LA COSTUMBRE DEL PODER/ EL NEOLIBERALISMO MÁS VIVO QUE NUNCA #JuevesDeMasColumnas @OrtegaGregorio

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

GREGORIO ORTEGA MOLINA. El tren rápido a Querétaro debió dejar enseñanzas, pero no aprenden. Suponer que los tigres asiáticos y Rusia pueden invadir comercialmente el territorio nacional es un error, ya no consideremos los espacios en los que el PIB se define, como la industria y las fianzas. El gobierno de Manuel Ávila Camacho reaccionó tarde, y mostró sus preferencias ideológicas una vez ocurrido el ataque a Pearl Harbor, aunque en la práctica miles de braceros ya trabajan en la industria militar estadounidense, y en la producción de alimentos. El esfuerzo de guerra y el compromiso es regional.

Naturalmente el tiempo real modifica los escenarios y las condiciones en que los compromisos bilaterales que dan sentido -otra vez- al monroísmo, se establecen. A México y sus habitantes los ven como los cancerberos de su frontera sur; en las condiciones actuales, la corrieron hasta el Usumacinta. Dejemos de lado las suposiciones, las condiciones no las imponemos en casa, nos llegan diseñadas, como sucede desde el Consenso de Washington y la firma del capítulo anterior del TLC hace cinco lustros.

Quien soportará el peso de las consecuencias de lo que ya ocurre y no dejará de suceder, es el México bueno y sabio, engañado por una promesa política que nunca consideró los márgenes en los que puede ejercerse el poder en esta nación, sin ser visto por los ojos de halcón del Salón Oval.

Puede haberse decretado el acto de defunción del neoliberalismo como proyecto de desarrollo para México. Eso no ha ocurrido y tampoco sucederá en el corto plazo, porque los compromisos trilaterales establecidos y los negocios globalizados en funcionamiento, no puede cesar de un momento a otro. A eso vino Christine Lagarde a México, a certificar la inclusión financiera del país en la globalización, como -lo dijo ella durante su intervención en el Senado el miércoles 29 de mayo- medicina en contra de las consecuencias de vivir y padecer El laberinto de la soledad.