“LA DESHONRA PARA LA HOMBRÍA MEXICANA” FABIOLA DÍAZ DE LEÓN ESCUELA DE SEÑORITAS @escdesenoritas #JuevesDeMasColumnas
La fotografía fue tomada por Luis Miguel Bernal en noviembre de 2009. Luis Zapata nombró este archivo como: “Tocayitos Nov. 2009 003.jpg”
Dice desde el 4 de noviembre de 2020 Ricardo Hernández Forcada en sus Redes:
“Monsiváis me contó una historia fascinante en torno al “Vampiro de la Colonia Roma” del grandioso Luis Zapata que hoy nos dejó.
Me dijo que cuando estaba por aparecer el Vampiro, él dirigía el Suplemento de Siempre! “La cultura en México”; y que publicó un adelanto de novela del Vampiro allí.
Y que un día sonó el teléfono de su oficina y le dijo una voz engolada: “Habla José López Portillo”
Y que le contestó “Y yo soy James Dean!” y le colgó a quien creía era un bromista.
Volvió a sonar el teléfono y la misma voz enfurecida le dijo “Habla el presidente de México y quiero decirle que lo que usted publicó es una deshonra a la hombría mexicana y blah, blah, blah…”
Luis Zapata (27 de abril 1951-4 de noviembre de 2020) fue una pluma valiente que abrió paso a la literatura de temática homosexual de los hombres en años en lo que hablar de eso, y más escribirlo, era un acto de profunda valentía y más viniendo de una pluma en primera persona. Parte aguas en el tema de cómo se vivía un homosexual en el México de José López Portillo y la dictadura de partido del PRI
Ser homosexual y escribir una novela de un hombre que se prostituía con hombres era una deshonra a la hombría mexicana para el presidente en turno, pero dar pie a que se conformara el narcoestado que vivimos hasta la fecha permitiendo alianzas con el Cártel de Jalisco comandado por Félix Gallardo y Caro Quintero hasta que explotó la bomba con la muerte del agente de la DEA Kiki Camarena, eso, eso no era una deshonra. Enriquecer a un ínfimo porcentaje con el boom del petróleo, eso tampoco fue una deshonra y, para rematar, tener uno de los cuerpos de servicio secreto y de policía más corruptos de la historia de nuestro país con personajes como Alfredo “El Negro” Durazo y Fernando Gutiérrez Barrios a la cabeza que manipularon a la prensa y a la ley buscando sólo su beneficio personal. Eso tampoco era una deshonra. Pero que un chico de 28 años, Luis Zapata, publicara una novela donde hombres tenían sexo con hombres en el entonces Distrito Federal, eso sí era una deshonra.
A veces la deshonra es un privilegio, Luis Zapata lo fue. Con su pluma brillante y afilada desvela la vida de lo que venía pasando en las noches citadinas desde siempre. Desde que el yerno incómodo de Don Porfirio tenía asistía a fiestas como el Famoso Baile de los 41 a principios del siglo XX y que era por todos sabidos que era un sodomita redomado, hasta el México de finales de los 70 cuando ya la lucha por los derechos de los homosexuales era una presencia latente en marchas y posibles candidaturas a puestos públicos de poder popular como fue la de la legendaria Claudia Hinojosa Corona y Max Mejía.
Corrían años donde en Estados Unidos estaban por despatologizar la homosexualidad pero en México ese dictamen de los hombres de las batas blancas que rigen lo que es sano y lo que no es llegaría hasta 1990. Luis Zapata al atreverse a sacar su novela de “El Vampiro de la Colonia Roma” en 1979 se ponía en la frente un letrero de enfermo mental y en el pecho un blanco para ser el escarnio de todos, desde el presidente hasta el último homófobo mexicano que eran la mayoría – entre ellos muchos homosezuales y bisexuales -.
Los pioneros de la literatura homosexual mexicana fueron Carlos Monsiváis, Nancy Cárdenas y Luis González de Alba, Tenían ya el antecedente de muchísimos artistas que se habían englobado en Los Contemporáneos: Salvador Novo, Xavier Villaurrútia, Manuel Rodríguez Lozano, Abraham Ángel, Carlos Pellicer… pero el mismo Novo, líder de muchos que dan cuna a la “jotería mexicana” no se atrevió a publicar sus devenires homosexuales hasta que murió y fue Carlos Monsiváis por mandato expreso de Novo que publica “La Estatua de Sal” en donde el Cronista de la Ciudad nos deja en primera persona sus ires y venires entre chacales cargadores de la Merced y soldados con el “Marcial acento de su paso…” Habla de figuras como todos sus poetas contemporáneos que fungieron como funcionarios públicos de la SEP del legendario José Vasconcelos y que aunque vivían plenamente su homosexualidad no era un gajo de su identidad pública. Ya Carlos Mosiváis, José Antonio Alcaraz y otros más jóvenes como Tito Vasconcelos se atreven a a hacerlo público y lo viven al máximo.
Para muchos fue Luis Zapata el que les abrió la puerta para vivir la sexualidad de tener sexo entre hombres en el 79 con su libro “El Vampiro de la Colonia Roma” y comienza la visibilidad de todo un sector que ahora es “validado” en las leyes pero que aún en el siglo XXI ya entrado en los 20s sigue viviendo un estigma terrible a nivel social.
Descanse en Paz Luis Zapata Quiroz y descanse el sueño entre efebos y chichifos donde quiera que repose entre las estrellas.