LA “CERTIFICACIÓN FINAL” DEL VATICANO A SCHOLAS OCCURRENTES @sacroprofano
ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ
CIUDAD DEL VATICANO.- Una fundación del Papa debería ser, naturalmente, un proyecto del Vaticano. Querido y apreciado por la Curia Romana. Pero la ecuación no se aplicó, al menos en esos términos, a Scholas Occurrentes. Fundadas en 2013 por voluntad de Francisco, las Escuelas para el Encuentro nacieron con gran vivacidad, pero cosecharon clamorosos errores. Y no lograron empatar, de primera mano, en la estructura eclesiástica. Cinco años después, la organización logró revertir aquella desconfianza inicial y cosechó significativos gestos de las estructuras vaticanas. Porque para sobrevivir en Roma no basta sólo el visto bueno del pontífice.
El signo definitivo de esta evolución se verificó algunos días atrás. La noticia pasó desapercibida, aunque tuvo una relevancia sustancial. Por primera vez la Congregación para la Educación de la Santa Sede dedicó un número completo de su revista institucional al proyecto de la fundación. “Scholas Occurrentes y la pedagogía de la armonía” es el título del primer fascículo para 2018 de Educatio Catholica. La primera copia se le entregó directamente al Papa.
“Uno podría hablar de una certificación. Si bien eso no se subestima, estamos hablando de un signo de comunión. Porque (Scholas) no era un antojo del Papa, no era una cuestión caprichosa o arbitraria”, explicó José María del Corral, presidente de la fundación. Y agregó, atribuyendo una cierta inspiración teológica a la iniciativa: “Francisco hizo un discernimiento sobre esto, y hoy el Vaticano lo reconoce desde lo intelectual y desde lo material”.
Colaborador histórico de Jorge Mario Bergoglio, del Corral evocó el azaroso (y meteórico) comienzo del proyecto. Reconoció que los mismos funcionarios vaticanos le confesaron que, al principio, “no entendían bien qué era, de qué se trataba”. Y después, cuando empezaron a comprenderlo, “no lo sentían propio de su competencia”. “Por eso, en su origen, creció afuera (de la Iglesia)”, apuntó, en entrevista con el Vatican Insider.
Justo en el momento de más turbulencia pública, a mediados de 2016, el camino de Scholas comenzó a cruzarse con el de las instituciones vaticanas. La Congregación para la Educación Católica decidió monitorear el devenir de su trabajo con un ambicioso proyecto académico llevado adelante por la universidad Lumsa. “No fue una auditoria intelectual, fue un discernir y un acompañar”, precisó el presidente.
Así surgieron las primeras “cátedras Scholas”, con universidades dispuestas a replicar el modelo de participación educativa y cambio social. Le siguieron congresos internacionales. En el primero, realizado en Valencia, el secretario de la congregación, Angelo Vincenzo Zani, apostó públicamente por la fundación. Y para un encuentro en Israel, el mismo clérigo invitó a los rectores de las universidades católicas a asistir.
Para del Corral, todas estas señales demuestran que el proyecto “no es un tema de amistad”, sino que nació de una intuición que Jorge Mario Bergoglio promovió, fue avanzando en el tiempo y se concluyó que era aplicable, “porque la necesidad de los jóvenes trasciende a una situación propia de Latinoamérica o de Argentina, es un drama mundial”.
“Se puede sumar, también, el concierto de Navidad a favor de Scholas que se realiza dentro del Vaticano y que volverá a hacerse este año. Es otro tipo de reconocimiento, quizás más superficial, sin embargo también es importante. Sobre todo sabiendo que la fundación no tiene fondos propios y, para sostenerla, es necesario recibir una mano”, añadió. Habla con razón el presidente, porque la Santa Sede suele ser muy selectiva en los actos que acoge y patrocina. Durante el pontificado actual se volvió más.
El concierto de Navidad en el Vaticano fue un clásico italiano de los años 80 y 90. Perdió fuerza en 2006, cuando dejó de realizarse en el Aula Pablo VI, el más grande auditorio de la Santa Sede. En diciembre pasado regresó en una nueva etapa, con una recaudación que se compartió con la Fundación Don Bosco en el mundo.
Por eso, el número de Educatio Catholica es visto como la “certificación” de la Curia Romana a Scholas. “Es una publicación oficial que será distribuida a todas las universidades católicas del mundo y a las conferencias episcopales”, destacó del Corral. Él no quiso ocultar los desaciertos. Porque la asociación “está llamada a los accidentes”. Por eso entona un “mea culpa”. Pero aclara que, más allá de los errores, “el Papa puede estar seguro que Scholas no se va a enfermar”. En resumen, ella no dejará de ser “una fundación en salida, creativa”.
Ahora, el proyecto se encuentra en franca expansión. Además de su oficina en Roma, abierta meses atrás en el histórico Palacio San Calisto, propiedad del Vaticano en el barrio de Trastevere, ya inauguró otras sedes: México, Colombia, Mozambique, Estados Unidos y Argentina. Justo después de conectarse vía satélite con Buenos Aires, el 11 de mayo pasado, el Papa pronunció una peculiar bendición. Pidió explícitamente rezar por “quienes se oponen” a la iniciativa, implorando que puedan apreciar “que es para bien”.
El detalle no estaba previsto. Incluso sorprendió al propio José María del Corral, quien no pudo dejar de reconocer que las resistencias existieron y siguen existiendo. “Me pareció algo sumamente evangélico e innovador, porque eso de bendecir a quienes te maldicen es un principio cristiano básico, es la cruz en el fondo. Que un Papa haga una bendición así es fuerte. La hizo muy concreta, porque venía hablando de los sueños de los jóvenes que algunos quieren bajar. Hay un contexto en el cual fue dicha esa frase, no fue una bendición abstracta y de la nada”, interpretó.
“Él dijo ‘también bendigo a los que se oponen’. Y lo hizo en presente. En esa bendición incluyó a quienes hicieron resistencia en la historia, es un pasado que hoy no está, pero también existe un presente que permanece, o un presente nuevo. Él es consciente de que no solo de afuera, adentro mismo, en los países y en la Iglesia, no todos tuvieron la capacidad y la humildad que tuvo el Vaticano, la Congregación para la Educación Católica, para reconocer que este proyecto es de Francisco y que no debe venir de Finlandia para ser bueno, puede venir de Buenos Aires”, siguió.
Y apostilló, refiriéndose a la Argentina: “Es mentira que nadie es profeta en su tierra, no podemos quedarnos con esa estupidez. Se puede y se debe ser profeta en la tierra, porque cada uno debe ser profeta donde está, allí de donde nació. Su bendición toma este contexto con mucha claridad. Y además la pronuncia en italiano, para que lo entiendan todos”.
Por lo pronto, Scholas sigue con una calendario cargado. Con actividades locales, y también internacionales. En la última semana de junio, más de 150 académicos se darán cita en Castel Gandolfo, a las afueras de Roma, para un nuevo congreso educativo. Y para el mes de noviembre, el Vaticano recibirá el primer encuentro sobre acoso digital o “ciberbulismo”. Cerrará la cita el abrazo del Papa a muchachos y muchachas víctimas de este flagelo tecnológico.
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