LA ADVERTENCIA POPULISTA DE VENEZUELA PARA MÉXICO, EL CAMINO HACIA LA DICTADURA @arturozamora

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

arturo zamora 4La severa crisis institucional, política, social y humanitaria que vive Venezuela resulta aleccionadora para los países de América Latina y el Caribe, así como para otros regímenes democráticos en el mundo que enfrentan el riesgo del populismo. El dilema político de nuestro tiempo, como ilustra el caso de Venezuela en días recientes, es entre populismo e instituciones democráticas. Me refiero al populismo que mina la institucionalidad del Estado, ignora la voluntad popular, anula la dignidad de las personas e instaura dictaduras.

Este contexto nos obliga a señalar y desenmascarar a sus liderazgos ante el riesgo que representan para la democracia constitucional, los derechos fundamentales, la estabilidad económica y social y, en el extremo, la vida y la libertad de las personas. El presidente Nicolás Maduro resolvió, hace unos días, a través del Tribunal Supremo de Justicia, desaforar a los miembros de la Asamblea Nacional, exponerlos a procesos por sedición y traición a la patria y asumir sus funciones, lo que rompe con la división de poderes y anula la legitimidad de la representación popular. A partir de un Poder Judicial incondicional, se acosa a la Asamblea Nacional y se resiste al avance de las oposiciones con una represión abierta y aplicando la justicia militar a civiles disidentes y encarcelando a cientos. El daño institucional es preocupante, las alertas mundiales se encendieron para evitar un mayor deterioro de la democracia venezolana y el derramamiento de sangre.

México, por su parte, fiel a los compromisos adquiridos en la Carta Democrática Interamericana y otros instrumentos internacionales, elevó su voz para expresar el desacuerdo de nuestro país ante este ataque a las instituciones democráticas, a la división de poderes y a los derechos humanos, señalando que el único camino para alcanzar la recuperación económica y la normalidad democrática pasa por la ruta electoral, por el respeto a la voluntad popular y el restablecimiento de los poderes republicanos.

Sin embargo, la lección más relevante que deja a la región y, particularmente, a nuestro país, es advertir que el riesgo de atacar, minar y desmantelar las instituciones democráticas es justamente que un orden institucional débil es el caldo de cultivo para la instauración de una dictadura. En nuestro país vivimos desde hace 17 años con el discurso y la acción antidemocrática de López Obrador, que un día descalifica al INE, otro día calumnia a las Fuerzas Armadas, momentos después dice que el Poder Judicial forma parte de la “mafia en el poder” y al día siguiente desacredita el trabajo plural que se realiza en el Congreso de la Unión.

Es claro, el objetivo de AMLO es debilitar a las instituciones en beneficio de sus ambiciones de poder, como ya lo hizo cuando fue jefe de Gobierno del DF, al desconocer y burlar la Constitución y la ley. Lo que se advierte en el fondo del populismo demagógico en Venezuela es la manipulación de las necesidades, pasiones y esperanzas de la gente. A partir de la noción de un líder que dice encarnar los sentimientos del pueblo, así como el fomento del odio de la gente hacia un enemigo imaginario, el populismo atenta contra las instituciones del Estado que garantizan las libertades y derechos fundamentales y la existencia de la pluralidad política propia de una democracia representativa.

Los sectores más populares de la sociedad requieren estabilidad, certidumbre jurídica y orden institucional para desarrollarse, no lo harán con espejismos y promesas demagógicas que nos conduzcan a una dictadura populista. Los empresarios, profesionistas, estudiantes, comerciantes, taxistas, todos, merecen instituciones sólidas para cumplir con su función social. Ante este riesgo populista en el mundo, de izquierda o de derecha, todos debemos mirar y prevenir.

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