LAMENTA UNAM MUERTE DE DOS GRANDES INVESTIGADORES EMÉRITOS : RODRÍGUEZ PRAMPOLINI Y XIRAU
CIUDAD DE MEXICO .- La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) perdió a dos de sus grandes investigadores eméritos; se trata de Ida Rodríguez Prampolini, del Instituto de Investigaciones Estéticas, y de Ramón Xirau Subías, del Instituto de Invesigaciones Filosóficas.
Ida Rodríguez Prampolini falleció ayer a los 92 años de edad, originaria de Veracruz, entidad donde desarrolló una destacada labor como impulsora de la cultura; su trabajo de investigación es considerado fundamental en el estudio del arte contemporáneo mexicano.
En opinión de Renato González Melo, titular del IIE, “Rodríguez Prampolini es una figura crucial: profesora destacada del cuerpo docente de la Facultad de Filosofía y Letras, formadora de numerosos estudiantes e historiadores del arte.
“Crítica de arte en el México de la segunda mitad del siglo XX. En el ámbito académico se considera que renovó significativamente campos completos de investigación en la historia del arte y fue constructora de instituciones; es el caso de su intervención en el Instituto Veracruzano de la Cultura (Ivec), entre otras dependencias formadoras y divulgadoras del arte”, dijo.
Respecto de sus estudios favoritos sobre pintores, González Melo señaló: “en los últimos años estuvo cerca a Pedro Friedeberg, aunque la lista de los artistas en los que se interesó y de los que escribió es larga, por ejemplo los muralistas Juan O’ Gorman, José Luis Cuevas, Luis Nishizawa o Francisco Zúñiga.
“Recientemente se publicó una compilación de sus textos de crítica y en una de las últimas ocasiones que hablé con ella me sugirió organizar una presentación. Estaba muy contenta y pensó hacerla en La Habana, para lo cual quería que todos nos fuéramos en barco, partiendo desde la costa de Yucatán. Eso fue hace unas cuantas semanas, lo que habla de su gran vitalidad”.
Entre los reconocimientos que la universitaria recibió están: el grado de investigadora emérita del Sistema Nacional de Investigadores, en 1999; el doctorado honoris causa por la Universidad Veracruzana, en 2003; la Medalla de Oro Bellas Artes; y la Medalla Adolfo Ruiz Cortines del Congreso del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, en 2009, entre otros.
También ayer, la comunidad universitaria se consternó con la noticia del deceso de Ramón Xirau Subías y en su espacio natural de labor, las reacciones fueron emotivas.
Pedro Stepanenko Gutiérrez, director del IIFs, lamentó la ausencia del académico, figura central en la divulgación de la filosofía en México.
El también filósofo consideró que, en algún sentido, las nuevas generaciones de mexicanos aprendieron filosofía con su libro Introducción al estudio de la filosofía. “Es el texto con el que se estableció el primer contacto con esa disciplina.
Ramón Xirau poseía una pluma excelente, así que escribió muchos libros; todos los temas que tocó son sensibles a la vida de las personas. Su trabajo no es sobre tópicos áridos o abstractos, como los hay en filosofía de lógica o metafísica teórica. Los que trabajó es cercanos a la vida de las personas”, como “Palabra y silencio y El tiempo vivido. Acerca de estar”.
Por otro lado, continuó Stepanenko Gutiérrez, surge su faceta como poeta, en la que había “un lado íntimo, de introspección. Nunca escribió poesía en español, siempre lo hizo en catalán, y es una muestra de cómo la poesía era un espacio íntimo que lo llevaba a su infancia.
“Lo extrañaremos; siempre va ocupar un lugar importante en el país, en la Universidad y en nuestro Instituto”.
Xirau Subías vivió desde muy joven los sobresaltos de la Guerra Civil Española. Se separó de sus padres en 1938 y fue hasta febrero del siguiente año que se volvió a reunir con ellos para partir a México, donde llegaron en marzo.
Posteriormente, su padre se incorporó como maestro en la Facultad de Filosofía y Letras, en el viejo edificio de Mascarones, en donde el joven Ramón estudió la licenciatura en Filosofía para continuar con la maestría, y más tarde el doctorado.
Su trayectoria le permitió incorporarse como investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas, en el que fue reconocido como emérito. También fue distinguido como miembro del Sistema Nacional de Investigadores y de El Colegio Nacional, así como integrante del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República.