LA TRAGEDIA DE LAS ENCUESTAS @MARTHAGTZ #Domingueando

COLUMNA, NACIONAL, POLÍTICA

En teoría, las encuestas no son otra cosa que un método de investigación para obtener información.

Sin embargo, como casi todo lo que sucede en nuestro país, las encuestas están en una profunda crisis. Crisis provocada por los propios actores principales, las casas encuestadoras y sus directores o voceros. Hoy, no existe una sola confiable, seria y mucho menos neutral.

Tal como le ha ocurrido a los partidos políticos, televisión, radio y comentaristas, fueron creando y modelando un sistema acorde a sus necesidades, invirtiendo la lógica de la ciencia. Sí, la lógica del resultado de un conocimiento determinado, por una lógica y narrativa modificada para identificar el resultado y pretender ajustar la lógica y procedimientos a dicho resultado.

Desde hace cuándo menos 20 años, las encuestas han intentado convertirse en una parte fundamental del juego político, y por ende los beneficios que se encuentran en juego al obtener el poder.

Pero lo que ocurre en estos momentos es ya excesivo, ofensivo y absurdo.

Las encuestadoras sustituyeron a los estudiosos de las ciencias políticas, comentaristas experimentados, intelectuales o conocedores de la realidad. Hoy, ser encuestador (además de ser parte de la contienda) significa ser juez. Los dueños de la verdad. Por ejemplo las encuestas de El Financiero, Mitofsky, GEA/ISA, y ni que decir de las encuestas de facebook de Federico Arreola, hasta las neo encuestas telefónicas de Media Solutions son poco confiables.

Particularmente llama la atención la última encuesta publicada en El Universal el 25 de mayo dónde combina 3 “métodos”: llamada a teléfono celular automática (250 personas), encuesta trimestral al Presidente de la República (sin mayores datos) y una encuesta nacional a 500 personas (sin dato alguno) para afirmar que AMLO tiene alrededor del 60% de aprobación.

En un contexto del país en quiebra económica de facto, de desastre en la atención al COVID-19, y de una irresponsabilidad criminal al reabrir el tránsito de PERSONAS y con ello el riesgo de provocar la muerte a miles de ellas, es simplemente inverosímil. Un verdadero galimatías, con tal de justificar una postura política.

La percepción que no es percepción real, sino opinión simulada en percepción que pretende afectar la verdadera percepción ciudadana. Total, estofado de mentiras y confusión. Tal parece que buscan contratos públicos y hacen lo que sea para obtenerlo. Un modelo fallido.

Por ello, hace años se inició una vaga y mínima regulación.

Si este gobierno de verdad pretende modificar las reglas para bien de los ciudadanos, o eso dice, debería probarlo ajustando una de esas realidades paralelas a la norma y de una vez por todas definir los principios, alcances y límites.

¿O este gobierno sólo ataca cuándo lo que escucha no le conviene? Es pregunta.

POR MARTHA GUTIÉRREZ

ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA

@MARTHAGTZ