JARID: JUSTICIA FALLIDA / FABIOLA DÍAZ DE LEÓN @escdesenoritas ESCUELA DE SEÑORITAS #JuevesDeMasColumnas
Fabiola Díaz de León Escuela de Señoritas @escdesenoritas
No termina el primer mes del 2020 y ya los números de muertos se cuentan por miles. México es un país en el que los ríos son de sangre ya hace décadas y la ineficacia de nuestras instituciones y quienes las operan no dejan de sorprender por su incapacidad. Se le reclama al primer año y pocos meses de su gobierno a la 4T que la violencia va en escalada. Los que votaron por el cambio ejercen una paciencia casi santa, los que no, exigen soluciones inmediatas a un problema que tiene decenas de años gestándose y manifestándose a diario.
Chiapas, uno de los estados más polarizados en diferencias sociales, donde la revolución convirtió a los hacendados porfiristas en caudillos de la misma y que siguen gozando de sus privilegios como si Madero no hubiera muerto y Zapata tampoco. La zona donde se dio el levantamiento Zapatista que hasta la fecha da voz al reclamo de los pueblos originarios con autonomía y ejemplo, porque nos guste o no, mantienen sus zonas y sus formas de vida vivas hasta hoy. Chiapas acaba de vivir uno de los episodios más trágicos, desgarradores, monstruosos y tristes que he conocido.
Jarid Cinco Díaz tenía apenas 6 años cuando desapareció del ejido Faja de Oro el pasado día 9 de enero, De inmediato su familia y comunidad comenzaron a buscarla sin éxito. Al día siguiente, en un ejido cercano, encontraron su cuerpo en un cultivo de café. Violada, torturada y con intentos de ser desmembrada. La ira de la población no se hizo esperar y un hombre llamado Alfredo de 37 años con un largo historial de agresiones sexuales y recién salido de prisión tras una condena de 8 años fue señalado. Vivía con su anciana madre. Lo sacaron de su casa, lo golpearon, lo hicieron “confesar”, señaló a otros miembros de su familia, un tío, sus nietos, sus sobrinos, no hace sentido su discurso en un video que circula en redes.
Somos lentos para prevenir y rápidos para juzgar. Lo lincharon, lo amarraron y le prendieron fuego con gasolina. Murió. Su madre, invadida por la misma ira, impotencia y tristeza que los padres y familiares de Jarid, señaló a 8 personas responsables de la muerte de su hijo.
En un operativo de cientos de efectivos, cateos a 8 casas y un despliegue de fuerza pública solo equiparable a su ausencia de años en la zona, se hicieron los arrestos, varios hombres y una mujer, ésta fue Marleni. Se le acusa de haber prendido fuego a Alfredo. Marleni estaba de visita en el ejido. Fue una de tantas en el furor colectivo. Ahora está presa.
Pocos días más tarde los pobladores, enardecidos, exigieron la liberación de los arrestados bloqueando los accesos carreteros sitiando la zona. Nadie entra, nadie sale. Han amarrado y resguardado contra su voluntad a funcionarios y hasta a trabajadores de la CFE. La impotencia de los pobladores se expresa y manifiesta de una manera que no es acorde con las leyes del país, pero este tipo de acciones se dan donde la autoridad no se encuentra. ¿Porqué no se hizo ese despliegue de fuerza para encontrar a una niña cuando todavía podía estar viva y sí cuando un hombre ha sido victimado? ¿Pueden los pobladores confiar en estas autoridades que están sancionando un mal y no dando respuestas sobre la herida inicial que fue el feminicidio de una niña de 6 años de su comunidad? La justicia tiene que brindar verdad y reparación del daño. ¿Qué verdad buscan las autoridades sobre un hecho que se cometió a la vista de todos y a plena luz del día y no buscan a los responsables o responsable que lo perpetró? ¿Tienen que acumularse vidas sobre vidas para que la Fiscalía del Estado se haga presente en esa zona? No hay certeza de que Alfredo fuera el feminicida de Jarid, la policía estaba presente durante su linchamiento y no intervino. ¿Qué garantía tenemos de que a Marleni la sometan a un proceso de justicia con perspectiva de género que le brinde los atenuantes para recibir un trato realmente justo? Las mujeres encarceladas en nuestro país no son juzgadas bajo la perspectiva de género. Ya ha sido vinculada a proceso, cuando la juzguen va a pasar mucho tiempo tras las rejas. Mi llamado es a que mostremos compasión y empatía por una víctima como Marleni clamando que se le provea un proceso judicial con perspectiva de género con la verdad imparcial de su participación en la muerte de Alfredo por la que se le tiene privada de su libertad. No perdamos de vista su caso, repliquemos el hashtag #JusticiaParaMarleni y pugnemos para que los numerosos feminicidios infantiles, que son cada vez más comunes sean resueltos de manera prioritaria por todas las autoridades y no se queden en una carpeta de investigación, un caso abierto más y una estadística. Marleni es mujer, es pobre, estaba en el lugar equivocado en el momento menos afortunado, es el chivo expiatorio perfecto para que la Fiscalía General del Estado aparezca como competente y el gobierno de MORENA también. A Alfredo lo linchó la población materialmente, pero el Estado Fallido es el autor intelectual por su enorme omisión y nula presencia en las comunidades y las calles empezando por el comandante y los oficiales que no pudieron resguardar a Alfredo y se dedicaron a ver cómo lo quemaron vivo. Si Marleni es culpable esos uniformados lo son todavía más.