
Quienes no simpatizaban ni con Díaz-Polanco ni con la pandilla de Martí Batres sabían que era difícil ganar, pero esperaban una pelea más cerrada, sobre todo porque Romo y El Nenuco se habían comprometido a jalar.
La elección de la nueva presidencia, que será solamente de dos años, le fue encargada al secretario de Gobierno, César Arnulfo Cravioto, quien, fiel a su costumbre, lo hizo con los pies.
Aunque al final se impuso la propuesta de sus jefes, quedó la mancha de la disidencia en el partido, pues hubo un 40% de rechazo, que no es poco, sobre todo en los momentos en que la 4T requiere de unidad interna.
En Morena dicen que se pudo haber logrado un acuerdo si Cravioto hubiera operado con los disidentes, pero que el secretario fue un convidado de palo y no habló ni con los suyos, que igual estaban confundidos.
Su sectarismo le puede pasar factura, pues en su equipo dicen que no tiene comunicación con nadie y que quizá está esperando a que llegue enero y se vayan los que heredó del equipo anterior para que pueda traer a los suyos.
Por lo pronto, llama la atención la presencia de Fadlala Akabani en la Subsecretaría de Gobierno, pues el exsecretario de Economía soñaba con que Claudia Sheinbaum lo invitara al gobierno federal.
Pero está ahí y, aunque su mayor experiencia es en el tema económico, su paso por la delegación Benito Juárez a finales de los 90 y su breve estadía en el gobierno de Vicente Fox a principios de los 2000 le debieron dejar alguna enseñanza política.
En el gobierno afirman que cada quien jala por su lado, y que esa falta de coordinación ha impedido la atención oportuna de ciudadanos que han cerrado avenidas porque no hay una línea de cómo atender sus demandas y hacia dónde canalizarlas.
A eso habrá que agregar que Tomás Pliego, flamante titular de la Secretaría de Atención Ciudadana, ha dicho que, si saben contar, no cuenten con él para esas tareas; pues él se enfocará en los programas sociales.
A ver si no se les hace agua el engrudo, pues hay una secretaría local de Bienestar y una federal para ejecutar toda la política social y, si no se coordinan, además de duplicar funciones, van a chocar.
CENTAVITOS
Y hablando del relevo en Morena de la CDMX, a quien no le gustó nadita que sus compañeros señalaran que, días previos a la sesión del Consejo Estatal del domingo, al interior del partido se discutió la falta de claridad en el destino de ocho millones de pesos, fue al hoy exdirigente Sebastián Ramírez. El Sebas se queja de que ayer en este espacio se publicó que sus compañeros de partido habían pedido una explicación de esos recursos, “lo que pone en duda lo que más atesoro: mi reputación como una persona decente y honesta”. Pues que eso se lo reclame a sus colegas, que pusieron en duda su tesoro, ya que aseguran que la discusión se puso tensa, aunque, al final, se acordó olvidar el tema. Para El Sebas, un servidor, al igual que muchos otros “periodistas”, difundimos chismes que no aportan a un debate público de altura, pero sí tiznan la reputación del destinatario. Ahí sí, cada quien su reputación.