HÉROES DE CARNE Y HUESO, SON CONOCIDOS POR LA TRAGEDIA

NACIONAL

image1JUCHITAN, OAXACA.- Él ya existía tiempo ha sido igual, es el hombre que rescató una bandera nacional del Palacio Municipal y la colocó sobre los escombros, para que volviera a ondear, porque dice que ante la adversidad la gente debe estar de pie, como el lábaro patrio.

El dato

Los policías locales lo saludan y reconocen el gesto que tuvo Ángel Sánchez luego del sismo.
“La bandera es nuestro símbolo nacional, es parte de nuestra identidad y no estaba dispuesto a verla tiradaentre los escombros. Era una señal de que los juchitecos no debemos estar de rodillas ante este fenómeno, tenemos que ser fuertes para salir adelante”, relata.

La tarde del sábado, 40 horas después del mayor sismo que se ha registrado en el país en los últimos 100 años y que dejó a Juchitán en ruinas, este hombre de tez morena y 57 años, vecino de la colonia Séptima Sección, camina por el predio donde estaba la alcaldía y recuerda aquella noche en que salió a buscar a sus hijos, pero vio a su pueblo en ruinas.

A su paso se encontró con el lábaro patrio que de manera ordinaria luce en la cima del ayuntamiento. Le quitó piedras y tierra, luego tomó un palo y lo colocó en un montículo de escombros.

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Las escenas de ese momento han dado la vuelta al mundo; aun así, él no considera ser un símbolo.

Sin embargo, para muchos pobladores ver la bandera mantenerse en alto fue una señal de esperanza en medio de la devastación en cada una de las calles de este municipio, el cuarto más poblado de Oaxaca de un total de 570.

Su trabajo le deja ganancias variables, calcula un promedio de mil pesos a la quincena. Habita en una casa de tres cuartos. Su vivienda es de las pocas que no sufrió daños.

Mientras camina observa el panorama: escombros por todos lados. Y ve la casa de su amiga Sonia. No quedó nada en pie y comenta que, ahora, organizará actividades para gestionar apoyos para los damnificados.

Los policías locales lo saludan y le reconocen su gesto. “Bravo señor, eres leyenda”, le dice un comerciante mientras avanzaba en medio de los locales ubicados a un costado del mercado principal.

LA RAZÓN / Por Néstor Jiménez

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