LA NOCHE TRISTE DE AMLO @MARTHAGTZ #Domingueando en @elheraldo_mx

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

El pasado 15 de septiembre ocurrió lo que López Obrador quería evitar a toda costa, que los políticos y los ciudadanos le perdieran el miedo.

El árbol de la noche triste, que se encuentra ubicado en la calzada México-Tacuba en la CDMX, es uno de los símbolos emblemáticos del nacionalismo mexicano. El gran daño que infligió Tenochtitlán a los españoles provocó el llanto del conquistador Hernán Cortés al pie del ahuehuete, desde aquel entonces sirve año con año para recordar el pasado y la oportunidad de revisarlo. Al parecer, un cohetón prendió fuego al árbol en 1980, y lo dejó en el estado en que actualmente se encuentra.

Curiosamente acabamos de pasar el 15 de septiembre, también con cohetones. Sobre la plancha del Zócalo observamos dibujado con luces el territorio nacional con el borde verde, blanco y rojo, al centro una llama atravesada. Irónicamente lo que debía ser una celebración terminó en la conmemoración de un país en llamas.

El Presidente de la República lo manifiesta en voz propia y sus hechos lo demuestran.

Pero ¿qué está pasando detrás de esto? ¿En dónde están las señales? ¿Qué es lo que le preocupa al gobernante?

La noche del 15 de septiembre innegablemente fue una de las noches más tristes en la vida de Andrés Manuel López Obrador. Sus lágrimas contenidas y la preocupación que transmite, nos recuerdan la noche del “conquistador” caído. Una verdadera mortificación para el país…

Porque después de la forma en que llegó al poder, con las expectativas que generó, las promesas que presentó y la euforia de haber logrado lo que parecía imposible después de insistir durante 18 largos años. Esa noche, solo, parado frente a un Zócalo vacío, con el país en el peor momento por la pandemia, la economía cayéndose a pedazos, cientos de miles de muertos, y tantos frentes abiertos por flagelo propio, al Presidente de la República terminó por vencerlo el escenario y ya no pudo seguir simulando, con mayor frecuencia él y su esposa se muestran enfadados y la sonrisa se les ha vuelto una mueca. Todos los signos de un derrotado.

Sin embargo, para intentar mantener una imagen positiva en el inconsciente popular y detonar a toda su red de comunicación, al día siguiente, ocho meses antes de que arranque la elección, el propio líder tuvo que afirmar que tiene 70% de percepción positiva. Su alumna en la Ciudad de México para seguirle el paso, días después sostuvo que ella tiene 68%. Inverosímil.

Sobre todo, cuando Sheinbaum, en evidente desesperación presentó lo que jamás se habían atrevido ese PRI y PAN que tanto aborrecen: una estrategia de 188 millones de pesos exclusivamente para pagar a operadores de elecciones. A través de un programa de empleo temporal que le denominaron “Mejorando Nuestra Casa” donde la Jefa de Gobierno nombra literalmente a los beneficiarios: Facilitador A, con sueldo de 15,000 pesos, Facilitador B, con sueldo de 9,500 pesos, Facilitador D, con sueldo de 7,500 pesos, y Facilitador E, con sueldo de 4,000 pesos, a unos meses de arrancar la elección, la nueva forma de entablar con la ciudadanía la transformación política.

Santa Lucía, Dos Bocas, la estafa-rifa del avión presidencial, los conservadores, las masacres de las que se mofa, la persecución de SHCP y la UIF, Rosario Robles, Lozoya, Morena sus impresentables legisladores y su proceso interno, y lo que faltaba… la derrota de Trump, la venganza (que ya se comienza a sentir) de Biden hacia AMLO, el repunte del COVID-19, etc.

El pasado 15 de septiembre ocurrió lo que Andrés Manuel López Obrador quería evitar a toda costa, que los políticos y los ciudadanos le perdieran el miedo. Y ahora van por él. Como una incesante gota de agua, poco a poco, hasta que finalmente ocurra lo inevitable. La noche 15 de septiembre de 2020, pasó a la historia, y AMLO intentará que no sea la de su noche triste.

Sobre todo, porque esos 30 millones de votos que tanto presume ya no existen. Jamás regresarán. Hoy, bajo distintos análisis que detallaré próximamente ya no tiene el apoyo ni de 15 millones, y su tendencia es a la baja, por una sola razón. No ha gobernado para ellos, ni ha presentado una sola política pública que siquiera medianamente los aborde.

Llore Presidente, llore. Porque por más que lo niegue, el daño está hecho y fue autoprovocado.

POR MARTHA GUTIÉRREZ
ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ