INICIA MÁXIMA CUMBRE DE LA ONU PARA REFUGIADOS, EN UN N.Y. BLINDADO
Con vallas de concreto, policías apostados en las calles y la Guardia Nacional en custodia de los principales edificios, Nueva York está en máxima alerta en una de las semanas más sensibles para la seguridad nacional: cuando han arribado más de un centenar de jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo, la ciudad está conmocionada por la explosión de una bomba en un tacho de basura el sábado –provocó 29 heridos– y el hallazgo de otra que no detonó. El gobernador del Estado definió ayer a estos hechos como un “acto terrorista”, aunque dijo que al menos hasta ahora no había indicios de que tuvieran conexión internacional.
Quince años después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, una bomba de fabricación casera explotó a las 8.30 de la noche del sábado en la calle 23, entre las avenidas Sexta y Séptima, en el barrio neoyorquino de Chelsea. El artefacto había sido colocado en un tacho de basura y el estallido causó la rotura de los vidrios de los edificios de la cuadra y heridas a 29 personas. La mayoría ya había sido dada de alta ayer.
Después de que estallara la bomba en Chelsea, la policía encontró en un tacho de basura a pocas cuadras de allí, en la calle 27 y Séptima, una olla a presión con cables y un celular pegado con cinta plástica que no había estallado. Aunque parezca inofensivo, dos aparatos similares detonaron en la maratón de Boston en 2013 y mataron a 3 personas e hirieron a más de 200.
Fue un día en donde el espectro del terrorismo sobrevoló sin cesar. Más temprano, por la tarde, otra bomba había explotado en la localidad de Seaside Park, en Nueva Jersey, antes de que se iniciara una carrera patrocinada por los Marines con miles de personas. El artefacto, escondido también en un tacho de basura, no causó heridos. Las autoridades dijeron que no hallaron por ahora conexiones entre los casos de Nueva Jersey y Nueva York.
También llegaban noticias dramáticas También llegaban noticias dramáticas desde Minnesota, donde un hombre apuñaló ayer a nueve personas en un centro comercial antes de que un policía fuera de servicio lograra matarlo a tiros. El Ejército Islámico dijo que el ataque había sido cometido por uno de sus “soldados” y el FBI investiga si esto es efectivamente un “potencial acto de terrorismo”.
El alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, intentó ya desde la madrugada de ayer llevar tranquilidad a la población, en un momento en que los principales aeropuertos de la ciudad estaban esperando el aterrizaje de los más de 100 mandatarios de todo el mundo que vienen a participar a una Cumbre de Refugiados, que comienza hoy lunes, y a la inauguración de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el martes. El funcionario anunció que habrá “un presencia sustancial” de policías en la ciudad. El alcalde aseguró que se trataba de un “acto intencional, violento y criminal” pero se resistió a clasificarlo de terrorismo hasta que haya pruebas.
En cambio, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, fue mucho más enfático. “Una bomba que explota en Nueva York es obviamente un acto de terrorismo, pero no hay vínculos con terrorismo internacional”, dijo Cuomo después de visitar la zona en la que explotó la bomba. El funcionario dijo que podría tratarse de “un lobo solitario”, pero que todavía es pronto para saberlo. Explicó que la ciudad está en alerta y que ya 1.000 policías adicionales del estado de Nueva York y miembros de la Guardia Nacional patrullarán las terminales de autobuses, los aeropuertos y el metro.
Hasta ahora nadie reivindicó las bombas y el FBI y las unidades antiterroristas están investigando y revisan los videos de la zona. No hay detenidos. Las autoridades piden a los vecinos que estén en alerta y denuncien cualquier movimiento sospechoso.